Propietaria del restaurant “Colo Colo”. Por décadas estuvo a la cabeza de una de las “picadas” más famosas a nivel nacional, responsable de haber colocado a Romeral en el mapa gastronómico de Chile. Tras su fallecimiento recordamos esta entrevista realizada a fines de enero de 2013.
ROMERAL. Este martes se dio a conocer el fallecimiento de María Raquel Orellana Cáceres, quien era la propietaria del restaurant “Colo Colo”, recinto ubicado en la avenida Chile de la localidad de Romeral. A fines de enero del 2013, el periodista Carlos Arias Mora, actual integrante de las filas de diario La Prensa, se trasladó hasta el citado local y entrevistó a la señora Raquel, quien por esos días todavía cumplía un más que activo rol en su negocio. A continuación les dejamos parte de aquel material
HISTORIA
Si bien el local nació como un pequeño bar en 1970, la señora Raquel junto con su marido Wenceslao Llebul, decidieron cambiar de rubro y enfocarse en la preparación de plateadas, el plato estrella del local, con el cual lograron el prestigio de ser considerados como una de las mejores “picadas” del país. Su esposo falleció en 1977, por lo que, en cuanto al tema de la contabilidad, Orellana se ha hecho asesorar por su única hija, Margarita del Carmen, transformándose de paso en su brazo derecho. “Mi idea es seguir hasta que Dios quiera, después tendrán que venir a visitar a mi hija. Yo sigo poniéndole ojo a las plateadas, en ese sentido, soy muy exigente y gracias a eso tengo el prestigio que tengo. Sobre la preparación, más que secretos, el tema está en la precaución y atención, estar pendientes de ellas, que no se pasen, que no se quemen, o que no se pongan duras. Por eso, nunca van a encontrar malas a nuestras plateadas”, acotó. Orellana conserva un optimismo y una alegría digna de imitar, que lo demuestra al final de cada respuesta que entrega, compartiendo una lozana sonrisa. Sobre el nombre del restaurant, se trata de un homenaje al popular equipo de fútbol.
¿De qué momento siente usted que su restaurant se transformó en una de las picadas más famosas del país?
“Siempre fue así, siempre me llegó gente. Al comienzo los principales clientes eran de Curicó y Romeral, siempre hemos tenido buenos clientes. Nuestro gancho siempre fue la plateada. Yo acá ofrezco otros platos como pastel de choclo, humitas, pollo de campo arvejado, pero la gente viene por la plateada. Se les ofrece otras cosas, pero al final dicen que no, que quieren plateada (risas)”.
Dentro del local hay muchas fotografías que dan cuenta de varias ilustres visitas…
“Sí, por ejemplo el Presidente de la República (Sebastián Piñera) ha estado dos veces acá, siempre cuando está cerca de Curicó, pasa a almorzar acá. También estuvo la Presidenta (Michelle) Bachelet, yo en esa oportunidad no pude sacarme una foto con ella, porque me vine a la cocina para que saliera todo bien, ella quería tomarse una sopa, porque ese día hacía mucho frío, aunque igual comió plateada”.
¿Su idea es partir, como se dice “con las botas puestas”?
“Sí, pero la verdad es que he estado alejándome un poco, por mis huesos, es gastadura natural, de tanto trabajo. Pero igual hago las compras de las cosas que se necesitan en el local, eso lo hago yo”.
¿Qué siente cuando prestigiosos chefs reconocen su trabajo?
“Me siento muy alagada por eso, el cariño que he recibido es muy grande. Mi negocio está lejos, por eso no es para imaginarse que sea tan conocido y que nos visiten tanto. Ese premio (del Círculo de Cronistas Gastronómicos de Chile, entregado el año 2012, en la mención “Cocina Chilena Tradicional”) lo fui a retirar yo a Santiago, me llamaron y fui. Habían muchos locales que se podían haber ganado ese premio, pero bueno, al final me lo dieron a mí, tuve la suerte (risas)”.
¿Cuándo usted ya parta de este mundo, le gustaría que el restaurante se mantuviera?
“Por supuesto, me gustaría que este negocio siguiera. Por eso se han llevado las cuentas ordenadas, imagínese que tuviéramos una deuda que llegara a la boca de la gente, uno no tiene por qué endeudarse más de lo que genera. Hay un prestigio que mantener, por eso yo me he cuidado de que eso no pase”.
¿Cuál es la promesa que usted puede formular a las personas que siempre están prefiriendo su restaurant?
“Yo he tratado de mantener la calidad de lo que ofrezco, porque si cambio o bajo el nivel, la gente lo va a notar y me va a reclamar. Yo empecé con la plateada y mi promesa es morir con ella. Las personas que se queden van a tener que cuidar el prestigio, ya que la receta de la plateada no se mueve de la cocina (risas)”.