Recursos. Señaló que si bien hay más recursos y tecnologías para enfrentar la actual temporada, se necesita el compromiso ciudadano para cuidar y proteger la naturaleza.
TALCA. El próximo verano se cumplirán cinco años de los megaincendios forestales ocurridos en la región y que dejaron como saldo personas fallecidas (bomberos, carabineros, brigadistas y civiles), sobre 260 mil hectáreas destruidas de bosque nativo, plantaciones y vegetación y el poblado de Santa Olga totalmente quemado.
Para la temporada que se inicia, las autoridades han expresado su preocupación por las condiciones climáticas que podrían ser detonantes en la ocurrencia de siniestros, esto es, temperaturas extremas de calor, baja humedad y la escasez hídrica.
Ante ello, han sido reforzadas las medidas preventivas y fueron aumentados de manera significativa los recursos humanos, de equipamiento y tecnología, para hacer frente a las emergencias que se produzcan. Es lo que asegura el director regional de la Conaf, Luis Carrasco.
¿Se aprendieron las lecciones, tras los megaincendios del 2017?
“Una situación como esa, genera muchas lecciones aprendidas, cada una desde su rol y responsabilidad y en su modalidad de gestión. Por ejemplo, en Conaf, se han hecho esfuerzos importantes en la gestión interna en lo que son protocolos de seguridad de nuestra gente, brigadistas, jefes de cuadrillas, operaciones terrestres y aéreas, porque estamos sometidos a mayor exigencia con este cambio climático, que ha sido tan fuerte en nuestra región.
Respecto de la gestión del sector privado, también han hecho lo propio. Han reforzado sus recursos, tienen una cantidad mayor de brigadistas y recursos aéreos, de torres de detección de incendios forestales, están usando mejores tecnologías y nosotros también, cuando recibimos condiciones meteorológicas con proyección, que se sustentan en imágenes satelitales de la NASA y con meteorólogos hacemos lo que se llama prognosis, que es establecer el comportamiento eventual que podría tener un incendio para hacer una evacuación, que es lo último que uno espera llegar a tener tragedias, que se transforman ya no en un incendio de bosques, sino en un incendio que tiene connotación social y que signifique tener que evacuar una comunidad”.
¿Hay más y mejores recursos para esta temporada?
“Efectivamente, estamos haciendo un esfuerzo a gran escala y, por ejemplo, tenemos helicópteros de mayor capacidad, que antes no los teníamos, y también con más recursos tecnológicos para mejorar la detección, despacho de recursos, protocolos de seguridad.
Pero también se desarrolló un protocolo para los planes de manejo de los bosques, donde se incluyen otros conceptos o fortaleciendo otros, como franjas libres de vegetación, corta combustibles, y cortafuegos. Con todas las empresas (forestales) estamos promoviendo la silvicultura preventiva a orilla de caminos, de tendidos eléctricos, y próximo a zonas pobladas”.
¿Quién tiene que hacer ese trabajo?
En gran medida, es cada propietario de bosques, sean pequeños, medianos o grandes; cada uno de acuerdo a sus medios o tecnologías, tiene que ir mejorando la forma en que se cultivan los bosques, en particular los plantados. Ellos tienen que tomar una serie de medidas en cuanto a poda, raleo, manejo de desechos, limpieza de orilla de caminos, en torno a su vivienda. Hemos fortalecido las comunidades preparadas, nos reunimos con las juntas de vecinos, se les capacita y recomienda hacer limpieza del perímetro de su comunidad, se pide ayuda a los municipios y con otros recursos, hemos logrado hacer muchos kilómetros de cortafuegos. Entre todos tenemos que hacer un gran esfuerzo; el desafío es a gran escala, porque el cambio climático nos tiene a todos con la gran tarea de tener un verano con la menor cantidad de incendios, pérdidas y tragedias”.
MENSAJE
¿Cuál es la reflexión que se debe hacer, entonces, atendiendo que se nos avecina una temporada compleja?
“Los recursos naturales y los bosques, son claves para la vida humana. Hay una cantidad enorme de funciones o de bienes y servicios que proporcionan los bosques. Hay que tener en claro que todos podemos aportar, desde donde estemos, con una mejor conducta ciudadana. Respecto de los agricultores, mejorar sus prácticas, acatar el mandato de que los fuegos (quemas agrícolas) están prohibidos desde noviembre hasta marzo.
También pueden aportar las personas que desarrollan distintas actividades y donde usan herramientas que, a veces, provocan chispas. Lo mismo las empresas eléctricas, que deben mantener sus franjas de seguridad. En el fondo, cada uno de los actores relevantes de las actividades productivas, de recreación, culturales, del turismo que se desarrollan al aire libre durante la temporada estival, si no se toman las medidas y pudiere haber algún descuido, podría ser el punto de partida de un incendio y una gran catástrofe.
Por eso, el llamado que hacemos es que todos debemos comprometernos a cuidar la naturaleza, ya que es la que permite nuestra vida, y se puede poner en riesgo cuando ocurren incendios simultáneos. Nosotros hacemos el mayor de los esfuerzos con nuestros brigadistas y pilotos; es un trabajo de mucha exigencia para actuar ante una emergencia. El fuego, el viento son muy traicioneros y por eso queremos que las personas que viven o visitan el Maule se comprometan con evitar el uso del fuego; no queremos más incendios forestales, porque hacen un enorme daño a todos”.