Que los noticieros televisivos nacionales comiencen con la información sobre el robo de 40 vacunas desde un Cesfam de Curicó es simplemente vergonzoso. La verdad es que falta adjetivos para describir lo que pasó la tarde noche del lunes, es aberrante, es de una ignorada incalculable, ¿o los delincuentes –porque eso es lo que son- que robaron esas vacunas se habrán tomado la molestia de conservar la cadena de frío?
Si nuestra memoria no nos falla y nuestros archivos tampoco, este sería el primer hecho de estas características en el país, el robo de vacunas contra el Covid-19 que ocurre en Chile.
Y pasó justamente acá, en el Maule, región donde se registró el primer caso de Coronavirus el 3 de marzo de 2020, una zona que ha sufrido la pérdida de 744 personas a causa de esta pandemia, una región donde actualmente más de 35 mil personas han sido infectadas con esta enfermedad, donde aún tenemos más de 2 mil casos activos, donde las comunas retroceden a Cuarentena o avanzan a Transición todas las semanas; una región que además fue azotada recientemente por un sistema frontal en pleno verano, causando graves daños en la agricultura y, por ende, en la economía.
Resulta demasiado frustrante tener que informar de hecho como éstos.
Afortunadamente, las autoridades ya han asegurado que ninguna persona se verá afectada por este robo y todos los grupos prioritarios seguirán recibiendo su primera dosis de la vacuna contra el Covid-19.
Y en este sentido, hay algo que también duele, pues los grupos que se están vacunando por estos días son los de adultos mayores de 70 años y trabajadores de la salud, los primeros que han dado su vida por el país con años de trabajo y entrega; y los segundos que dan su vida por cuidarnos en esta pandemia, por recuperar nuestra salud… a esos grupos los dejaron con 40 vacunas menos.
Lo diremos una y otra vez, es simplemente vergonzoso lo que pasó en Curicó y es de esperar que más temprano que tarde, el responsable sea encontrado y será la misma comunidad la que juzgará sus acciones.