Autoridad. Explica que, con clases virtuales, un niño o niña no logra estimularse como se requiere. Sostiene que, al no asistir a jardín infantil, menores pierden capacidad de comunicarse.
TALCA. Pérdida de la capacidad de comunicación, falta de bienestar y hasta tristeza, son algunos de los efectos que está dejando en los niños y niñas la falta de clases presenciales en jardines infantiles. Situación que preocupa a las autoridades, quienes advierten que estos efectos pueden ser peores en ambientes vulnerables.
En conversación con diario La Prensa, la subsecretaria de Educación Parvularia, María Jesús Honorato, alude a estudios y encuestas sobre habilidades socioemocionales que muestran a niños y niñas con mayor porcentaje de frustración, más tristes, con menos capacidad de comunicarse y de moverse.
EFECTOS
“En términos de la parte comunicacional, hay una pérdida significativa en el lenguaje; una pérdida importante, que tiene que ver con el vocabulario, que le brinda las interacciones a un niño y una niña que está en una situación de jardín (infantil). Un niño que tiene la posibilidad de conectarse con otro niño aprende de él, primero le imita en torno a todo lo que es capaz de hacer el otro niño y se comunica con él, ya sea a través de gestos o palabras, y lo mismo la educadora. Entonces, tenemos una pérdida fuerte del vocabulario, de la capacidad de comunicarse, una falta de bienestar, en el sentido que hay niños con más tristeza y con menos capacidad de comunicarse con otros; incluso, hemos recogido de educadoras y directoras lo impactante que ha sido el encierro, que lo que ha hecho que estos niños tengan menos capacidad de moverse libremente en un espacio. Cuando los han recibido en los establecimientos que han podido abrir, lo que han notado son niños con menos coordinación y con menos capacidad de juegos lo que habla que, realmente, sobre todo en ambientes vulnerables, probablemente tengamos un daño mucho mayor del que pensamos”.
Respecto del impacto que lo anterior puede tener en los menores que ingresan a la Educación Básica, resalta que “cuando hablamos de la Educación Parvularia, si hay una cosa que la evidencia ha ido demostrando reiteradamente, ya sea a nivel de los expertos nacionales como internacionales, es que esto se convierte en una ventana de oportunidades para los niños. Cuando tienen dos años, se desarrolla ahí el 80% y de los tres a los seis años, hay un desarrollo entre un 300 y 400% de las conexiones neuronales, es decir, tú activas distintas partes del cerebro para que empiecen a funcionar y generar las bases de ese pensamiento, entonces, cuando tú mencionas que esto es impactante para después, claramente lo que la evidencia muestra es que esta es una ventana única. Es decir, si tú te pierdes la oportunidad de asistir, sobre todo en ambientes vulnerables, a un jardín o una sala cuna, con una educadora que va a planificar una actividad en medio de un juego para aprender a interactuar con otros niños, están perdiendo el desarrollo cerebral, la capacidad de desarrollarse en todas sus dimensiones y eso impacta no solamente en toda la trayectoria escolar”.
Al contrario, la Subsecretaria reafirma que si un niño o niña tiene una asistencia sistemática a una sala cuna o jardín infantil, “lo que hace es que tiene después mucho éxito, porque lo que logra es confianza, seguridad en sí mismo, un desarrollo de todas sus habilidades, que le permiten asegurar todo el sistema escolar; por lo tanto, hay menos deserción, menos posibilidades de drogadicción, incluso en la adolescencia; hay evidencias que demuestran que un niño y una niña que está en sala cuna y el jardín asistiendo en forma sistemática tiene un impacto en lo laboral, con un 40% de mayor probabilidad de éxito”.
DECISIONES
María Jesús Honorato estima que estos son los temas que deben estar sobre la mesa e informarlo, especialmente, a los padres y madres. “Se ha visto que en condiciones vulnerables hay menos información y, por tanto, le dan menos importancia a este nivel educativo que en Chile es voluntario y que en muchos países del mundo está siendo hoy día obligatorio por la importancia que tiene, especialmente el kínder”.
Sobre el retorno a la presencialidad en el nivel prescolar, la Subsecretaria -considerando que en el Maule hay varias comunas en Paso 2 y 3- llama a tener confianza. “Hay un 41% de jardines y salas cunas que ya tienen abiertas sus puertas para aquellos padres que quisieran llevar a sus niños. Esto sigue siendo voluntario y son ellos los primeros que deben tomar la decisión, pero nosotros tenemos que poner a disposición los establecimientos para que así sea. En la región, el 83% de las educadores y asistentes están vacunados y esto nos da una seguridad enorme para los padres y los mismos adultos que atienden a los niños y están los protocolos correspondientes y los insumos para darles seguridad. La escuela es un espacio protector; nos van a pasar cosas, pero frente a eso tenemos que aprender a convivir y actuar frente a estos problemas. La presencialidad en este nivel no es reemplazable; de forma virtual, un niño no logra estimularse como requerimos”.