El de colon es el quinto tipo de cáncer más común en Chile con mil muertes en el año

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Evolución. Esta enfermedad aumentó más de 20% entre los años 2000 y 2016. Respecto a las cifras nacionales, en el Maule las tasas son sustancialmente mayores. Expertas entregan recomendaciones para prevenirlo.

TALCA. Chile ha experimentado un incremento en las tasas de mortalidad por cáncer de colon en las últimas décadas, de acuerdo a cifras que maneja la académica del Departamento de Salud Pública de la Universidad de Talca, Macarena Said.
En el 2012 se registraron dos mil 417 casos nuevos de cáncer de colon, recto y ano en ambos sexos, lo que se corrobora con un reporte de mortalidad del 2016 que calculó una Tasa Anual de Mortalidad de 7,19 por 100 mil habitantes para el cáncer de colon y 1,99 por 100 mil para el cáncer de recto.
“Es preocupante la evolución de estas cifras en ambos cánceres, ya que aumentó más de 20% entre los años 2000 y 2016. Asimismo, existen diferencias en cuanto a su distribución regional, por ejemplo, en la Región del Maule las tasas son sustancialmente mayores, alcanzando un 8,6 por 100 mil habitantes, superior al promedio nacional”, explicó.
La especialista agregó que Chile aún está lejos de alcanzar la magnitud que representa para los países desarrollados, sin embargo, dijo que el incremento de las tasas de mortalidad en los últimos años genera grandes costos para el sistema, por lo que el Minsal, desde el año 2013, ha debido asegurar el financiamiento del diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad a través de las Garantías Explícitas en Salud.

RIESGO
Said señaló que entre los factores de riesgo se encuentra la edad, la dieta y estilo de vida de las personas, además de factores genéticos.
“La edad es el factor que más influye, puesto que la mayor incidencia ocurre entre los 65 y 80 años; además, está el consumo de dieta pobre en fibra, frutas y verduras y rica en grasas animales, carnes rojas y alimentos procesados que constituyen un factor de riesgo, ya que promueve la secreción de ácidos biliares, la formación de cetoesteroides y cambios en la flora intestinal, que llevan a la aparición de sustancias potencialmente carcinogénicas”, planteó.
La académica añadió que, junto con esto, el alcohol, el tabaco, la obesidad y la inactividad física, se asocian con el aumento del riesgo de este mal.
Lo positivo, eso sí, es que en etapas tempranas “este cáncer puede ser detectado y tratado hasta con un 100% de curación. A medida que el tumor avanza e invade el colon en profundidad, aparece el riesgo de implantes o metástasis ganglionares y en otros órganos, como hígado y pulmón, lo que significa que haya menos posibilidades de curar al paciente”, expresó. 

ALIMENTACIÓN
Por su parte, la docente de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Talca, Ángela Sánchez, explicó que “si bien el cáncer de colon es una enfermedad multifactorial, la dieta es una determinante conocida de la salud”.
Indicó que diversos estudios han documentado una correlación entre el aumento de la incidencia de cáncer de colon con un alto consumo de carnes rojas, como vacuno, cordero, cerdo y viseras; carnes procesadas o embutidos y ahumadas, azúcares, harinas refinadas, como pan blanco y productos de pastelería, y alimentos sometidos a altas temperatura, como son las frituras, sumado a esto el bajo consumo de fibra dietética.
“Estos alimentos favorecen la inflamación y la transformación maligna de las células epiteliales del colon, promoviendo la carcinogénesis colónica”, precisó.
Por ello, la especialista hizo un llamado a las personas a tener una dieta más saludable. “Diversos estudios han observados reducciones significativas en la aparición del cáncer de colon manteniendo una dieta baja en carnes rojas y procesadas, alta en fibra dietética como cereales integrales, frutas, verduras, además del consumo de alimentos que contengas ácidos grasos Omega 3 que están presentes en el pescado, frutos secos y aceites vegetales, como canola, soya y linaza”, enumeró.
Sánchez detalló que, el consumo regular de fibra dietética presente en frutas, verduras y cereales integrales, ha demostrado reducir el riesgo de cáncer colorrectal. A esto se suman otros alimentos con componentes bioactivos que ejercen efecto quimioprotector y actividad antioxidante, como el cacao o chocolate con alto nivel de pureza, aceite de oliva, legumbres y granos enteros, ajo, coliflor, espárragos, cebollas, tomates, berenjenas, pimientos, frutos secos, berries, maqui, té verde y negro, zanahoria, huevo, tomate, naranja, salmón, lácteos en general, verduras de hoja verde y frutas cítricas.
Otro alimento favorecedor es la cúrcuma, que tiene propiedades quimioprotectoras, capaz de inhibir la proliferación celular, invasión, migración, angiogénesis y la inflamación.
“La dieta mediterránea es recomendada debido a que aporta variedad y calidad nutricional, basada principalmente en frutas, verduras, cereales integrales, pescados y carnes blancas, limitando el consumo de carnes rojas a no más de una o dos veces por semana”, puntualizó Sánchez.