Tenía 98 años. Fue parte del segundo grupo de religiosas que la congregación Santa Marta, envió desde Génova, Italia, iniciando con ello un servicio de evangelización a través de la educación en el país y en Latinoamérica.
TALCA/CURICÓ. Este martes falleció la querida religiosa de la congregación Santa Marta, se trata de sor Silvana Besegato.
Sor Silvana, de origen italiano, fue parte del segundo grupo de religiosas de la congregación que llegó al puerto de Valparaíso el 4 de abril de 1949 luego de 33 días de navegación.
Desde los 15 años, Albina Carmela Besegato (su nombre real) sintió el llamado de Jesús en su corazón y se mantuvo como participante activa en la Acción Católica; sin embargo, sus padres siempre quisieron que asistiera a la universidad y así lo hizo. Allí estudió para ser profesora y aprendió además a hablar español, inglés y francés, pero Dios siempre estaba presente en cada paso y en la misma universidad conoció a las hermanas de la congregación de Santa Marta, por lo que comenzó a participar con ellas los sábados y domingos en catequesis de su parroquia.
El 15 de mayo del año 1946, con tan solo 23 años entrega su vida al Señor convirtiéndose en religiosa. Como en esa época las religiosas debían colocarse otro nombre ella decidió llamarse Sor Silvana Besegato.
Sor Silvana recordaba siempre con profunda alegría y emoción su llegada a nuestro país, que para ella se transformó en su nuevo hogar. De modo especial recordaba el recibimiento por parte de monseñor Manuel Larraín, quien era el responsable de la llegada de la congregación a Chile y quien se volvería su guía, su padre y pastor, durante tantos años.
RECORRIDO
Por 72 años Chile se convirtió en su hogar, viviendo primero en Talca, luego en Curicó, Osorno, Valdivia y otras ciudades al sur del país, trabajando al servicio de niños y jóvenes de escasos recursos, donde conoció realidades que tocaron su corazón. Solía comentar que siempre que mandaba cartas a sus padres en Italia, expresaba lo bueno y acogedores que son los chilenos y lo contenta que se sentía de estar en esta ciudad: “Estoy agradecida con el Señor, por poner en mi corazón esa curiosidad por el servicio a los demás que me hizo llegar hasta este hermoso país, que considero mi hogar y por todas las personas que han compartido sus historias algunas buenas y otras no tanto conmigo”, aseveró en una ocasión.
Pero en 1990, en los retiros anuales que organizaba la congregación en Santiago, se le informó que necesitaban de su servicio en Buenos Aires, para trabajar en un hogar de niños sin familia en la provincia del Pilar, ubicada a 50 kilómetros de la capital argentina. Noticia que para ella fue muy sorpresiva, pero debía aceptarla, aunque eso significara irse de lo que consideraba su segundo hogar. En 2010, luego de estar 20 años en el país vecino, regresa a Curicó donde permaneció hasta su partida.
COMUNICADO
A través de un comunicado de la Congregación, dicen: “Sor Silvana hoy ha partido a su encuentro con el Padre Celestial para seguir vivenciando a su lado, su carisma eterno de Fe, Acogida y Servicio, construyendo de esa forma el último vértice de un legado eterno que vivirá por siempre en los corazones y memoria de cada persona que tuvo la dicha de conocerla. Sor Silvana descanse en paz… nunca la olvidaremos”.