Fernanda Fuentes. Tras vivir hasta sus 18 años en Curicó, “Fer”, como es conocida dentro del mundo de la música, ha llegado a tocar y trabajar con una serie de artistas de alto calibre.
ESTADOS UNIDOS. Ya son ocho los años de residencia que acumula la baterista curicana Fernanda Fuentes en Estados Unidos. Por estos días, “Fer”, como es conocida dentro del mundo de la música, viene de cerrar un agitado 2022, donde estuvo principalmente haciendo giras con la artista NIKI, tanto por Estados Unidos como por Asia, y además con Daya por Europa. A fin de poder transformarse en una profesional de las baquetas, a los 18 años “Fer” se fue desde su natal Curicó hasta Santiago, donde permaneció por 10 años. Allí se desempeñó como baterista de diversas bandas, entre ellas Mamma Soul, LaBanda en Flor, junto al solista Álvaro Véliz, entre otros. Fernanda no se olvida de sus raíces, por lo que a lo menos una vez al año vuelve a Curicó para estar con su familia, de quienes siempre sintió un más que incondicional apoyo. Fernanda ha llegado a tocar y trabajar con artistas de alto calibre como Becky G., Sebastián Yatra, Finneas, Enrique Bunbury (Héroes del Silencio), Lauren Jauregui (Fifth Harmony), Thalía, Daya, Debbie Gibson entre muchos otros. Incluso, ha sido parte de producciones y películas de Hollywood como “Hollywood Stargirl”, donde comparte escenas con Uma Thurman y Judy Greer, además de un sinfín de videos musicales y grabaciones en vivo.
¿Cuándo decidiste que te irías de Curicó y luego de Chile?
“Comencé a tomar clases particulares de batería desde que estaba en tercero medio en Curicó. Mis clases eran en Santiago, así que viajaba todos los sábados por el día en bus a tomar una hora de clases. Cuando ya fue momento de irme a la universidad, elegí una escuela de música popular en Santiago, así que a mis 18 partí a vivir y estudiar ahí. Toda mi familia aún vive en Curicó y por lo mismo fue muy difícil partir y peor aún, tomar la decisión de irme del país. Siempre fue un sueño venirme a Los Ángeles, pero de ahí no pasaba ya que siempre parecía algo imposible. En el 2014 descubrí este concurso internacional para bateristas mujeres llamado ‘Hit Like A Girl’, donde solo debías postular con un video y la gente votaba por ti de manera online. Decidí participar y gané el segundo lugar. Eso me abrió puertas para auspiciadores, por lo que decidí postular a una beca en una universidad en EEUU. Un mes después me había ganado la beca y dos meses después me estaba yendo de Chile a comenzar un magister. Todo este proceso fue siempre pensando que no pasaría y prácticamente fue a ojos cerrados. Sin duda la locura más grande de mi vida hasta el momento (risas)”.
¿Qué ha sido la mejor parte de irte a vivir a otro país y por qué?
“Sin duda la mejor parte ha sido poder desarrollarme en la música al 100% y vivir de ella. Al comienzo me vine a Los Ángeles, California, a hacer un magister en música que terminé en dos años y desde entonces he estado totalmente concentrada en dedicarme a tocar y grabar para diversos artistas. No ha sido para nada fácil, y al comienzo cuesta entrar en el mundo musical y conocer a la gente correcta, pero eso solo lo da el tiempo. Poder estar en la mecca de la música popular y poder internalizar todo eso ha sido muy lindo, además de poder entender que el nivel de los músicos norteamericanos es probablemente el mejor del mundo en el estilo pop y en el lenguaje de la batería y rodearse de eso ya es enriquecedor. Poder tener acceso a todo lo que deseas como músico en cualquier minuto y poder vivir de tocar batería sin duda ha sido lo mejor que me ha pasado”.
¿Cómo ha sido trabajar con artistas tan grandes como Thalía o Uma Thurman?
“¡Ha sido absolutamente una locura! Agradezco cada momento que tengo de poder compartir mi arte y conocimientos con gente como ellas que han logrado carreras ejemplares basadas en constancia, creatividad y responsabilidad. Por ejemplo, cuando estábamos grabando la película con Uma Thurman (“Hollywood Stargirl”), estaba esta escena donde entra ella caminando a este bar donde va a cantar y nosotros, la banda, entramos detrás. Mientras estábamos esperando afuera que el director nos diera la seña para entrar, todos los músicos hablábamos, nos reíamos, etc, pero Uma jamás salía de su papel. Absolutamente concentrada, repitiendo sus líneas. Me dediqué toda esa grabación a observar su metodología. Una de las cosas más admirables de todos los artistas, es cuanto trabajo ponen para lograr lo que han logrado. Incluso el artista que menos te gusta, si está donde está, es porque ha puesto todo su tiempo en crear una carrera que le haga feliz”.