Independencia versus “independiente”

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Editorial

Son muchas fechas clave las que se avecinan ahora en el calendario electoral y la más relevante, por ahora, es el 11 de abril, cuando habrá que elegir a los integrantes de la Convención Constitucional. 

Pero aquí y allá, en realidad es otra la fecha que tienen marcada y remarcada los ingenieros electorales de los distintos partidos y el mismo Gobierno, y esa está fijada para mañana lunes 11 de enero del recién iniciado 2021.

Y en estos últimos días la mayoría de los medios de comunicación (incluyendo las redes sociales) han estado haciendo nutridos y variados comentarios acerca de la importancia que tendría el término “independiente” que, para mucha gente, corre por un carril diferente y hasta contrario a la ya estigmatizada clase política y se escucha y lee muy frecuentemente ácidas críticas sobre “los mismos de siempre”.

Definitivamente, siempre ha sido más fácil hablar del concepto Independencia que del “ser independiente” que, en esencia, es “la capacidad de actuar, hacer y elegir sin intervención o tutela ajena; es lo opuesto a la dependencia y se aplica tanto a personas como a instituciones formales, como el Estado”.

Con la independencia se ejerce la libertad, ya que se actúa por cuenta propia, pero también implica tomar decisiones y asumir la responsabilidad de sus consecuencias.

La independencia política es la capacidad de un Estado para ejercer su libertad política, económica y administrativa sin depender de otros Estados o instituciones formales.

Los Estados suelen alcanzar la independencia después de largos procesos históricos que implican la fusión entre Estados, la descolonización o la separación de territorios de un poder central.

Y en la otra cara de la moneda –a nivel personal– la independencia es la capacidad de actuar, tomar decisiones y valernos por nosotros mismos. De allí que la independencia también signifique entereza y firmeza de carácter.

La palabra Independencia viene del latín “independere”, que significa “no estar bajo la voluntad de otros”.

Como se sabe, los “constituyentes” tendrán nueve meses para presentar un nuevo texto constitucional, pudiendo ser ampliado por tres meses más, en una sola oportunidad. 

De esta manera, a mediados del año próximo (2022), el país vivirá un nuevo Plebiscito de salida para aprobar o rechazar la nueva Constitución.