Relatan presente de quienes también fueron heridos a bala la noche del crimen de José Miguel Uribe

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Mañana viernes a las 09:30 horas se dará a conocer el veredicto del juicio en contra de Francisco Fuenzalida Calvo. Ministerio Público solicitó más de 25 años de cárcel por homicidio consumado y frustrado, además de tenencia ilegal de arma de fuego y daños (imagen de archivo).

Se trata de tres personas, una de las cuales incluso reconoce que ha intentado quitarse la vida ante la frustración que le genera tener que enfrentar las secuelas ligadas a dicha lesión. Testimonios fueron dados a conocer durante los alegatos de clausura del juicio que se lleva a cabo en contra de Francisco Fuenzalida Calvo.

 

CURICÓ. El fiscal jefe de Curicó, Miguel Gajardo dio a conocer la actual situación por la que atraviesan las otras personas que también resultaron heridas a bala la noche del crimen de José Miguel Uribe. Tales antecedentes fueron expuestos durante los alegatos de clausura del juicio de carácter oral que se está llevando a cabo en contra de Francisco Fuenzalida Calvo, a quien se le sindica precisamente como la persona que la noche del 21 de octubre del 2019, mientras conducía una camioneta, utilizó un arma de fuego hiriendo a cuatro personas. En el caso del joven José Miguel Uribe, dicho ataque tuvo un fatal desenlace.

CAMIONETA
Cabe recordar que tales incidentes ocurrieron en el contexto del denominado “Estallido Social”, cuando el único imputado de la citada causa salió desde su domicilio en dirección a la alameda Manso de Velasco.
Gajardo indicó que diversos testigos vieron circular a Fuenzalida Calvo en su camioneta “de color rojo” por algunas arterias de Curicó, en particular, por el sector de la alameda Manso de Velasco, lugar donde, con una pistola, efectuó disparos a las personas que se encontraban circulando, reunidas en gran número debido a las manifestaciones sociales que se habían generado en esos días. Respecto a los lesionados corresponden a Nicolás Espinoza Rojas, Miguel Ayala Salinas y Ricardo Solís Opazo. Tras ello, el ahora imputado se trasladó hacia la Ruta 5 Sur, donde siguió realizando “dicha dinámica”, con el resultado ya sabido.

NICOLÁS ESPINOZA
A la fecha de los hechos, Nicolás Espinoza Rojas era un joven estudiante de 22 años, que a eso de las 22:00 horas del 21 de octubre del 2019 se encontraba en la alameda Manso de Velasco, en el sector de calle Merced, mirando la situación que estaba ocurriendo en el supermercado Unimarc, donde algunas personas intentaban ingresar a ese local comercial, mientras que Carabineros trataba de impedirlo, mediante el uso de elementos disuasivos, específicamente, escopetas.
Cuando la situación se torna más compleja, Espinoza decide retirarse junto a un grupo de amigos, momentos donde siente un impacto en su pierna izquierda, que lo hace caer al suelo. Instantes más tarde, se percata que no podía moverse. Sus amigos detuvieron una ambulancia que circulaba por el sector, siendo trasladado al Hospital de Curicó. Su diagnóstico fue una grave fractura múltiple que le ha significado un largo tratamiento, con secuelas hasta el día de hoy.
Si bien declaró que no se percató de dónde pudo provenir el proyectil, lo cierto es que dijo que Carabineros no disparó al sector donde se encontraba. Además, acotó el propio fiscal Miguel Gajardo, que dicha policía estaba utilizando otro tipo de armamento.

MIGUEL AYALA
Miguel Ayala Salinas se encontraba en el bandejón central de la alameda, entre calle Estado y Argomedo, también mirando los desmanes que estaban ocurriendo en el sector, específicamente en el supermercado Unimarc, cuando de pronto desde una camioneta roja le efectúan un disparo, resultando con una lesión en su espalda, la cual aún mantiene en su cuerpo. De acuerdo al peritaje balístico, corresponde a una bala 9mm, munición que quedó “alojada” en su espalda. El doctor que lo atendió recalcó que por el lugar donde fue a parar el proyectil perfectamente pudo haber tenido incluso un desenlace fatal.

RICARDO SOLÍS
Mientras estaba en la alameda con su pareja y su hija de cortos años de vida, en las cercanías del Juzgado Laboral, Ricardo Solís Opazo sintió una especie de “electricidad” en su brazo izquierdo. Pensó que podría ser una especie de balín, pero no era así.
Como sangraba mucho, hizo un torniquete con una prenda de vestir y se trasladó al hospital de Curicó, ya que no consiguió que alguien lo pudiera llevar a dicho recinto asistencial.
Si bien no supo quién le disparó, sí recuerda que por el sector circulaba una “camioneta roja”. Solís dio a conocer que se trata de un hecho que le genera una “profunda frustración”, por los daños “de por vida” que deberá enfrentar. De hecho, reconoce, que incluso algunas veces ha pensado quitarse la vida. Se trata de ideas suicidas “frente a la realidad que ahora le toca abordar”.