Encuadernación de “El Peneca” y “Simbad” devuelve al público revistas que forjaron una infancia colectiva

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Los volúmenes restaurados estarán próximamente disponibles en la Biblioteca Municipal de Constitución para consulta pública, solo en el establecimiento para que no se deterioren.

Lautaro Cerda Chamorro restaura publicaciones de mediados del siglo XX, donadas a la Biblioteca Municipal de Constitución, para preservar la memoria juvenil de Chile entre 1946-1953.

POR MARCELA ALEJANDRA TORRES VALDÉS

CONSTITUCIÓN. En la Biblioteca Municipal de Constitución, un tesoro silencioso permanecía oculto entre cajas de cartón. Se trata de los volúmenes de las revistas “El Peneca” y “Simbad”, publicaciones infantiles que marcaron a generaciones de chilenos entre mediados del siglo pasado. Gracias al oficio de encuadernación y restauración de Lautaro Cerda Chamorro, nacido en Santiago, dedicado a las artes gráficas y traductor de alemán, ese patrimonio documental ha vuelto a la vida para que pueda ser conocido, leído y valorado.

Los ejemplares pertenecieron originalmente a Domingo Pérez Errázuriz, quien trabajó muchos años en Arauco. Luego, su hijo, Domingo Pérez Vicuña, los donó a la Biblioteca de Constitución. Sin embargo, pese a su importancia, esas revistas estuvieron años embaladas, sin exposición al público, hasta que Lautaro emprendió la tarea de restaurarlas y encuadernarlas, especialmente centrándose en los números publicados entre 1946 y 1953.

El Peneca, editada por la Editorial Zig-Zag desde 1908 hasta 1960, fue una de las primeras revistas infantiles chilenas tras la llegada del periodismo moderno. Sus ilustraciones, historietas, concursos, cuentos y participación de los lectores la convirtieron en parte fundamental de la infancia en Chile.

Por su parte, Simbad, publicada entre 1949 y 1956 por Zig-Zag, fue concebida como “el gran amigo de El Peneca”, bajo la dirección de figuras como Elvira Santa Cruz (“Roxane”) y con colaboraciones de ilustradores de renombre. Revistas como Simbad jugaron un papel clave en alimentar la imaginación infantil, acompañando proyectos de historietas, personajes memorables como Pelusita y Ponchito, y fortaleciendo la ilustración chilena.

MISIÓN

Para Lautaro Cerda Chamorro, esta restauración no es solo técnica, “para mí la encuadernación no es solo un oficio antiguo, es un acto de amor por la memoria. Cuando abrí las cajas y vi estos ejemplares de ‘El Peneca’ y ‘Simbad’, sentí que estaba frente a un pedazo de infancia colectiva de Chile. Restaurarlos y darles nueva vida es mi manera de aportar para que no se pierdan, para que las generaciones de hoy puedan conocer lo que alguna vez hizo soñar a nuestros abuelos y padres”.

Su trabajo consistió en limpiar, reparar y “vestir” de nuevo los volúmenes con técnicas de encuadernación artesanal, respetando las portadas originales, las ilustraciones, los papeles antiguos, para mantener lo más posible la originalidad, pero asegurando su durabilidad. En ese proceso, se salva no solo el papel, sino las voces, las imágenes, los sueños que esas páginas albergan.

Pedro Garay Olate, encargado de la Biblioteca Municipal, subraya, “este trabajo de Lautaro es invaluable y fue un aporte gratuito. No solo nos devuelve revistas que estaban guardadas durante años, también nos devuelve parte de la identidad cultural de Chile. ‘El Peneca’ y ‘Simbad’ marcaron a niños y jóvenes durante décadas, y gracias a esta restauración podemos ponerlas a disposición del público. La Biblioteca no sólo guarda libros: también resguarda historias, y este rescate patrimonial nos permite seguir transmitiéndolas”.

Garay considera que gracias a este trabajo se rescata una parte esencial de la memoria cultural e infantil de Chile, que sin estas restauraciones corre riesgo de desaparecer del recuerdo colectivo: esas revistas que acompañaron los sábados, los cuentos antes de dormir, los concursos escolares, que marcaron a quienes hoy son mayores y que deberían conocerse también por los jóvenes.