Miércoles, Noviembre 27, 2024
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Alberto Cardemil: “El 11 de septiembre evitó que Chile se convirtiera en una segunda Cuba”

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Entrevista. El abogado, quien registra domicilio en Curicó, accedió a responder una serie de consultas, por los 50 años del Golpe de Estado. 

CURICÓ. Hace algunas semanas atrás, en específico, durante la mañana del martes 8 de agosto, mientras estaba en las afueras del edificio de la municipalidad por calle Carmen, frente a la Plaza de Armas, uno de los periodistas de diario La Prensa divisó que por la vereda oriente de la citada arteria, transitaba el abogado Alberto Cardemil Herrera (77 años), quien recordemos, fue parte de la dictadura militar, cumpliendo el rol de subsecretario del Interior entre los años 1984 y 1988. Considerando que este 2023 se cumplen 50 años del Golpe de Estado, nuestro periodista abordó a Cardemil, solicitándole una entrevista. En tal contexto, Cardemil accedió a responder consultas, conversación que ahora compartimos con ustedes. Cabe señalar que el abogado tiene domicilio precisamente en la ciudad de Curicó. “En la conmemoración o en el recuerdo del día 11 (de septiembre de 1973), yo creo que hemos retrocedido, en vez de avanzar. Yo creo que, por mucho tiempo, por muchos decenios, hubo una situación mucho más cauta, en el sentido de entender que era un tema complejo, que las causas del 11 no fue simplemente un golpe militar, sino que una ruptura democrática anterior, y creo que la polarización política de estos últimos años, ha hecho que este 11 sea mucho más tenso, y mucho más partisano, de lo que fueron los otros 11 de septiembre”, nos cuenta de entrada. “El pronunciamiento militar, golpe militar, como quieran llamarlo, lo cierto es que es un hecho histórico. Me tocó aquí en Curicó. Recién casado, abogado recién recibido. Ese kiosko que está ahí (por calle Carmen, frente a la Plaza de Armas), era del presidente del gremio de suplementeros de Curicó, que estaba en huelga, junto con todo el comercio, estaba toda la ciudad paralizada, los camiones, el comercio cerrado, eran momentos de mucha tensión. Los días previos, era una situación que se veía irremontable. Yo no tenía participación, era un abogado joven, pero me parece a mí que el proceso, político, social, económico, lo que evidenciaba era un desmoronamiento institucional completo. La ruptura ya se había producido antes del 11. El 11 fue como el certificado final del derrumbe de la institucionalidad de la Constitución del 25, por acción del gobierno, por acción de minorías violentas. Yo creo que el golpe era esperado y era esperado por toda la comunidad”. 

¿Y la intervención que se habla de Estados Unidos?
“Yo creo que sí, que debe haber habido algo, interés sin duda. Recuérdese usted que estábamos en un escenario de guerra fría. El referente de la Unidad Popular era Cuba, recién se había producido la crisis de los misiles y esa era una realidad. Algo debe haber hablado en ese tiempo el embajador a la CIA, pero de ahí a creer que la intervención norteamericana fue la determinante, hay un mundo de diferencia. El pronunciamiento o el Golpe Militar fue pedido por la gente. En ese sentido fue una demanda popular, ante una situación insostenible. Esas dos cosas, la institucionalidad estaba rota ya, y segundo, los chilenos en su inmensa mayoría creían que la única salida era esa. Recuerdo las palabras, a los dos o tres días después de Patricio Aylwin, que nadie puede decir que era un golpista, diciendo que los militares salvaron a Chile, eso está en todas partes (…) Yo creo que obviamente todo esto fue una tragedia, un drama, que nadie quiere volver a repetir. Los actores de la época, la mejor enseñanza que pueden decir es que no podemos hacer las cosas de nuevo en Chile para que se creen las condiciones de una cosa como la que sucedió. Básicamente creo que es un día de reflexión, de aprendizaje histórico, de revisar las fuentes históricas, de darse cuenta de cómo no hay que hacer las cosas, de cómo hay que cuidar la democracia, de cómo hay que cuidar las instituciones, de cómo hay deberes más que derechos políticos, y eso es algo que muchas situaciones de hoy, recuerdan esos días aciagos, por lo tanto, es como una luz amarilla”. 

Respecto al 11 de septiembre: “Básicamente creo que es un día de reflexión, de aprendizaje histórico, de revisar las fuentes”.

¿Y en lo personal cómo recuerda su paso por el Gobierno Militar?
“El Gobierno Militar fue muy largo, y hubo muchas fases. A mí me toco actuar muy al final, cuando ya la Constitución del 80 y sus artículos transitorios habían empezado a operar. Había una salida, que fue la del plebiscito (de 1988) y había un itinerario constitucional. Si yo tuviera que hacer un resumen del Gobierno Militar diría que fue un gobierno de sombras y de luces, como toda obra humana. Las sombras son evidentes, aquí hubo una agresión delincuencial, terrorista y muchas veces se respondió fuera de la ley en la represión. Esa es la parte, sin duda que oscura. Entre las luces, yo siempre nombro algunas. El 11 de septiembre evitó que Chile se convirtiera en una segunda Cuba. Sin el 11 de septiembre, lo más probable es que históricamente hubiéramos hecho la misma deriva que hizo Cuba, en todos estos años, con toda esa tragedia que eso ha significado. Eso es una luz evidente. La segunda luz es haber entregado el poder. Un gobierno totalitario no entrega el poder, y haber dejado una Constitución por la cual han transcurrido 40 años de progreso. Fue un tren que siguió la Concertación con los rieles de esa Constitución, eso no cabe mayor duda. Recién ahora estamos cambiándola y no es seguro que se vaya a cambiar incluso (risas). Y la tercera, diría yo que es la paz. La gestión internacional que se hizo con Perú y con Argentina, la solución honorable de los problemas del Beagle, evitó una guerra que podría haber sido muy, muy sangrienta para Chile. Yo creo que eso también se debe al Gobierno Militar”.

Respecto a las sombras como usted dice ¿No le parece que es entendible lo que ocurre ahora, esta situación tensa que usted habla, cuando se trata de una materia que no se ha podido solucionar? “Claro que es entendible, en el sentido de que el compromiso que deben tener todas las fuerzas políticas es que hay que tener un cuidado especial respecto al tema de los derechos humanos, que eso no se puede volver a repetir, eso es entendible, pero lo que no es entendible es seguir cultivando eso para seguir desuniendo al país en forma partisana. Hay muchos países que han tenido esto, el caso de España, todos los países donde ha habido transiciones, donde han habido guerras…”

Yendo más atrás, se habla de Alemania, pero ahí sí hubo juicios y acá a mucha gente no se les enjuició.
“Pero aquí también hay juicios, con militares presos…”

Pero, por ejemplo, se habla de Augusto Pinochet, que entrecomillas se enjuició, pero no quedó en nada.
“Fue enjuiciado. Se murió antes de la sentencia. Vea las cárceles cómo están. Con generales, con jefes de inteligencia presos y muertos en la cárcel y con reparación a las víctimas. Yo creo que en eso se ha avanzado de buena fe en mucho, ahora como que se ha retrocedido. Yo en esto me quedo con lo que dijo el ex Presidente Frei (Ruiz-Tagle), que no fue un Presidente al que apoyé, pero los países se hacen así. Él por defender la soberanía de Chile, fue el que se peleó e hizo todos los esfuerzos jurídicos para que el general Pinochet volviera a Chile. Mire, este es un tema en el que no nos vamos a poner de acuerdo nunca, la Revolución Francesa de 1789 todavía es materia de juicios históricos, revisionismos históricos, porque no puede haber una historia oficial. No puede haber una historia escrita por una parte, la historia es mucho más compleja. Todavía no se ponen de acuerdo O’Higginistas y Carrerinos, que pasan peleando, o Balmacedistas o congresistas, yo creo que hay que dejar al juicio sereno de la historia el análisis de los temas, hacer un análisis de las cosas que se hicieron bien, de las cosas que se hicieron mal y mirar para adelante y dejar de dividirnos entre héroes y villanos. Aquí no sobra nadie, vamos todos en este mismo buque que se llama Chile, que está con hartos problemas, que tiene que llegar a buen puerto. Tratemos de trabajar por el futuro más que por los enconos del pasado”. 

El último cargo de gobierno que Cardemil ejerció fue durante el segundo mandato de Sebastián Piñera.

CÓMPLICES PASIVOS
En su momento el Presidente Piñera habló de los “cómplices pasivos” ¿Usted se sintió aludido por esa frase?
“No. La violación de derechos humanos es un delito. Eso es lo que es. Y lo que se rompieron en ese momento, cuando se produjeron, eran leyes vigentes. Las leyes de no matar, estaban en el Código Penal y la forma de conducirse de la policía, las leyes procesales, que se vulneraron, cuando se vulneraron los derechos humanos, eran leyes que existían, por lo tanto, los que lo cometieron, cometieron delitos, y por esos delitos están juzgados. Y la complicidad es un grado de participación en el delito, entonces por eso esa frase del Presidente Piñera, yo lo he conversado con él, a mi juicio fue darle cabida, en un contexto político, a una frase que tiene significación legal. De tal manera de que, en esta materia, el que cometió el delito es autor, el que lo ayudó a cometer es cómplice y el que lo tapó es un encubridor”.

 ¿La encuentra entonces una frase desafortunada?
“Yo creo que fue una frase desafortunada. Ahora, yo entiendo lo que quiso decir. Yo lo he hablado con él, y a mi juicio resultó desafortunado plantearlo así. Lo que quiso decir es algo que es verdad y que yo también me hago cargo. Yo creo que, aunque yo estuve bastante tarde, los que estábamos en una situación, los que éramos civiles, no dependían de nosotros las fuerzas de orden de seguridad, dependían de Interior, de Defensa, pero pudimos haber tenido una actitud más alerta, más vigilante. De alguna manera lo que pasó nos pasaba por el lado, pero debíamos haberle puesto más ojo, haber estado más vigilante. De alguna manera, se entendía que como estábamos en una agresión terrorista muy dura, era parte de la propaganda quizás. Recuérdese usted, que en el tiempo que yo fui subsecretario, hubo un desembarco de armas brutal y hubo un intento de asesinato del general Pinochet y de sus escoltas, que terminó con seis o siete muertos y había atentados todos los días. A lo mejor ahí debimos haber sido más alertas, estar más atentos y haber visto mejor la realidad. En ese sentido, lo que planteó Sebastián Piñera, en ese sentido, tenía razón. El uso del término es el desafortunado”.  

“Yo creo que fue una frase desafortunada”: así calificó Alberto Cardemil los dichos que en su momento formuló el ex Presidente Sebastián Piñera, relacionados a los “cómplices pasivos” de la dictadura.

 

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