Académico. Indicó que aquello ha empañado un proceso que, de otra forma, habría sido “casi impecable” en el país.
TALCA. El doctor en Ciencias Biomédicas y académico de la Universidad de Talca, Sergio Wehinger, manifestó a diario La Prensa que el Gobierno debe seguir adelante con el plan de vacunación trazado, pero no ser vacilante respecto de las medidas restrictivas de trabajo y movilidad de las personas.
Como una manera de dar certeza a la población, ¿qué tan efectivas son las vacunas que se están usando en el país contra el Covid-19? ¿Cuánto realmente protegen y dura la inmunidad?
“Las vacunas que se utilizan en Chile se pueden dividir en las clásicas, como la Sinovac, que utilizan el virus atenuado que no es capaz de infectar, pero que tiene los elementos que el sistema inmune necesita reconocer para poder atacarlo cuando se presenta el verdadero virus. Y por otro lado, están las que son hechas de material genético derivado del virus, pero que también tienen como característica que no es capaz de infectar, pero dentro del organismo humano permite generar la síntesis de proteínas que tiene el virus y que el sistema inmune va a reconocer. Finalmente, la de AstraZeneca usa un virus modificado que perdió su capacidad de replicarse y que expresará la proteína S del Coronavirus y así alertará al sistema inmune”.
“Todos esos tipos de vacuna han demostrado ser bastante efectivas, unas más que otras, pero hasta la fecha, según los estudios, todas ellas sirven, ya que cumplen el mismo fin, que es tratar de inmunizar a la población y, así, tratar de acelerar la llegada a la inmunidad de rebaño, si es que alguna vez la alcanzamos”.
¿Coincide con que falta mucho para obtener la inmunidad de rebaño en el país?
“La inmunidad de rebaño se alcanza cuando un cierto porcentaje de la población es inmune, de manera tal que el virus no encuentra hospederos efectivos donde reproducirse y, de esta manera, incluso las personas susceptibles de infectarse (no vacunados inclusive), quedan protegidos. Hay dos formas de inmunizarse: una de ellas es la natural, que es la que menos queremos, que es infectarse, sufrir la enfermedad y sobrevivir a ella, los que puedan; y una segunda, que es a través de las vacunas, que es la forma más deseable y más segura”.
“Lo que se intenta entonces es que, a través de este segundo proceso, se llegue de una manera más rápida a la inmunidad de rebaño, pero esto tiene una serie de trabas en el camino. Por ejemplo, si el virus tiene un ritmo reproductivo de infección muy alto, la inmunidad de rebaño se demorará mucho más tiempo, por otro lado, si el ritmo de vacunación es lento, también se dificulta este proceso. Otro factor es la reinfección, ya que, si el virus es capaz de reinfectar a la población, la inmunidad de rebaño se vuelve más difícil de alcanzar”.
“Finalmente, pero no menos importante, es la aparición de estas nuevas cepas que se han reportado. Por ejemplo, si hay una cepa para la cual la vacuna no tenga suficiente efectividad y ella se propaga, claramente y aunque estemos alcanzando la inmunidad de rebaño, con esta nueva cepa se puede volver a caer en un alto número de personas susceptibles de ser infectadas”.
“Todo esto nos lleva a creer que es muy optimista pensar que alcanzaremos la inmunidad de rebaño a mediados de año. De hecho, hay investigadores que dudan sobre si vamos a alcanzar una verdadera inmunidad de rebaño alguna vez o no. Pero tampoco hay que alarmarse demasiado por esto, siempre que contemos con vacunas que actualicen a nuestro sistema inmune. Mi opinión es que esta inmunidad de rebaño no debería alcanzarse por lo menos de aquí a un año”.
¿Qué crítica le hace al plan de vacunación chileno contra la pandemia?
“Creo que se debe seguir con el plan de vacunación que han fijado, tratando de llegar al mayor número de personas posibles. Lo que sí es más discutible, fue la priorización de vacunación al personal del Estado, que empañó lo que, de otra forma, habría sido un plan de vacunación casi impecable. Por otro lado, creo que el problema principal que se observa es que el Gobierno no debería ser tan vacilante respecto a las medidas restrictivas de trabajo y movilidad de las personas; entiendo que la economía se está viendo afectada, pero hay que priorizar, (ya que) sin personas saludables no hay economía”.
“Hay que tratar de salir de esto lo antes posible, pero no poner en riesgo a la población innecesariamente, creo que en esto se han dado medidas ambiguas; por ejemplo, al inicio de año, cuando se definió que los niños y niñas volvieran a clases presenciales, claramente no fue una buena idea… por ello es importante indicar que hasta que las tasas de contagio no bajen lo suficiente y tengamos sobre un 70 % de vacunados en la población, no se debería volver a implementar este tipo de acciones”.