Museo Histórico para Curicó: Un gran desafío pendiente

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Esta es la gruta de San Francisco, donde comienzan las dependencias del convento franciscano, que podría albergar un museo histórico.

Antigua aspiración. Desde hace muchos años, diario La Prensa ha estado destacando la necesidad de contar con un espacio, que permita preservar la riqueza histórica de nuestra tierra en sus diferentes ámbitos.

CURICÓ. Si bien la aspiración de instalar en Curicó un museo histórico es de larga data, a la fecha no se ha concretado ninguna idea de tal naturaleza, quizás porque no ha existido un proyecto realista, con amplia participación ciudadana, o bien porque no ha existido una real voluntad.
Pero luego de ver cómo se pierde parte importante de nuestro patrimonio arquitectónico y se le resta trascendencia a muchas efemérides que han sido parte de nuestras tradiciones históricas, creemos que es hora de comenzar a rescatarlas del amenazante olvido.
Desde hace muchos años, diario La Prensa ha estado destacando la necesidad de contar con un espacio, que permita preservar la riqueza histórica de nuestra tierra en sus diferentes ámbitos, donde además de mostrar los hechos bélicos en los que intervinieron curicanos, también, por qué no, estén presentes los restos arqueológicos del Cementero Indígena de Tutuquén, la vida de personajes que han aportado a las artes y la cultura, como también en lo político, social, educacional, religioso y deportivo de esta tierra.
Ya son varias las ciudades y organizaciones de la Región del Maule que cuentan con recintos para preservar su historia, costumbres y tradiciones, entre las que se cuenta la Corporación Raíces de Fuego y el Museo del Agua Bullileo de Parral, el Museo O’Higginiano de Talca, el Museo de Arte y Artesanía de Linares y el Museo Histórico de Yerbas Buenas.
En Curicó, esta aspiración comienza a fortalecerse, más aún cuando connotadas figuras del quehacer curicano han comenzado a publicar su deseo de trabajar en la creación de un Museo Histórico, entre los que se cuenta Jorge Boudón Pérez de la Fundación Educacional Luis Cuz Martínez, Adolfo González Fuenzalida de la Corporación Cultural y el concejal Raimundo Canquil Vargas, a quienes seguramente se agregarán otros, lo que abre un luminoso sendero de esperanzas. 

ASPIRACIÓN CON HISTORIA
Comenzamos diciendo que ya en 1942, cuando se preparaba la celebración del Bicentenario de la ciudad de Curicó, nace el fuerte deseo de un grupo de curicanos de hacer realidad una aspiración, que crecía con fuerza en el seno de las instituciones más representativas de la comunidad.
En esta idea, trabajada hasta el año siguiente, con motivo de los 200 años de la ciudad por la comisión de Historia, Literatura y Arte encargada del Museo Histórico, encabezada por el intendente y alcalde de la época, comienza a dar los primeros frutos con el montaje de una exposición de gran envergadura.
El objetivo de esta comisión, era primeramente recibir objetos en calidad de préstamo o de donación, pertenecientes al acontecer curicano de los siglos XVIII y XIX, clasificándolos en primera instancia en armas, muebles, trajes, alfarería, arqueología indígena, arte religioso colonial.
También esperaban recibir objetos de la vida agrícola y costumbres coloniales como aperos de montar, documentos históricos, fotografías, copias de escrituras, banderas, estandartes de antiguas instituciones y escudos de linaje familiar.
Además, comprometían la creación de un Libro de Oro, que contendría los nombres de los donantes con los aspectos más importantes de sus vidas, iniciativa de incentivo que podría volver a tener vigencia.

PRIMERAS DONACIONES
En los archivos de diario La Prensa, figuran en octubre de 1943, las primeras donaciones para este Museo Histórico, que comenzaría a funcionar en la reciente Casa Municipal y que sería la base de un centro cultural de mayores proporciones, donde quedara para las futuras generaciones el patrimonio histórico curicano.
Entre las donaciones que se recibieron en esta oportunidad y que fueron evaluadas con seguro comprometido destacan: Hortensia Alexandre de Rocka con el cuadro de doña Mónica Donoso firmando la escritura de donación de tierras para fundar la ciudad de Curicó, Héctor Aravena González con el óleo de don Lorenzo de Labra, el Centro Hijos de Curicó en Santiago, donó un óleo del artista Héctor Aravena, que podría ser el que representa el caserío de la vieja villa de Curicó.
También destaca diario La Prensa del año 1943, la donación de doña Susana Urzúa Cruzat consistente en brasero colonial esculpido, doña Ana Echaurren con un sillón del siglo XVII que había pertenecido a una antigua familia curicana y don Luis Aravena, que regaló un cetro indígena tallado en piedra.
En mayo de 1949 la revista “Curicó Magazine” destacaba los esfuerzos que se hacían para hacer realidad esta aspiración curicana y para lo cual el historiador e investigador histórico, brillante intelectual y académico nacido en Talca, Guillermo Feliú Cruz, se refería al tema en una interesante charla motivacional en Curicó, donde se proponía que la municipalidad creara un organismo encargado de materializar la idea de un museo para Curicó, lo que al final quedó nuevamente en el olvido…pero nunca es tarde para volver a comenzar.  

CONVENTO FRANCISCANO
Otro intento se dio antes del terremoto del 2010, cuando un grupo de amantes de la historia, encabezados por María Subiabre Luco, donde también estuvo participando diario La Prensa, buscó hacer del convento franciscano la sede de un posible museo histórico.
Esta propuesta de ocupar las dependencias que se salvaron del terremoto, donde funcionó la comunidad de los frailes franciscanos, sigue teniendo vigencia, dado que ahí aún sigue viva   la historia curicana con sus patios coloniales y antiguas dependencias de la Escuela San Antonio, idea que cobraría mayor vigencia con la restauración del templo. Si es así, podría volver a su casa la imagen de la Virgen de la Velilla, traída en 1734 desde España a la iglesia por el Maestre de Campo don Manuel Díaz Fernández, gran benefactor del templo y el convento. Actualmente la imagen se encuentra en dependencias del convento franciscano de Recoleta en Santiago, junto a un sinnúmero de archivos con los nombres de los primeros pobladores curicanos.
Este lugar, tiene un valor cultural e histórico de proporciones, tal como lo han difundido los diversos historiadores que ha tenido Curicó, dado que en los claustros del convento se organizó la sección curicana Dragones de la Patria, que tuvo valiente participación en la lucha de la emancipación chilena, como también fue usado para cobijar las tropas patriotas para reorganizarse luego de la derrota en Maipú.
En los años 60, don Jaime Bedós Marcet, encabeza un proyecto del Cuerpo de Bomberos, destinado a formar un Museo Histórico, iniciativa que dio frutos con la recopilación de innumerables objetos y pinturas del quehacer bomberil y ciudadano, objetivo que resultó exitoso, pero que con el tiempo se fue diluyendo, con muchos objetos que ya no están en el inventario original, pero que podrían rescatarse para integrarse al futuro edificio de la historia curicana. 

La iglesia San Francisco, es un verdadero “museo in situ”, con una plaza que guarda recuerdos coloniales en las casas más que centenarias de su alrededor.