Típico producto. Llegó a instalarse a la Plaza de Armas de Talca, después del “Estallido Social”, y aunque no es la dueña del negocio, ha recorrido diversos lugares de la zona.
TALCA. No llevaba ni cinco minutos de conversación y ya tenía media docena de churros en la mano, todo por cuenta de la casa. Es que la señora Cecilia Azócar lleva más de 35 años como encargada y vendedora de este típico producto y hablar con ella es como tener enfrente un verdadero patrimonio culinario, además de una muy buena y cariñosa persona, según nos dice su relato.
Llegó a instalarse a la Plaza de Armas de Talca, después del “Estallido Social”, y aunque no es la dueña del negocio, ha recorrido diversos lugares de la zona, con este producto tan propio de nuestras tradiciones. Acá les dejamos nuestra conversación…
¿Cómo le ha ido con las ventas?
“En el invierno es bueno, pero para el verano bajan las ventas, es que la gente sale a veranear queda poca gente acá, pero para el invierno es bueno, muy bueno. Ahora los precios se han tenido que mantener, pero está todo muy caro, van subiendo las cosas y obligadamente vamos a tener que a volver a subir los churros. En estos momentos está a tres mil pesos la docena, y los rellenos a mil pesos cada uno. Pero nosotros, somos los que los mantenemos bajos a ese precio, en otros lados están a tres mil 500, hasta cuatro mil pesos la docena. Es lo que dice la gente”, nos recalca.
¿Y en la etapa escolar vende un poco más?
“Si nosotros, ya bajando el calor empezamos a vender bien, y los estudiantes que nos compran bastante (…) los que pasan por aquí, por la plaza. Yo soy la encargada del verano, el dueño trabaja en la plaza de Constitución. Él con su señora viajan en diciembre a la costa, y vuelven ahora en marzo, entonces ahí el dueño se hace cargo del carro, y yo sigo trabajando normal”.
Y solo por curiosidad ¿Cuál es su estado civil?
“Soltera y sin ganas de casarme, tengo cinco hijos, profesionales, me salieron muy buenos, todos buenas personas”.
¿Y alguna anécdota ante tantos años de servicio?
“No sé si anécdota, pero acá hay gente que llega muy brava. A veces pasan pidiendo, y no saben cómo pedir, pero yo siempre les doy a todos. La gente que anda pidiendo ha aumentado mucho, acá es todos los días, son dos, tres, cuatro personas, y a todos hay que darles un poco, porque en realidad ellos por algo piden. Pero son muchas las persona que andan pidiendo ahora, sobre todo acá en la Plaza de Armas, de diferentes partes, anda mucho extranjero pidiendo también. Y vuelvo a reiterar por algo piden”.