La fe religiosa “puertas adentro”

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Prácticamente no ha habido actividad humana que no se haya visto alterada y perturbada por la crisis sanitaria del Coronavirus y muy en particular, aquellas acciones que comprometen a grupos de varias personas simultáneamente.
Los efectos más adversos y lamentados fueron aquellos que generaron quiebres laborales y sus dramáticos perjuicios para miles de familias.
El área educacional, en todos sus niveles también vio roto su valioso rol formativo y así tantos otros ámbitos que exigen y precisan acciones plurales y “de conjunto”.
Las distintas corrientes religiosas no quedaron al margen de las obligadas restricciones derivadas de estrictas y severas medidas de prevención y seguridad sanitaria y fue así como los cultos, misas y celebraciones habituales, quedaron suspendidas y las catedrales, templos y hasta humildes capillas han permanecido vacías.
Esto derivó asimismo en la falta del acostumbrado apoyo que las iglesias y las comunidades eclesiales de base reciben periódicamente y, por estos días, se ha producido una controversia que ha ocupado la agenda de los medios de comunicación y las redes sociales.
Todo comenzó con las recientes declaraciones del obispo de Magallanes, Bernardo Bastres, quien desempeña su labor religiosa en una iglesia de Punta Arenas, causando revuelo en redes sociales luego que hiciera un llamado a no cumplir las normas impuestas por el Gobierno debido a la pandemia de Covid-19.
En el párrafo pertinente y más cuestionado, el obispo dijo: “Como ya hemos visto y escuchado, siguiendo con la responsabilidad que hemos llevado hasta el día de hoy, en lo que se refiere a los aforos y las medidas sanitarias, me parece que podemos continuar tranquilamente con nuestra eucaristía en la semana”.

Poco después de los dichos del jefe religioso surgió una inédita reacción del Gobierno, anunciando un último cambio en el plan “Paso a Paso”, el cual permite que las iglesias puedan realizar reuniones religiosas en Transición, con un tope de 20 personas en lugares abiertos y un máximo de 10 en espacios cerrados.

Cada comunidad parroquial debería vivir su fe religiosa como mejor les acomode -ya sea puertas afuera o adentro-, sin excluir la posibilidad de recibir transmisiones de misas “online” y que se han estado haciendo muy populares.