Valores. Se hizo referencia a su persona, especialmente a través de su pensamiento y acciones que impulsaron a formar la Congregación Marista.
CURICÓ. Una ceremonia especial se llevó a cabo en el Instituto San Martín, para conmemorar los 25 años de la canonización de Marcelino Champagnat.
Dicho acontecimiento para la familia marista ocurrió el 18 de abril de 1999 en una celebración solemne presidida por el Papa Juan Pablo II, donde la Iglesia proclamó santo al religioso, lo que significó un antes y un después en la historia de la Congregación Marista, desde aquel sueño que alguna vez tuvo Marcelino inspirado en el amor de María.
En el encuentro participó toda la comunidad del colegio curicano y fue una instancia para valorar lo realizado por el fundador de los maristas.
ENSEÑÓ UN CAMINO
“Marcelino fue un hombre que vivió los valores del evangelio, que nos enseñó un camino para ser buenos cristianos y honrados ciudadanos y que, con su santidad, nos invita a ser santos siguiendo su ejemplo”, se comenzó afirmando en la ceremonia.
“Un hombre que mira más allá de su época. Un hombre que abraza el mundo entero en sus sueños y prepara misioneros. Alguien que vive su ideal con una intensidad tan grande que muchos quieren asemejarse a él y vivir con él”, se agregó en la oportunidad.
PENSAMIENTO
Un especial momento se vivió cuando el rector del ISM, Andrés Prado, depositó las Tres Violetas en el altar, símbolo de la identidad marista: humildad, sencillez y modestia.
A partir de esa acción, el hermano José Luis Arranz intervino refiriéndose a algunos de los pensamiento de San Marcelino.
Entre estos se refirió a:
“Si tenéis la dicha de grabar en el corazón de los niños y de los jóvenes el amor y la confianza en la Virgen María, habéis asegurado su salvación”.
“No puedo ver a un niño o a un joven sin sentir profundas ganas de gritarle lo hermoso que es vivir y el gran amor que el Padre Dios nos tiene”, palabras de Marcelino.
El hermano relató la espera que hicieron los maristas en la víspera del 18 de abril de 1999. Señaló además que la canonización de Marcelino sirvió, entre otras cosas, para que muchos hermanos y estudiantes realizaran misiones en lugares como América o África, lo que significó la presencia concreta del amor expresado por Marcelino a María y a la familia marista a nivel mundial.
PETICIONES
Por último se pidió, en el marco de esta conmemoración:
Para que San Marcelino nos ayude en el camino de la vida y en nuestros estudios, para que tengamos un corazón grande, abierto a todos y a las “novedades” que la vida nos regala.
Por todos los niños del mundo, para que tengan la educación, alimentación, cariño, alegría, paz y amor que quiso transmitir Marcelino en sus primeras escuelas de Francia.