Concluida la novena fecha del campeonato de fútbol profesional de nuestro país, en su máxima categoría, Curicó Unido se encuentra en el penúltimo casillero con seis unidades, es decir, en puestos de pérdida de la categoría. Por lo mismo, la preocupación está más que instalada, sobre todo entre hinchas que estiman que ya es momento para que la dirigencia tome “medidas más extremas”, considerando que aún resta mucho torneo por disputar. Como sucede por estos días, en un contexto como el que relatamos, donde los resultados “no se dan”, los principales cuestionamientos apuntan al trabajo que está llevando a cabo el director técnico de los albirrojos, el argentino Martín Palermo. Por desgracia, por una serie de factores a considerar, dicho estratega ha debido sortear innumerables inconvenientes que han alterado de manera drástica el desarrollo de su plan original.
En un fútbol donde los “resultados son los que mandan”, por desgracia, se van dejando de lado las formas que permiten, a la larga, poder abrochar una buena campaña. Considerando que se trata de un resultado que se puede dar, siempre se dice en el fútbol que “hay maneras y maneras de perder”. Por lo mismo, luego del tropiezo ante Ñublense, la desazón entre los hinchas albirrojos fue más que evidente, ya que no se evidenció un fondo futbolístico que permitiera albergar esperanzas a futuro.
Si bien en la más reciente fecha el equipo volvió a cosechar otra derrota, esa imagen cambió precisamente tras el último duelo disputado frente a la Unión Española. Además, otro detalle no menor está relacionado a la nutrida presencia de canteranos en cancha: Curicó Unido finalizó aquel cotejo con cinco piezas de tales características, algo inédito en los pocos años que presenta el club en la categoría de honor de nuestro balompié.
Tras una serie de reuniones, en definitiva, con la cabeza ya más que fría, la dirigencia ratificó la permanencia del actual cuerpo técnico, dándole continuidad al actual proceso, ya que estiman que sus miembros están más que capacitados para superar la incómoda posición en la que el club se encuentra por estos días.
Se trata de un voto de confianza que además debe ser recogido por los propios jugadores, de cara a corregir aquellos detalles que permitan sumar las unidades necesarias para escapar del temido fondo de la tabla.