Análisis. Hablar frente a una cámara, buscar información en internet, discriminar contenidos, además de trabajar de manera individual y autorregulada, son algunas de las competencias que los jóvenes fortalecieron en pandemia.
TALCA. Tras dos años de pandemia con clases virtuales y ya de regreso a la presencialidad, los estudiantes chilenos reforzaron algunas de sus competencias de aprendizaje relacionadas con el mundo digital. Hablar frente a una cámara, buscar información en internet, discriminar contenidos, trabajar de manera individual y autorregularse en horarios y cumplimiento de tareas, fueron algunas de las capacidades adquiridas, de acuerdo al decano de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Talca, Cristián Rojas.
Según el especialista, estas habilidades digitales ya existían previo a la pandemia, ya que muchos de los estudiantes las habían desarrollado de manera natural, pero durante los dos años de encierro, se transformaron en capacidades centrales, que les permitieron seguir aprendiendo y rindiendo frente al sistema escolar en marcha.
“Los alumnos y alumnas se adaptaron, unos con mayor rapidez que otros, y debieron en pocas semanas pasar del paradigma de la presencialidad al de la virtualidad, apoyados por las nuevas tecnologías de la información. La mayoría ya las utilizaba con fines sociales y lúdicos, pero fue durante la pandemia que nuestros estudiantes lograron ampliar su dominio tecnológico con fines más pedagógicos”, sostuvo.
MANERA FORMAL
Rojas precisó que, hasta antes de la pandemia era usual que las clases fomentaran el trabajo grupal en sala y la red virtual fuera utilizada informalmente. Pero hoy, “este método se transformó en una manera formal de accionar, donde a cada compañero le corresponde buscar una parte de la información y redactar o desarrollar un segmento del trabajo. Todo eso, con estudiantes conectados de manera sincrónica, al igual que en los procesos informales”.
El decano explicó que, desde el punto de vista de la psicología del aprendizaje, otra competencia que desarrollaron fue la de atender a los contenidos que veían en la pantalla del computador con menos sentidos comprometidos, exigiendo fortalecer su atención ejecutiva y su capacidad de inhibir información del entorno, como, por ejemplo, los mensajes online de sus pares o el ruido de su casa.
EQUIDAD
Un aspecto importante considerar, de acuerdo a Rojas, es que la cobertura tecnológica aún no es equitativa en todo el país. “Existe todavía un desigual acceso a la tecnología educativa, lo que significa que estamos generando desigualdad y discriminación entre los alumnos de clases acomodadas y estudiantes de menores recursos o de sectores rurales. Mientras exista esa brecha de acceso, Chile no puede decir que es un país desarrollado o con igualdad de oportunidades entre sus niños y niñas”, afirmó.
“Este regreso a clases es sin duda distinto, porque los dos últimos años han sido con mucha tecnología y poca presencialidad”, acotó el experto, quien recordó que el ser humano desarrolla un conjunto de competencias agrupadas en las llamadas “funciones ejecutivas”, y que trabajan de manera complementaria, como la memoria, la atención y la planificación, que se van desplegando de acuerdo a los distintos contextos y desafíos.
“Durante las vacaciones, los niños y niñas priorizaron las funciones psicomotoras, el moverse, jugar, andar en bicicleta, y también las relaciones socioafectivas que se enriquecieron en contacto con sus pares. En el colegio, en cambio, el vínculo es más normativo y fortalece otros aspectos de la personalidad, como la atención y la autorregulación de los impulsos”, explicó el doctor en Psicología Cognitiva.
“No hay que olvidarse que tanto las competencias cognitivas como las socioemocionales son necesarias y complementarias entre sí”, afirmó.