Aplazar la vida

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Editorial

Llevamos más de un año aplazando nuestras vidas producto de la pandemia del Covid-19. Ya lo hemos mencionado en otras ocasiones: Esperamos que tengamos que vivir una pandemia como esta solo una vez en la vida.
Mirándolo desde ese punto de vista: por supuesto que vale la pena aplazar actividades con el objetivo de resguardar, de salvar la vida de las personas.
Al día de ayer, 2.850.160 personas han muerto producto del Covid-19 alrededor del mundo. En Chile son 23.644, según las cifras entregadas este domingo por el Ministerio de Salud.
Otro del Centro de Recursos sobre el Coronavirus de la Universidad John Hopkins es que, a la fecha, en todo el mundo son 131 millones 128 mil trescientas seis personas las que han tenido esta miserable enfermedad.
Ni siquiera podríamos llegar a imaginar cuántas parejas han tenido que aplazar sus matrimonios; cuántos jóvenes simplemente no pudieron tener una ceremonia de licenciatura junto a sus compañeros y familiares al salir de cuarto medio; ni hablar de las fiestas de graduación… cuántos cumpleaños, bautizos, primeras comuniones, viajes, vacaciones; y así podríamos hacer una lista infinita de situaciones que antes eran tan normales y que ahora, incluso, da temor pensar en ese tipo de encuentros.
De hecho, en Chile ya se aplazaron las elecciones que estaban dispuestas para el 10 y 11 de abril: la histórica elección de convencionales constituyentes, quienes serán los encargados de redactar la nueva Constitución; además de elegir a alcaldes, concejales y gobernadores regionales.
Con todo lo que se ha aplazado en nuestras vida, se hace realmente incomprensible que no se haya aplazado o suspendido el partido de este domingo entre Curicó Unido y Deportes La Serena… ese será tema para el análisis de los periodistas deportivos.
A lo que sí nos podemos referir es que, nos guste o no, tenemos que aceptar de una vez por todas que tendremos que seguir aplazando nuestra vida… solo en aquellos sentidos que nos pueden generar una posibilidad de contagio.
Porque sí seguimos viviendo, sí seguimos siendo personas que necesitamos contacto con otros, compañía y cariño. Y todo sí eso se puede hacer de forma remota, la estrategia es saber buscar el ángulo correcto; si las personas solo ven lo malo de lo que se vive producto de la pandemia no sacarán nada positivo, por el contrario, los mas probable es que les traiga consecuencias negativas para la salud mental.
Difícilmente volveremos a la normalidad que algún día conocimos y mientras antes se entienda, mejor.