Es el tercer jugador de Rangers con más partidos jugados. Asimismo, se ubica como uno de los goleadores en la historia del club.
Por Héctor Orellana Abaca
TALCA. El apellido Prieto, para todos los rojinegros, es sin duda sinónimo de Rangers de Talca. Desde la historia de Eduardo “Rucio” Prieto, hasta las de sus hijos: Eduardo, José Luis, Pablo y Cristian, hablan de un relato único e irrepetible. El padre y sus hijos vistiendo la rojinegra, es un acontecimiento único y especial.
Quizás se podría parecer a los Gómez de Cobreloa u Ovalle, o los Castañeda en Palestino o los hermanos Silva en Green Cross, pero los Prieto nuestros, lo superan.
Hoy tengo la distinción de presentar en este escenario escrito, cuyas páginas van a perdurar por siempre en el registro histórico del diario La Prensa, al “Gran Capitán” Pablo Prieto Lorca.
Reconocido, admirado y perpetuado para siempre. Se podría decir que es como un Roberto Carlos de Talca, porque tiene un “millón de amigos”, sale al centro por media hora y demora tres en regresar. Los saludos, el abrazo, ese sentido maravilloso de la vida de hablar y de conversar son el sello del personaje, que hoy, solo un poco alejado de la vitrina pública, sigue conservando la esencia de la persona cariñosa y amable que lo llevaron a incursionar en el fútbol y también en el servicio público. “Soy agradecido de todo. De la vida que me presentó cuando tuve uso de razón a dos personas maravillosas, mis padres: Ana María y Eduardo. Y también conociendo a mis hermanos y hermanas mayores. Me cautivó siempre la prestancia y la sabiduría de mis padres, su cariño y amor por sus hijos. Y sobre todo que aceptaran mis decisiones y las respetaran, ya que me considero en el buen sentido de la vida un rebelde que desde niño tuvo la intención de ser desafiante y un poco o bien atrevido”, dijo.
TRAYECTORIA
El camino del fútbol se comenzó a cimentar tras ser seleccionado juvenil de Talca en eliminatorias del futbol amateur. Posteriormente Santa Cruz lo lleva a en calidad de refuerzo al nacional de la salitrera Pedro de Valdivia. Después de ello regresa a Talca, ya con ofertas de Cobreloa y Universidad Católica. La decisión fue irse a Calama. Además, ya tenía una experiencia internacional al ser convocado a una selección juvenil Sub-17 en 1977 que disputó un torneo sudamericano en Venezuela.
Con solo 18 años debuta en Cobreloa, siendo parte de uno de los primeros planteles profesionales de los loínos. En 1979 juega en Huachipato, en 1984 en Universidad de Chile, Everton 1986 y 1987 y Rangers en 1980, 1981, 1982, 1983, 1985, 1988, 1989, 1990 y 91. En 1983 fue convocado a la Selección Chilena. Y se retiró a los 30 años, en diciembre de 1991, jugando frente a Cobreandino en partido que se ganó 1-0 y que permitió salvarse del descenso a Tercera División.
RANGERS
Es el tercer jugador de Rangers con más partidos jugados con la rojinegra (346) detrás de Iván “Pocholo” Azocar con 386 y Eduardo “Dunga” Pinto con 361. Asimismo, se ubica como uno de los goleadores históricos del club con 87 goles, junto a otros grandes como Héctor Scandoli, Juan Soto, Ramón Castillo y el más reciente Alfredo Ábalos. “Sin duda que Rangers es mi pasión, los colores que me identifican a los que quiero con el corazón. No solo por un tema de historia familiar, sino también porque representa mi esencia como futbolista y persona”, dice con nostalgia.
VIDA PÚBLICA
Como no solo de fútbol vive el hombre, Pablo Prieto incursionó en la política cumpliendo roles importantes como diputado de la República, el primer exfutbolista profesional, en llegar al Congreso Nacional, cumpliendo dos períodos: el primero entre 2002 y 2006 y luego entre 2018 y 2022. En el intertanto fue consejero regional por la provincia de Talca.
En sus tareas fue un férreo defensor de la transparencia, autor de importantes leyes, defensor de los derechos de la ciudadanía e iniciativas en el ámbito del deporte.
PRESENTE
Luego de una vida larga en la escena pública, hoy el “Gran Capitán” dedica horas a la lectura, a su pasión en el campo, a su familia integrada por su esposa Verónica, sus hijos Sebastián y Valentina y sus nietos Sara, Juan, Pedro, Pablo y Tomás, y su presidencia del Club Social y Deportivo Rangers, que reúne a exjugadores del club de todos los tiempos.
“En lo personal, siento que el sentido de la historia me llama. Hoy soy presidente de una agrupación que reúne a los jugadores de todos los tiempos. Lo cual es un privilegio. Me siento honrado de ello. Pero más allá de todos esos momentos lindos y maravillosos de nuestras reuniones, estamos trabajando muy fuerte en dos tareas que son prioritarias: lo primero un Mausoleo, para juntarnos todos en la otra dimensión de la vida y una sede museo que recoja nuestra historia, que al final es la historia del club que vamos a querer toda nuestra existencia y más allá de ella”, maniesta.
También de su puño y letra escribió el libro “Ídolos Maulinos”, dedicado a los deportistas destacados de la región y otro dedicado a la familia Prieto Lorca.
Para el autor de esta nota escribir de Pablo Prieto Lorca representa algo muy especial y que no se puede esconder por cuanto en este mundo ancho y ajeno, la sinceridad representa un valor importante. ¡Le tenía miedo!, por su cara desfigurada cuando jugaba con una pasión inigualable, ni siquiera alcanzar una foto, menos un autógrafo. Pero los años me sirvieron para entender su pasión y sentir la estrechez de mano y el abrazo de una persona que tiene la impronta de ser bueno de corazón, alma, aunque lo enojón, no se le pasa, pero es su personalidad, pero al final dan cuenta, que el personaje es más simple que una puesta de sol. Me libero de todo. Gracias “Gran Capitán”, por darme en representación de diario La Prensa, valiosos minutos de su tiempo, para hablar simplemente de la vida.
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