Reflexiones. En la celebración católica, el obispo de la Diócesis de Talca, monseñor Galo Fernández, llamó al diálogo como instancia de reencuentro y respeto por el otro, aunque piense distinto.
TALCA. Una multitudinaria asistencia de fieles, llegados de las distintas zonas pastorales de la Diócesis de Talca, se congregó en el Gimnasio Regional, en el tradicional Encuentro Diocesano que celebra la asunción de la Virgen María, madre de Jesús. Los fieles, desde tempranas horas, se reunieron en el Colegio Manuel Larraín para luego trasladarse en procesión hasta el recinto deportivo, donde se realizó el oficio religioso presidido por el obispo Galo Fernández. “Hoy día fue una fiesta, vino mucha gente. Llevábamos años con limitaciones por la pandemia. El año pasado pudimos celebrar, pero con la limitación de aforo. Contamos con muchos fieles que aman lo que hacen, aman a la Iglesia y quieren compartir el don de la fe. Esto nos alienta y nos alentamos uno con otros”, señaló el pastor de la Iglesia Católica.
LLAMADO
En la celebración, el prelado hizo un llamado a poner a Cristo en el centro de nuestras acciones. “Tengo la convicción personal que si no ponemos a Cristo en el centro, de algún modo, todo se desvirtúa y se despista y de repente incluso en nuestra vida eclesial empezamos a estar más preocupados de la autoridad, del poder, de figurar. En contrario, cuando ponemos a Cristo en el centro del servicio a los demás y el servicio como Iglesia la tarea se realiza mucho mejor. Por eso la primera conversión es poner a Cristo en el centro para que nuestro corazón esté lleno de gozo, alegría y dispuestos a amar y servir”.
De la misma manera insistió en la validez del diálogo como instancia de reencuentro y respeto por el otro. “El Papa Francisco nos ha hecho presente cómo la sociedad se tiene que construir en el diálogo y eso significa la capacidad de escuchar la postura del otro y dejarse interpelar por ella. A veces nos pasa que en nuestra forma de diálogo no nos escuchamos, sino que estamos más bien preocupados de imponer nuestra forma de pensamiento y ahí entramos en una tensión y una competencia que efectivamente destruye las relaciones. Nuestro país necesita capacidad de diálogo, por ejemplo, en el proceso constitucional que no solo sea imponer nuestro punto de vista sino complementar con el pensamiento del otro. La sociedad se construye en la acogida, del que es diferente y en complementación de los puntos de vista distintos”.
GOLPE MILITAR
El 11 de septiembre se cumplen 50 años del quiebre democrático en el país. Esta es una herida que sigue abierta, señaló el obispo Fernández. “Es una fecha que ha herido la historia del país y que mantiene un distanciamiento muy grande porque hay visiones contrapuestas. De algún modo no hemos logrado llegar a una mirada común. Yo creo que ello requiere de mucho diálogo que nos ayude a una lectura de lo que pasó y que nos permita mirar hacia adelante. Ciertamente el pasado no lo podemos olvidar no está en nuestras miradas hablar de olvido. Hay que hablar de reconciliación, de reencuentro. Avanzar en la capacidad de integrar distintas visiones que fueron las que nos llevaron a una confrontación que resultó en un quiebre de la democracia. Para que nunca más en Chile suceda lo que vivimos necesitamos manifestar con fuerza nuestro compromiso con el diálogo, con la justicia, con la dignidad y respeto a las personas.