Admisión escolar. Se trata de un “sacrificio” que, por desgracia, no “garantiza” que tendrá la “recompensa” que buscan, pero que lo realizan, dicen, por querer darle “lo mejor” a sus hijos.
CURICÓ. En el contexto del proceso de admisión escolar, con la ilusión de obtener un cupo para sus hijos, cientos de padres y apoderados pernoctaron en las afueras de recintos educacionales, con todo lo que eso conlleva. En algunos casos, dicha espera incluso comenzó desde el domingo pasado. Durante la tarde de este miércoles, diario La Prensa hizo un recorrido, visitando al menos tres establecimientos, donde, en términos generales, el panorama era muy parecido: hablamos del colegio Santo Tomás, el colegio San Ramón Nonato y el colegio politécnico San José.
Se trata de un “sacrificio” que llevan a cabo padres y apoderados que, por desgracia, tampoco “garantiza” que tendrá su “recompensa”, pero que lo realizan, dicen, por querer darle “lo mejor” a sus hijos. Ayer por la mañana, la “espera” por las matrículas llegó a su término, en un sistema que funciona “por orden de llegada”.
COLEGIO SAN RAMÓN NONATO
Con el objetivo de obtener matrícula para su hijo Felipe, Isela Lagos llegó el pasado domingo a eso de las 19:30 al exterior del colegio San Ramón Nonato. Para su sorpresa, media hora ya había arribado una persona encabezando la respectiva fila. Desde ese momento, se turnó con familiares para preservar el “cupo”. “Este sistema es realmente un asco, es frustrante, es muy humillante y vergonzoso. El primer día que yo llegué, de verdad que quería llorar”, nos reconoce de entrada. “No se está escuchando a la gente, están haciendo vista gorda del asunto y no están teniendo la empatía que deberían tener”, acotó.
A pesar de aquel escenario, Lagos nos contó que entre los padres que comenzaron a llegar se generó un “apoyo mutuo”, a fin de poder sobrellevar dicha situación “de la mejor forma posible”. Como párrafo aparte, una de las quejas que más se reiteró, dentro del grupo de personas que se encontraba en las afueras del citado recinto, fue que el sistema no estaba respetando la promesa de que los estudiantes pudieran ingresar al colegio, escuela o liceo que estuviera “más cercano” a su respectivo domicilio.
COLEGIO SANTO TOMÁS
En el caso del colegio Santo Tomás, la primera persona que llegó fue Hans Barros, buscando un cupo para su hija Isidora en pre kínder. “Estoy acá desde el martes a eso de las 17:30. Con mi mamá hemos estado turnándonos, cuidando el puesto. El colegio nos permitió poder pasar al baño desde hoy (miércoles), ayer no estaba esa facilidad”, nos cuenta. “Pasar por esto claramente no me gusta, siento que quita libertad, en parte, al elegir la educación, porque la tómbola te tira a un azar, que no sabes qué criterio ocupa para no postular. De las seis postulaciones que hizo, mi hija quedó en la sexta ¿Por qué no quedó en las otras cinco o en las tres primeras que uno pone como opción? Después, estar acá pernoctando por dos noches, para ver si es que cae un cupo, o simplemente volver con las manos vacías, como va a pasar en algunos casos de los que están acá, encuentro que no es la mejor forma para mejorar la educación”, subraya. “En particular, me gustaría elegir con los criterios que tenga cada colegio, y yo ahí elegir el que quiera. No que sea un sistema tan cerrado o tan poco práctico, para los que buscamos jugarnos por una educación un poco mejor para nuestros hijos”, concluye. Hasta el momento en el que este equipo de diario La Prensa estuvo en dicho lugar, la lista ya alcanzaba las 35 personas.
POLITÉCNICO SAN JOSÉ
En el caso del colegio politécnico San José, Pamela Valenzuela, fue la primera apoderada que llegó. Lo hizo a eso de las 21:00 horas del martes. “Hicimos una lista para organizarnos con los papás, hay 11 alumnos. En mi caso, busco para tercero medio, para mi hija Catalina y el resto para primero medio. Muchos colegios están en la misma que nosotros, esto tiene que ser presencial. El hecho de estar acá es agotador y estresante, lo hemos conversado con los otros papás que están acá, el sistema en sí está mal organizado, mal hecho. Todos postulamos por internet a los niños, pero muchos quedaron en lista de espera. En lo personal, la mía era la número uno, pero no avanzaba la lista y como le gustaba el colegio, hubo que recurrir a esta instancia”, dijo.
Alonso Alegría fue el segundo en llegar. Lo hizo por su hijo Benjamín, quien pasó a primero medio. “El director nos dijo que hay 15 cupos disponibles para primero. Lo malo es que el sistema no nos deja otra opción que tener que hacer esto de forma presencial. No puede ser que este sistema siga así, tienen que cambiarlo. No es por nada, pero por los niños que estamos acá, ellos tienen buenos promedios y no ven eso, no se basan en eso”, indicó.
Tal como en la mayoría de los casos, realizó un “relevo” con familiares para conservar el “puesto”. La noche del martes, solo dos apoderados estuvieron al exterior del citado recinto. “No sé si es miedo, pero igual uno siente algo de preocupación, porque la verdad es que de noche pasa harta gente, y si estaba solo, igual era como complicado. Hoy (miércoles) será mejor, por decirlo de una manera, porque hay más gente. Yo no dormí nada”, subrayó.