Lleva más de 24 años instalado en la céntrica calle 1 Sur, en Talca.
Ha visto pasar gran parte de la historia de las últimas décadas de la capital maulina.
Extraña mucho el masivo transitar que había con el Mercado Municipal. “Ahí tienen que hacer algo con urgencia, es un patrimonio que no podemos perder”, dice con nostalgia.
Por Juan Ignacio Ortiz Reyes
TALCA. Eduardo Pichara Núñez es parte del patrimonio humano que tiene el centro de Talca y ve con mucha nostalgia cómo su oficio se va exterminando. “Ya somos muy pocos los que quedamos. Imagínese que cuando estaba el mercado, aquí -a solo unas cuadras- habían más de 15 lustrabotas solo en la entrada”, manifiesta con añoranza.
¿A qué atribuye usted que su oficio se esté acabando?
“A la informalidad en el vestir. No sé a quién se le ocurrió permitir que los caballeros ya no utilicen corbata en sus trajes con los que van a diario al trabajo y eso trajo consigo también que se acepte que se usen zapatillas para ir a la pega. Antes eso era imposible. Hasta el junior de la oficina lucía traje impecable y se pasaba a lustrar los zapatos hasta dos veces al día, no ve que lo mandaban como estafeta a dejar muchas cosas y caminaban harto y se les ensuciaban sus zapatos. Hoy la informalidad la ve en la forma de vestir de casi toda la gente”.
¿Quiénes son sus principales clientes?
“Había de todo un poco, pero imagínese que el empleado bancario, por ejemplo, cuando salía a almorzar se pasaba a tomar su cafecito y de pasada a lustrarse sus zapatos. Hoy son muy pocos los que siguen esa tradición, nuestro trabajo se está terminando, pero yo me niego a dejarlo”.
¿Siempre acá mismo?
“Sí, en la 1 Sur casi al llegar a la 5 Oriente. Aquí estoy de lunes a viernes, el sábado es muy raro el que ande con zapatos o con botas”.
¿Cómo llegó usted a este oficio?
“Por mi abuelo talquino: José René Núñez Gómez. Yo trabajé en la Plaza de Armas de Santiago, donde llegamos a ser 60 lustrabotas y por calle Ahumada hasta la Plaza de Armas habíamos más de 200. Ahora vaya usted a Santiago y haga ese recorrido y no se va a encontrar con más de 15. Esa es la dura realidad”.
¿Por qué se vino a Talca?
“Yo soy talquino y mi abuelo era talquino y toda mi familia es talquina y desde el año 2000 que estoy en esta ubicación. Aquí me va a encontrar siempre”.
¿Ha visto pasar a mucha gente por acá? ¿Qué clientes ha tenido?
“Alberto Arbizu, don Argimiro Rodríguez Diez, dueño de La Bota Verde, en fin son muchos más, pero no me acuerdo de los nombres completos. En la actualidad yo debo ser el único lustrabotas que está en el centro de Talca”.
¿Cuáles son los mejores días y horarios?
“Lejos los lunes en la mañana. La gente pasa temprano para lucir bien y generalmente los lunes son días de reuniones. Siempre los mejores horarios para los lustrabotas han sido en las mañanas, incluso muchos trabajan desde temprano en la mañana hasta pasadita la hora de almuerzo. Los otros días muy buenos son los jueves, ese día como que la gente sale a hacer más compras o trámites para evitar salir el fin de semana”.
¿Qué locales se extrañan del centro antiguo de Talca?
“El Mercado Municipal por lejos. Era impresionante la cantidad de gente que venía a hacer compras ahí y eso nos beneficiaba a todos; el Olimpo que estaba acá cerca, el Cine Astor, todos aquellos locales que la modernidad no los ha sabido reemplazar eran un buen gancho para que la gente se pasara a lustrar los zapatos y por eso mismo ha bajado la clientela, pero yo me niego a que este oficio se termine. Es lo que me permite sobrevivir, es lo que me enseñó mi abuelo José René Núñez Gómez”.