La palabra inglesa “Compost” (la RAE lo castellanizó como “Composta”) suena casi como elegante e impresiona como algo “de buena clase”, pero su mejor sinónimo sería el criollo término de “abono” y hasta podríamos aplicar una expresión más popular que sería “guano”.
La composta se usa en agricultura y jardinería como mejoramiento para el suelo (abono orgánico), aunque también se usa en paisajismo; control de la erosión y recuperación de ciertos terrenos.
Esta materia se forma cuando animales como la lombriz y sus variantes se comen los restos orgánicos, entonces las heces (excrementos) de esos animales son denominadas “compost”.
Cualquier organismo biodegradable podría transformarse en composta una vez transcurrido el tiempo suficiente, debido a los diferentes tiempos de descomposición de los mismos. Otros materiales deben evitarse, debido a la producción de malos olores y las consiguientes plagas.
No todos tienen los recursos como para almacenar estos abonos (lo ideal serían estructuras sólidas como silos de diversos tamaños) porque, según definen los expertos: “en cielo abierto, resulta ser un foco de infecciones, moscas, gusanos y malos olores y, entonces, una buena política encaminada a reciclar los materiales orgánicos reduce la contaminación y fomenta la producción, reconstruyendo la estructura de la tierra y devolviendo a la naturaleza los nutrientes que la actividad del hombre ha tomado prestados previamente”.
Entre los materiales de rápida descomposición están: Las hojas frescas; restos de corte (en seco) de césped; estiércol de animales de corral y malezas jóvenes
Y entre los de descomposición más lenta se puede mencionar: Restos de frutas y verduras paja y heno viejo; Restos de plantas; Estiércoles pajizos (caballos, vacas, burros); Flores viejas y plantas de macetas; malezas perennes y “camas” de conejos y otros animales herbívoros.
Decimos todo esto porque en estos días y semanas recientes los vecinos del Callejón Los Maquis, en la comuna de Rauco, están pasando por una situación sumamente desagradable por los intensos y nauseabundos olores que provienen de un huerto cercano, inundando el ambiente en torno a sus casas y la población de moscas y zancudos ha aumentado sobremanera, con un evidente deterioro de la calidad de vidas en esos hogares.