El país europeo se sumó a una lista que ya integran España, Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Canadá y Colombia.
Portugal se convirtió en el séptimo país del mundo en aprobar la despenalización de la eutanasia después de que el Parlamento diera luz verde a un proyecto de ley que debe ser ratificado ahora por el presidente, Marcelo Rebelo de Sousa.
Aprobada por 136 votos a favor, 78 en contra y 4 abstenciones, es una ley “totalmente plural, que respeta a quien escoge el día de su muerte con la ayuda de terceras personas”, según Isabel Moreira, diputada del gobernante Partido Socialista.
La propuesta salió adelante, tras un año de trámites parlamentarios, con el apoyo de los grupos de izquierda, con el rechazo de la derecha, y en medio de un tenso debate sobre la idoneidad del momento, cuando el país está azotado por una ola descontrolada de covid que hoy dejó 278 muertos.
La norma establece que el solicitante de muerte asistida debe ser mayor de edad, sin problemas mentales y en situación de sufrimiento “duradero e insoportable”.
Además de tener una enfermedad o lesión incurable, la decisión final será evaluada por un comité de expertos y solo podrá practicarse de manera pública en el Sistema Nacional de Salud.
REACCIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA
La reacción de la iglesia católica no se ha hecho esperar. Los obispos de Portugal expresaron su “tristeza e indignación” ante la despenalización de la eutanasia “en el momento de mayor gravedad de una pandemia mortífera, donde todos nos empeñamos en salvar el mayor número de vidas”.
“No podemos aceptar que la muerte provocada sea la respuesta a la enfermedad y al sufrimiento”, recoge un comunicado.
Durante este largo proceso se han llevado a cabo movilizaciones de partidarios y detractores de la despenalización de la muerte asistida. Hoy, con el país confinado, no ha habido manifestaciones.
Ahora, la última palabra la tendrá el presidente Marcelo Rebelo de Sousa, quien debe ratificarla para su entrada en vigor.