Vecinos de Santa Olga se quejan de no poder recuperar su normalidad

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A cinco años de la que fue su “destrucción”. Dicho sector ha recuperado viviendas, pero está al debe en materia laboral para sus habitantes.

CONSTITUCIÓN. El 25 de este mes, se cumplieron cinco años del megaincendio forestal que destruyó por completo la localidad de Santa Olga. Ese día, el fuego arrasó viviendas, negocios, empresas y con la vida en comunidad que la caracterizaba.
A propósito de este aniversario, el Observatorio Laboral del Maule, a cargo de la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad Católica del Maule (UCM), realizó un estudio sobre las posibilidades de reconversión laboral de los vecinos y vecinas de Santa Olga. Recogió varios testimonios, entre ellos, el de la dirigenta Mónica Sepúlveda.

Mónica Sepúlveda es la dirigenta que lidera la comunidad y que busca recuperar la normalidad social y económica.

“Pena, impotencia, rabia y amargura son sentimientos que se mezclan con una sensación de mejor calidad de vida, pero todavía molesta por no volver a la normalidad que teníamos antiguamente”, comentó. En lo laboral, dijo que el lugar no se ha recuperado como un asentamiento con una empresa grande y estable, que ofrezca trabajo como se pensó y que las personas han salido a trabajar a Constitución o Santiago. “Si bien se ha reconstruido en cuanto a viviendas, está en permanente riesgo de ser una ciudad dormitorio. Respecto a lo que era estamos al debe. Santa Olga y Empedrado tenían su empresa que daba trabajo a la gente, había de qué agarrarse. Hoy no hay nada de eso”, explicó.
Preocupados por la situación laboral de la comunidad, cuenta que están en conversaciones con Corma (Corporación de la Madera) para poder capacitar a mujeres, pero todavía no se concreta nada. Respecto a algunos avances en materia de empleo, la dirigente detalló que se está organizando una agrupación para crear un sindicato de feriantes.
Respecto a la recolección de hongos, explicó que solo sabe de iniciativas personales en la zona de Empedrado, pero que la venta de este producto no se ha erigido como una fuente de empleos estables.
Mónica Sepúlveda mantiene la esperanza de que Santa Olga se vuelva a encontrar como la familia que fue, y que una empresa grande dé trabajo. Para Mónica Sepúlveda, la comunidad sigue estando en duelo, hasta cuando pueda levantar la cabeza y decir “etapa superada”.

Algunas vecinas, se dedican a emprendimientos ocasionales para obtener ingresos económicos para sus familias.