Después de dos años de pandemia, el tradicional Juramento a la Bandera regresó a la Plaza de Armas de Talca; la intensa lluvia de ayer no restó solemnidad, a uno de los actos republicanos más simbólicos en el mundo castrense.
Esta ceremonia es en recuerdo de los 77 jóvenes soldados que se inmolaron por la Patria en la batalla de La Concepción, ocurrida los días 9 y 10 de julio de 1882, en la sierra peruana, en la Guerra del Pacífico.
Previo al acto central, el viernes por la tarde se efectuó la denominada Vigilia de las Armas en la catedral talquina, que fue oficiada por el obispo, monseñor Galo Fernández, a la que asistió el mando del Regimiento “Talca”, autoridades, oficiales, suboficiales, clases y los nuevos conscriptos. Participó el general de Brigada Jaime Castilla Galindo, delegado del comandante en jefe del Ejército y comandante de la División de Bienestar.
Hasta el principal paseo público de la ciudad llegaron familiares de los reclutas, quienes fueron testigos del juramento de “rendir la vida si fuera necesario”, lo que hicieron ante el estandarte de combate de la unidad regimentaria.
Tras las descargas de reglamento, los juramentados desfilaron ante el estrado de honor y sus familias.