No hace muchos días, en este mismo espacio editorial, nos referíamos a los conceptos de Empatía y Solidaridad que, en las actuales y delicadas condiciones derivadas de la crisis sanitaria mundial, adquieren (o debieran adquirir) una relevancia muy especial.
A partir de nuestra identidad colectiva como chilenos, no sería justo –de modo alguno– que la situación que se viene viviendo desde hace ya largo tiempo en las fronteras del extremo norte de nuestro país, no nos conmueva y no nos estremezca de dolor, pena e impotencia.
En los días recientes ese panorama social se ha hecho aún más dramático al conocerse la muerte de dos inmigrantes (una colombiana y un venezolano) fallecidos en la fronteriza comuna de Colchane, mientras intentaban ingresar a territorio chileno.
Si bien es cierto, las sucesivas y masivas corrientes migratorias se han convertido en un nudo gordiano particularmente para las zonas netamente fronterizas, su posterior desplazamiento hacia el centro y sur del país también suelen constituir un problema para quienes habitamos en las áreas más densamente pobladas.
Son muchos los aspectos de la vida de los migrantes en Chile, que se rozan con la población local y así podemos ver situaciones complejas y conflictivas en lo laboral, en la salud, la educación, etc.
Últimamente, ha habido una notoria afluencia de venezolanos, la mayoría engañados y estafados por los llamados “coyotes” (personas que les cobran gruesas sumas por hacerlos “ingresar” clandestinamente a suelo chileno) y deben vivir en condiciones inhumanas, con hambre, con enorme calor en el día y temperaturas bajísimas en las noches.
Particularmente compleja es la situación en la Región de Tarapacá luego de que el lunes en la noche ingresaron al país, unas 1.600 personas que deambulan en las calles y duermen en las plazas y sectores públicos de la provincia del Tamarugal.
El alcalde de Colchane, Javier García, lamentó lo ocurrido e hizo un llamado a las autoridades chilenas e internacionales a trabajar para mitigar el proceso migratorio y evitar muertes: “El proceso masivo de migración ha causado una segunda víctima en territorio nacional estos últimos meses. Las autoridades de Latinoamérica tienen en sus manos la responsabilidad de esta migración; no pueden hacerse los ciegos cuando miles y miles de seres humanos atraviesan cinco países como mínimo, para llegar a un destino que suponen mejor”, dijo el jefe comunal.