Acumula un historial matizado de hazañas heroicas, triunfos, goles, aplausos y el reconocimiento de un medio siempre difícil y competitivo.
POR HÉCTOR ORELLANA ABACA
CAUQUENES. La llamada de diario La Prensa, fue una sorpresa total. “¡Imagínese la emoción que un medio de tanto prestigio como diario la Prensa, se acuerde de mí! Es toda una sorpresa, estoy ya cumpliendo los 71 años, en una etapa especial de la vida y por eso se agradece mucho”. Es la primera reflexión del recordado Hugo Cárdenas, el otrora goleador del ascenso.
Fue un futbolista destacado, embajador de su Cauquenes en todo Chile. Acumula un historial matizado de hazañas heroicas, triunfos, goles, aplausos y el reconocimiento de un medio siempre difícil y competitivo.
Desde que formó parte del Club Barrabases de Cauquenes, deslumbró por sus cualidades. Si bien la estatura no era su aliada, todo se compensaba con su habilidad y talento. Allí creció, en su entorno se hizo fuerte, se puso metas, lo hicieron sentir importante y valioso y decidió proyectar su vida a través del fútbol.
TRAYECTORIA
En 1970 fue a probar suerte a las juveniles de Ñublense. Allí lo evaluó el recordado técnico Pedro Morales, bastaron solo algunos minutos para que el “Chico” Cárdenas tuviera el visto bueno del DT y pasara a formar parte del club de la Provincia de Ñuble.
Mucho antes de lo previsto, Cárdenas era parte del plantel profesional. “Jugué algunos partidos, ya que era muy difícil. Había un plantel de jerarquía, por tanto, las opciones de ser titular eran escasas”, dice. A la temporada siguiente Indepen-diente de Cauquenes, ya militando en el fútbol profesional, le ofrece contrato. Cárdenas no lo duda, entre ser suplente en Ñublense y tener una titularidad asegurada, decide el regreso. Así se mantuvo 11 temporadas defendiendo la camiseta del club que representaba a la ciudad que lo vio nacer y crecer.
MOMENTOS
Fueron tres momentos los que marcaron su tránsito por Independiente, en la temporada 1976 fue el segundo goleador del torneo de ascenso, el 77 es goleador del campeonato con 23 tantos y en 1979 disputó la liguilla de ascenso a Primera División. “Me hizo feliz ser goleador de Independiente. Pero todavía siento una pena muy grande, ya que, en esa liguilla de ascenso a Primera División frente a Arica, Audax y Santiago Wanderers, pasaron cosas raras. Antes de llegar a esa definición la directiva ya había vendido a más de la mitad del plantel. Hubo muchos compañeros que no mojaron la camiseta y otros que la mancharon, lo que para mí por ser cauquenino fue una situación muy penosa”, recalca.
Luego de ese periplo por Independiente, el “Pinino”, Cárdenas como lo bautizó el recordado Julio Martínez, juega en Magallanes, que dirigía Eugenio Jara -que lo había tenido en Cauquenes- y que entre otros integrantes del plantel tenía a Adolfo Nef, Julio Suazo, Luis Marcoleta, Claudio Toro, Arturo Jáuregui y Juan Rojas, entre otros. Posteriormente, un breve paso por Deportes Linares pondría fin a su impecable trayectoria deportiva, que tuvieron como sello su presencia permanente en las redes contrarias. Un goleador de clase, rápido y ágil.
LIGUILLA
En Arica entre el 12 y el 19 de enero de 1980, se jugó la liguilla por el ascenso a Primera División. Audax y Santiago Wanderers lucharían por mantener la categoría, mientras que Arica e Independiente buscaban el ascenso. Los problemas para los cauqueninos empezaron inmediatamente. Por un acto de indisciplina era marginado de la titularidad Hugo Guzmán, el motor del equipo. Pero lo más curioso, fue que previo al mini torneo, el equipo estaba completamente desarmado para la próxima temporada. El entrenador Eugenio Jara y los jugadores Benedicto Pereira, Hugo Cárdenas y Guillermo Carvajal fueron traspasados a Magallanes, y la estrella del equipo, Ribamar Batista, había firmado por uno de los rivales: Audax. Esto último trajo como consecuencia que Batista no jugaría el último duelo ante su futuro equipo.
Estos movimientos fueron realizados por los dirigentes, obteniendo recursos frescos por el traspaso de estos jugadores. La gran mayoría de la plana dirigencial no quiso ascender a la división de honor, producto que el aumento de costos podría hacer insostenible la mantención del plantel.
A todo eso se sumó el intento de soborno de un dirigente de Wanderers, previo al partido con los caturros, el cual dejó un maletín con dinero en el camarín rojo, a sabiendas de las precariedades que tenían los jugadores del Independiente.
A pesar de semejantes inconvenientes en la liguilla, los “rojos” pudieron plantarle un duro partido a Wanderers, perdiendo estrechamente 3-4 y empataron 0-0 con Audax a pesar de la ausencia de Batista. En este último partido los maulinos dominaron el encuentro, pero no pudieron perforar la valla audina. Gran parte del sueño del ascenso se derrumbó en la derrota ante el local Arica por 3-1, en el cual los nortinos marcaron la diferencia en los primeros 20 minutos.
Debido a terminar en último lugar de la liguilla con un punto, Independiente permaneció en Segunda División para la temporada 1980. Y como se desprendió de gran parte de sus figuras, no pudo lograr regularidad durante la temporada y finalmente descendió a Tercera División al final el mismo año que había disputado la liguilla.
Luego de cuatro temporadas en Tercera División, el club entró en receso a nivel nacional por 26 años, hasta el 2011 cuando volvió a la Tercera B del fútbol chileno.
VUELTA
Como la historia se escribe dos veces, tras su retiro vuelve a su club de origen el Barrabases y Cárdenas sigue vinculado a la actividad. Estuvo como técnico ayudante en Independiente en la temporada 2011 en Tercera División y también estuvo a cargo de una escuela de fútbol, donde con una pasión desbordable traspasó sus conocimientos y experiencia ganada en su linda carrera.
Hoy la vida de Cárdenas transcurre entre sus hijos y nietos y su labor en una parcela donde se entretiene y ocupa: “Todos los meses de marzo nos juntamos los históricos de Independiente para recordar los momentos vividos en el fútbol y de los grandes momentos que logramos marcar”, subraya.
El alma de Hugo Cárdenas está inundada de situaciones, momentos y vivencias, de las cuales da gracias a Dios a su familia y su Cauquenes, que según dice “no cambiaría por nada”.