Sostenibilidad. En la ocasión Juan Pablo González, planteó trabajo de la compañía en materia de acceso universal al agua potable, desafíos sobre uso responsable del recurso e importancia de trabajo colaborativo en pos de la sostenibilidad de las cuencas.
TALCA. “Para abordar los desafíos hídricos urge una mirada sistémica, integral y de mediano plazo. Chile es uno de los países más afectados por el cambio climático y se prevé que en 2040 la escasez alcanzará un 80%”. Esta declaración fue parte de la reflexión que el gerente general de Nuevosur, Juan Pablo González, hizo ayer en el marco del lanzamiento de Reporte de Sostenibilidad de la compañía.
En la oportunidad se realizó el foro de conversación “Agua y mi ciudad”, conducido por la periodista Lucía López y al que fue invitado el arquitecto Federico Sánchez, quien planteó la relevancia del agua como centro del desarrollo sostenible de las urbes, destacando el importante trabajo de la industria sanitaria en este ámbito: “Chile es número uno en cuanto a tratamiento de aguas servidas, tema por el cual debemos sentirnos orgullosos. Somos un ejemplo en cuanto a procesos de purificación de aguas servidas en las ciudades”, enfatizó el profesional.
González, en tanto, aseveró que “los actuales desafíos ambientales, sociales y económicos nos impulsan con fuerza a repensar nuestras ciudades y a cómo contribuimos desde nuestras distintas miradas y ámbitos de acción a contar con ciudades más sostenibles de aquí al 2030, en donde Nuevosur se ha comprometido firmemente con la materialización de los Objetivos Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, particularmente con el N°6 Agua Limpia y Saneamiento y con el N°11, Ciudades y Comunidades Sostenibles”.
El ejecutivo planteó que “como sector nuestro primer desafío es continuar materializando obras que permitan contar con mayor seguridad hídrica”, enfatizando que en los próximos 20 años más del 50% de las inversiones de la industria sanitaria tendrá foco en resiliencia hídrica.
Además, indicó que existen grandes desafíos por delante: “velar por la priorización del consumo humano, por el desarrollo de los procesos productivos claves, y subsistencia de los ecosistemas, entre otros, lo que obliga a repensar cómo todos debemos adoptar conductas responsables respecto al uso del agua y al cuidado de las fuentes”.
DESAFÍO EN
PANDEMIA
González resaltó que “la pandemia nos ha desafiado fuertemente y nos ha obligado a una transformación integral para poder seguir operando; los desafíos del cambio climático también nos impulsan a buscar nuevas alternativas para la sostenibilidad, los cambios sociales nos instan a replantearnos el Chile que queremos construir. Y en medio de tantas incertezas, tenemos una convicción, y es que queremos ser parte de la solución: queremos aportar al acceso universal al agua y al saneamiento, construir ciudades más resilientes y, en definitiva, más justas”.
En este contexto, comentó lo importante que ha sido el trabajo colaborativo, dando como ejemplo lo que se ha hecho junto a Fundación Chile y actores relevantes de la región, con los que se está impulsando “una mesa de trabajo para abordar la cuenca del Maule en todas sus dimensiones.
Destacó también la conformación de Consejos Ciudadanos, en la que incorporamos a la sociedad civil (academia, comunidad, sindicatos) para abordar los desafíos del ODS 6 de Naciones Unidas, Agua y Saneamiento. En esta línea destacó que ya se han realizado dos instancias en Talca y Curicó y próximamente se desarrollará el de Linares- Constitución. “Son Consejos independientes, con vida y agenda propia. De hecho, uno de ellos se adjudicó un proyecto Corfo, en beneficio de comunidades rurales, lo que es muy relevante, considerando que en la Región del Maule se concentran 300 Comités de Agua Potable Rural”.
Por otra parte, González expuso sobre la mayor inversión en tecnología para la mejora continua de los procesos como la “iluminación de la red”, que permitirá contar próximamente con 100% de monitoreo en línea de las presiones, caudales de distribución, e incluso sensores de ruido para identificar fugas, además de sensores de hidrocarburos para detectar oportunamente cualquier anomalía en las captaciones superficiales de agua. A esto se suma trabajo con Fundación HidroIngennia, con la que se está piloteando uso de bigdata en las cuencas para generar alertas tempranas de turbiedad.