Análisis coyuntural con mirada país. El seremi de Transportes y Telecomunicaciones jugó un activo rol en la recuperación de la democracia y en su fortalecimiento, como experimentado parlamentario en los gobiernos de la Concertación. Aunque ve con desesperanza el actual escenario, anhela que los nuevos actores tengan la suficiente inteligencia para responder a las urgencias que requiere la ciudadanía.
TALCA. Fue diputado por el extinto distrito 40 por seis periodos, vicepresidente de la Cámara y presidente subrogante tras el deceso de su par, amigo y recordado dirigente sindical, Manuel Bustos, el mismo con quien Guillermo Ceroni compartió mientras el líder social estuvo relegado en Parral, su comuna de residencia, donde es reconocido como una figura relevante de la centro izquierda.
El abogado de 78 años, en conversación con diario La Prensa, revive lo que fue el histórico 5 de octubre de 1988, momento en que los chilenos se volcaron a las urnas para acabar con la dictadura cívico militar, un desafío complejo no exento de temores, que ayudó a concretar bajo un propósito común aglutinador que dista mucho de la realidad divisoria e individualista que hoy tiene sumida a la clase política en una profunda crisis de confianza.
En julio fue convocado por el Gobierno del Presidente Gabriel Boric para sumarse como seremi de Transportes y Telecomunicaciones ante su vasta experiencia política. ¿Qué significó para usted este nombramiento en primer término?
“En primer lugar, yo creo que para uno que siempre ha estado en la actividad pública, política, me pareció, que uno no podía quedarse simplemente descansando después de tantos años de trabajo, sino que también podía seguir colaborando de manera de que a través de la actividad pública, de la actividad de Gobierno, dé más a la comunidad. Yo creo que uno no se puede quedar simplemente en su casa disfrutando, después de años de trabajo, sino que en la medida en que puede, aportar más a la comunidad. Y por eso acepté este cargo en la Seremi de Transportes y Telecomunicaciones y lo he hecho con mucho gusto”.
Este 5 de octubre se conmemoraron 36 años del triunfo del No, que permitió el retorno a la democracia a nuestro país. Usted en la comuna de Parral fue un activo hombre que logró aglutinar esfuerzos que permitieron justamente este resultado en las urnas. ¿Cómo lo recuerda?
“Por supuesto que uno lo recuerda, desde la distancia, como un momento en que todos los chilenos y chilenas que realmente queríamos la democracia demostramos tener un gran valor, energía y valentía para poder luchar con el objeto de recuperar la democracia. En el momento que se esperaba el resultado de la votación, fue de gran tensión y por supuesto de temor, pero nos jugamos, nos jugamos a pesar de la posibilidad de que si hubiéramos perdido habríamos sentido, diríamos, y habríamos podido tener represalia de distintas maneras. Así que desde lejos uno siente que ese fue un acto de valor, pero un acto realmente que lo enorgullece a uno, porque con eso logramos que nuestro país esté como hoy día es, un país con democracia real”.
Le tocó defender varias organizaciones en ese periodo tan crítico de nuestro país. ¿Cómo lo asume también el hecho de poder rescatar parte de todo ese momento que permitió consolidar este acto democrático de retorno?
“Creo que es bueno poder explicitar que en ese momento uno tuvo un papel importante, no solo a nivel nacional, por ser uno de los que en el fondo colaboró a través de todo el país con muchos otros para lograr que realmente recuperáramos la democracia y poder ganar el No. Aquí en Parral a mí me tocó ser el dirigente que encabezó toda esa lucha, porque, evidentemente, había un gran temor de poder siquiera dar un paso y manifestarse en contra del régimen que existía en ese momento. A mí tocó junto con algunos otros de enfrentar eso y empezar poco a poco a movilizar a la gente, a que saliera a la calle para que se manifestara, para que demostrara que estaba en una posición realmente de recuperar la democracia y que no estaba con ese régimen que existía en ese momento y que afectó tanto a los derechos humanos. Y empezamos a salir poco a poco a la calle y a hacer caravana hasta que finalmente la gente se plegó en forma multitudinaria y logramos así movilizar la gran mayoría de Parral para, en definitiva, aportar diríamos en ese enfrentamiento y en esa situación de lograr que la democracia volviera. Entonces en ese momento uno tiene una gran alegría de haber sido un agente propulsor de ese movimiento y por supuesto que allí muchas organizaciones en las cuales yo participé también se acoplaron a ello y bueno, es un recuerdo, diríamos, tremendamente significativo para uno en este momento”.
Circunstancialmente en octubre, pero del 2019, se desencadenó un estallido social. Han pasado cinco años de ese fenómeno que ha evidenciado también una fragmentación en nuestro país. ¿Cómo lo analiza? ¿Siente que está más polarizado Chile?
“En primer lugar decir que este movimiento del que estamos hablando fue espontáneo y tiene que ver con la tremenda disconformidad de la gente en relación, no solamente en Chile, si uno ve los movimientos a nivel mundial, en relación a la disconformidad que siente por el sistema social y económico en que se vive. La gente está agobiada, desde el punto de vista económico, desde el punto de vista de la falta, diríamos, de poder disfrutar con su familia por la exigencia que implica el estar cumpliendo horarios de trabajo y además con sueldos realmente muy, pero muy bajos. Entonces el estallido social es una demostración de ese rechazo a un sistema que le impide tener ingresos decentes, un sistema de salud como corresponde, un sistema de pensiones. Fue una explosión como para decir basta, esto me está agobiando, así lo he entendido yo. Ahora, naturalmente que con el tiempo en que ocurrió eso, lamentablemente hoy día vemos un Chile que en vez de dar una respuesta adecuada a lo que ese movimiento significó, lo hemos polarizado, en el sentido de que no se ha logrado tener esa unidad y esa armonización de las distintas posiciones para buscar una solución a la gente. Porque en el fondo, Chile lo que necesita es eso, que los sectores de derecha, izquierda y centro nos unifiquemos. ¿Para qué? Para dar respuesta a la ciudadanía y que los intereses que muchas veces yo los encuentro como bastante mezquinos, de los que tienen más, puedan aportar más de sus recursos para que en definitiva solucionemos los problemas de tantos y tantas chilenas y chilenos”.
POLÍTICA DE LOS ACUERDOS
¿Falta capacidad para llegar a consensos?
“Yo creo que falta mucha capacidad para llegar a acuerdos. Anteriormente, veía una posición de los distintos sectores políticos como una posibilidad de acercarse más, pero de pronto en el fondo yo veo una lejanía cada vez mayor de los distintos actores políticos, como que no se hablan entre ellos, como que no hay una conversación adecuada. Y eso es lo que a mí me preocupa del Chile que estamos viviendo. Yo espero de que haya la suficiente inteligencia de actores políticos nuevos, diría yo, que entiendan que sin una armonía, sin una unidad, sin realmente tener a Chile y sus necesidades de la gente en primer lugar como meta y no como aspectos mezquinos desde el punto de vista político, creo que eso va a poder dar, diríamos, una solución a nuestro país. Pero lamentablemente hoy día estoy con mucha desesperanza, evidentemente que uno también no puede dejar de ser optimista para que realmente suceda lo que queremos para Chile, en realidad esa unidad que tanto se anhela para solucionar los problemas sociales y económicos que tiene nuestro país”.
De acuerdo a los actores políticos actualmente predominantes, ¿hay alguna figura que para usted sea relevante a destacar de la oposición, del sector contrario al Gobierno?
“La verdad es que realmente, si usted me pregunta eso, en este momento desde la oposición yo no veo a actores, figuras significativas que realmente puedan producir esa vinculación y que puedan realmente evitar la polarización. Yo veo, vuelvo a decir, que en el sector de oposición son muchos que están mirando sus propios intereses sin ver, diríamos, lo que el país quiere, el país no quiere esa polarización. Pero no veo actores en la oposición importantes. Obviamente hay actores que uno los ve con grandes posibilidades el día de mañana de ser electos presidentes o presidentas, eso lo ve. Pero en mi opinión no son actores que a uno le den esa esperanza de que eso va a contribuir a una mayor unidad con los sectores que hoy día gobiernan el país”.
El 26 y 27 de octubre tendremos elecciones de gobernadores y consejeros regionales, alcaldes, concejales, ¿cómo vislumbra el escenario?
“Esto es un escenario que en mi opinión no es claro de predecir, estamos realmente enfrentados a un acto electoral en que nadie puede decir cuál va a ser el resultado. En realidad aquí puede ocurrir cualquier cosa y no hay duda que también… yo quiero decir que veo a los sectores de oposición en una posición bastante fuerte, yo diría que en una posición que en el fondo pueden tener grandes posibilidades; nosotros también, pero yo veo que aquí todo puede ocurrir y evidentemente que nada de las votaciones que van a haber, nada de eso nos puede indicar quién va a triunfar realmente y quiénes van a salir adelante electos, ya sea como gobernador o gobernadora y tampoco como alcalde y concejales. Es difícil dar y apostar a un resultado. Claro, porque se da una figura particular, es una elección obligatoria. Exactamente, al ser una votación obligatoria uno ve que va a haber una gran cantidad de personas que van a votar y esa gran cantidad de personas son más impredecible aún por quién van a votar o si van a manifestarse o no, así que por eso que eso lo hace más impredecible porque es un electorado que no es el que normalmente uno conoce, el que uno puede percibir o puede analizar para dónde va, en qué dirección van a votar, con qué posición política o social van a hacer que su voto esté diríamos expresado. Entonces eso hace más complejo el escenario en cuanto a poder predecir un resultado”.