Sacándole “brillo” a los curicanos durante generaciones

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Este negocio siempre ha mantenido una fiel clientela.

Histórico lustrabotas. Instalado en plena Plaza de Armas, Luis Marcelo siguió con el oficio de su padre.

CURICÓ. Cuando uno pasa por la Plaza de Armas, uno de los personajes tradicionales que se pueden encontrar es Luis Marcelo Albornoz Solís, quien lleva instalado en ese lugar hace ocho años, tras la muerte de su padre, de quien heredó este importante oficio que se mantiene a pesar de los años. “Él estuvo más de 42 años acá lustrando calzados” recordó.
Este hombre está desde temprano en ese punto neurálgico de la ciudad y aseguró que tiene muy buenos clientes, incluso, extranjeros.
Luis Albornoz se siente feliz realizando este oficio, el que aseguró que está poco a poco desapareciendo. “Está en vías de extinción, pero lo encuentran maravilloso y (los ciudadanos foráneos) se han llevado fotitos para sus casas para tenerlas de recuerdo y eso me enorgullece a mí y, obviamente, por mi padre”, acotó.
En el período que lleva en la Plaza de Armas, este trabajador ha conocido bastante a los curicanos, pues la atención va con una conversación gratis. “Son muy buena onda. Aquí pasa del alcalde hacia abajo. Se atienden políticos de distintos colores, empresarios y gente común y corriente. Todos cuentan sus historias y uno pasa a ser como un psicólogo”, dijo entre risas.

Luis siguió el legado de su padre.

VARIADOS TEMAS
Este tradicional lustrabotas curicano contó que en el día a día se entera de muchas cosas que pasan en la ciudad. “Se habla de política, deportes, lo que pasó el día anterior, etc.”, acotó. Tomando en cuenta esa relación amena con los clientes, precisó que el curicano es “muy alegre y buena persona, nada que decir. Yo creo que el chileno en sí es alegre”. Cuenta con orgullo que el negocio sigue caminando sin problemas gracias a la labor de su papá. “Ya estaba hecha la clientela, yo solamente seguí el legado, siendo prudente, caballero, porque aquí pasan damas también”, indicó. Luis Albornoz recordó que ha visto pasar a familias completas por su lustrín. “Han pasado hijos que los papás los trajeron. Los atendió mi papá y a la nueva generación la lustró yo”, manifestó. Se ha ido de generación en generación”, contó orgulloso.