Característica de la especialidad. Tiene una visión integral (equipo de salud, familia, entorno) sobre la enfermedad del paciente.
TALCA. Hace poco (el 19 de mayo) se celebró el Día Mundial del Médico Familiar, una especialización dentro del ámbito de la medicina, que si bien no es nueva, estos últimos años ha ido adquiriendo mayor relevancia por el peso que tiene dentro de la Atención Primaria de Salud (APS). Para hablar sobre este tema, conversamos con la tesorera del Colegio Médico del Maule, y además especialista en Medicina Familiar, Dra. Francisca Rojas, quien se desempeña en el Cesfam de San Clemente. Ella nos dio a conocer su visión, sobre esta área médica centrada en el paciente, su familia y entorno.
¿Cómo surgió la idea de estudiar esta especialización?
“En el transcurso de pregrado de la carrera, mi formación fue bien hospitalaria, y tuve poco contacto con la atención primaria. Hasta que llegué al internado, y ahí me di cuenta que me gustaba más el aspecto ambulatorio. Esto de ver pacientes, de controlarlos y verlos en el tiempo, como van en su proceso, conocerlos… me hizo sentir bien. De ahí, hice la especialidad en Medicina Familiar, con mención en niños y adolescentes, y dije esto definitivamente es lo mío”.
¿Es una especialidad nueva?
“No, es una especialidad que se conoce hace poco tiempo, pero en realidad, hace más de 40 años que existe en nuestro país. Con el tiempo y con los años hay muchas escuelas de medicina que la brindan, en 12 o 13 universidades a lo largo del país. Y claro, los buenos resultados que ha tenido en atención ambulatoria, ha permitido que esto crezca a nivel nacional, y seamos cada vez más”.
¿Cuál es la mayor característica de los Médicos de Familia?
“Para poner un ejemplo, cuando atendemos pacientes y no hay adherencia a los tratamientos, no solo es cosa de decir ‘este caballero no me hace caso en las indicaciones’, sino que hay que considerar muchos aspectos, y ver cómo yo puedo ayudarlo. Primero, conectándome con el resto del equipo, que es una de las características que tenemos como Médicos de Familia, trabajamos mucho con el equipo multidisciplinario; trabajadora social, psicólogo, matrona, odontólogo, enfermeras, los TENS. Segundo, tenemos que ver el resto de las piezas del puzle, para que a los pacientes les vaya bien, si falta una de esas piezas, será más difícil ayudarlos. Es que en nuestra atención también consideramos el hogar, con quién vive, dónde vive, las creencias del paciente, la familia, etc. Esos aspectos pueden influir mucho en la salud de las personas. Es esa mirada bien integral, es la que nosotros estamos entrenados para abordar”.
¿Cuáles son las principales dificultades que presenta esta especialidad?
“Pese a que este modelo de salud familiar está instaurado desde el 2000. aproximadamente, ha sido difícil que el modelo se impregne, y que los equipos trabajemos en base a esta forma. Es decir que sea integral, biopsicosocial, un modelo centrado en la persona. Esa es como la primera dificultad. Por otro lado, estamos muy acostumbrados todavía a un modelo biomédico, si bien nosotros como médicos debemos tratar y diagnosticar muy bien, no es suficiente para realizar prevención de enfermedades y promoción de la salud. También tenemos que tener herramientas para empoderar a los usuarios, herramientas para gestionar mejor los recursos que tenemos, ya que en los servicios públicos hay muchas necesidades y pocos recursos. Finalmente, hay que seguir avanzando en el trabajo con la comunidad, que sea ella quien eduque a sus pares, que se empoderen, que ellos manifiesten sus necesidades de salud, y con ellos se construya la salud del país. Creo que es muy importante que tengamos un Día Mundial del Médico de Familia, porque se reconoce nuestro rol en la salud, la importancia que tenemos en el nivel primario, en la atención ambulatoria, tenemos que sentirnos orgullosos, tal vez somos minorías entre los especialistas, pero hacemos una gran contribución”.