Con la decepcionante eliminación en las actuales eliminatorias sudamericanas que ya están por finalizar (solo restan 2 jornadas), la selección chilena debe enfocar desde ahora toda su artillería para rendir al máximo en las próximas eliminatorias para el mundial del 2030. Es un hecho también que, con esta decepcionante actuación, se debe dar por finalizada la “generación dorada” que conquistó la copa América en 2015 y 2016. Analicemos algunos factores claves que urgen mejorar en la selección chilena para así, llegar al 2030 con una nueva generación dorada que no solo consiga la clasificación en el mundial que se realizará ese año, sino que además, sea capaz de llegar lejos en ese campeonato.
Acelerar el cambio generacional en la plantilla
Es fundamental que la dirección técnica de la roja termine de concretar y consolidar la tan necesaria transición generacional. No es por subestimar a grandes veteranos como Alexis Sánchez y Arturo Vidal los cuales aún siguen siendo referentes en el equipo, pero ya su edad limita su impacto, como se evidenció en la derrota 1-0 ante Argentina, donde Sánchez fue prácticamente la única amenaza ofensiva. Poner al equipo a depender de sus veteranos, sin que haya una clara intención de que jugadores emergentes busquen asumir liderazgos, impacta negativamente en el rendimiento del equipo.
Si bien hay jugadores con mucho potencial como Ben Brereton Díaz, Darío Osorio y Marcelino Núñez, estos necesitan una mayor experiencia internacional, tal como señalaron las principales casas de apuestas como Pinnacle apuestas. Osorio, por ejemplo, marcó en la victoria 4-2 contra Venezuela en 2024, pero su inconsistencia refleja la necesidad de un sistema de desarrollo más robusto.
La FFC debe invertir en academias juveniles y ligas locales para identificar y formar nuevos talentos. También urge fomentar programas como los de la Fundación Arturo Vidal, que promueven el fútbol juvenil con apoyo gubernamental para garantizar una base sólida de jugadores para 2030. Además, se debe incentivar la participación de jugadores chilenos en ligas europeas, como Núñez en Norwich City, lo cual permite elevar el nivel competitivo.
Mejoras en las tácticas y rendimiento en el campo
En el campo, Chile debe abordar su falta de contundencia ofensiva y vulnerabilidad defensiva, algo que por cierto, también se evidenció en las pasadas clasificatorias para Qatar 2022 donde Chile tampoco clasificó. En las eliminatorias de 2026, La Roja promedió 0.39 goles por partido, la segunda peor marca de la CONMEBOL, solo por encima de Bolivia. En la reciente derrota 2-0 ante Bolivia se evidenció claros problemas en la creación de jugadas y la finalización, con solo dos tiros al arco. Tácticas como el 4-3-3 utilizado contra Argentina mostraron intenciones ofensivas, pero la falta de coordinación entre líneas impidió generar peligro. La defensa, liderada por Guillermo Maripán, fue sólida en momentos clave, como el empate 0-0 contra Ecuador en la jornada 14, pero errores individuales, como los de Igor Lichnovsky contra Bolivia, costaron puntos.
Para 2030, Chile necesita un sistema táctico que equilibre la presión alta con una defensa compacta, similar al estilo de Bielsa en 2010. Los entrenamientos enfocados en la posesión y la precisión en pases deben priorizarse. Además, la preparación física será clave, ya que el Mundial 2030, con partidos en Sudamérica, Europa y África, exigirá adaptarse a largos viajes, climas diversos y diferentes entornos. La experiencia de jugadores en ligas extranjeras puede ayudar a mitigar el impacto del jet lag, un factor que sin duda, afectará a los equipos sudamericanos.