El circo como una instancia transformadora

0
1144
Imagen de la primera convocatoria realizada por “Circuri” para dar a conocer el proyecto.

“Circuri”. Tres artistas circenses están con todo su entusiasmo y pasión dando vida a una instancia que hará historia en Curicó. El municipio se ha hecho parte a través de la Corporación Cultural.

CURICÓ. Paola, Bastián y Pablo, están emocionados e inmensamente entusiasmados. Están contando los días para que se lleve a cabo un proyecto que marcará un antes y un después, en el mundo artístico circense en Curicó.
Se trata de “Circuri”, proyecto adjudicado por la Municipalidad a través de la Corporación Cultural y que responde a un concepto social, de aporte a la comunidad a través del arte cobijado en una carpa.
El malabarismo, la risa, los colores, la magia de los payasos. En fin. El mundo maravilloso del circo llevado a quien quiera aprender de esta manifestación artística, que tantos momentos bellos ha hecho vivir a gente de todo el mundo.

ABRIR PUERTAS
Paola Barbato Maturana, payasa; Bastián Obando Parra, actor y payaso y Pablo San Martín Negrete, malabarista, son los cerebros de esta hermosa iniciativa, que tuvo eco en la postulación de un proyecto presentado por la Corporación Cultural, que espera abrir las puertas para distintas vinculaciones donde el resultado final sea llegar a la comunidad.
Ya han sostenido reuniones con el alcalde de Curicó, Javier Muñoz, quien está al tanto de los pasos de “Circuri” y quien además, ha comprometido su pleno respaldo a la implementación y desarrollo del proyecto. 

CAMBIAR PERSPECTIVA
“A nosotros nos mueve el circo”, es una de las primeras frases de Paola Barbato cuando nos reunimos a hablar de “Circuri”.
Paola conoció a Bastián en un encuentro realizado en el Colegio Rauquén y a Pablo lo conocía hacía varios años, “es uno de los mejores exponentes del malabar”, dice sobre su compañero.
Afirman que el arte que cultivan es una forma de vida más que un trabajo y esa pasión, es lo que esperan transmitir cuando “Circuri” comience a funcionar definitivamente, se espera a fines de abril, cuando llegue la carpa.
Uno de los objetivos del trabajo realizado por ellos, fue cambiar la perspectiva que se tiene en el arte en los semáforos y esquinas, que la gente tenga otra visión de estos artistas, que logre identificarse con las familias como un punto de encuentro y entretención.

PERDURAR
“La idea es repensar el circo en este territorio como una experiencia transformadora, como un elemento que viene a servir a la sociedad. Genera cambios sociales, reinserción social en las iglesias. Entonces el circo es utilizado como una escuela, como un espacio de circo social donde esta disciplina te hace tomar distancia de lo banal y concentrarte en tu trabajo circense, para que te des cuenta que puedes vivir de esto o puede ser una gran experiencia”, argumenta Bastián Obando.
Se espera que en la carpa de “Circuri”, quienes asistan -tanto artistas como ciudadanía en general- reciban guía en dos líneas: Programación y Formación. Esta última se divide a su vez en: Clown, Aéreo y Malabarismo.
Al final del proyecto adjudicado se presentará una gala con todo lo aprendido. No obstante, la idea es que “Circuri” perdure y se mantenga funcionando independientemente.

FUERZA
Los tres artistas aventuran que en un futuro este circo social podría itinerar o también trabajar con colegios, en el intento de acercar el circo a la comunidad.
“El proyecto no está pensado solo para quienes hacen circo, sino también para la comunidad. Porque el objetivo del circo social no es que uno aprenda a hacer malabarismo ni trapecio, sino que hay personas que vendrán a jugar, a aprender, personas que tal vez no tienen la habilidad o no les llama la atención el malabarismo, pero pueden ser un excelente productor de audio, de luces o un presentador. El circo busca eso: integrar”, señala Pablo.
El concepto de “circo social” nace hace unos 15 años en Chile. Ya venía practicándose en Europa y Canadá por ejemplo.
Surge del circo tradicional y tiene como principal objetivo lograr, por ejemplo, positivas transformaciones en jóvenes en situación de riesgo.
Actualmente ha cobrado mucha fuerza en el país y “Circuri” es parte del movimiento. “El circo ha tomado mucha fuerza en Chile desde esta mirada social. Porque se ha insertado en lugares súper intensos, donde se han empezado a ver grandes resultados”, dice Bastián, añadiendo que también es un proceso de sanidad mental y de integración, a nivel familiar, por ejemplo.

GESTORES
“Para mí ha sido una transformación, crecimiento, ver el circo desde otra mirada, aprender lo que es circo social, porque hay que estudiarlo. Hay libros para estudiarlo. Como payasa y artistas curicana, estoy feliz de ser parte de Circuri, un proyecto que será algo nunca antes visto en Curicó y que marcará. Ahora seremos los gestores, pero esto tiene que crecer y debe tener para rato. Debe quedar en la mente de cada una de las personas que pasarán por el circo, que no es solo ahora, un año de proyecto, ojalá dure toda la vida. Me encantaría verme con 50 años y ver el circo aún funcionando”, dice una emocionada Paola.
La payasa, quien por estos días realiza un hermoso trabajo con su personaje en una clínica curicana, relata que este proyecto le ha ayudado a sobrellevar un momento difícil en su vida y en medio de ese entusiasmo, afirma que el proyecto “será algo explosivo para Curicó”.

NECESIDAD
Cuando niño, Bastián le robaba un pijama a cuadros a su papá. Se colocaba unos suspensores y actuaba como payaso.
“Este circo es una oportunidad. Observando a la Humanidad, hoy existe una gran necesidad de reír y tras la pandemia, una necesidad de sanidad mental. Hay que hacer cosas para que a uno lo recuerden”.

Pablo San Martín, Paola Barbato y Bastián Obando.