Fin de un ciclo. A solo horas de que se concretara el citado cierre, nos reunimos con su propietario Ricardo Bedós Marcet, quien a grandes rasgos nos contó las razones que justificaron el tener que dar aquel paso.
CURICÓ. El último día del 2022 cerró su cortina de manera definitiva, una emblemática tienda curicana: nos referimos a la Casa Paillard. Más de 60 fueron los años que permaneció en el corazón del comercio de Curicó, en calle Yungay #685. A solo horas de que se concretara el citado cierre, nos reunimos con su propietario Ricardo Bedós Marcet, quien a grandes rasgos nos contó las razones que justificaron el tener que dar aquel paso. “Si en cualquier momento me llamaban desde arriba, no hubiera quedado nadie acá, así que, pensando en eso, es mejor cerrar este ciclo”, dijo Bedós, de actuales 90 años, los cuales no los representa.
FACTORES
Don Ricardo recuerda que su familia arribó a Curicó desde Barcelona en 1939. Previo a lo que fue la Casa Paillard, con sus artículos para el hogar, el negocio familiar correspondía a una librería. Respecto a la Casa Paillard, reconoce que ya en los últimos años se hacía muy complicado seguir teniendo dicho buque “a flote”. “Uno es la competencia, otro es que costaba mucho conseguir mercadería y desgraciadamente, tampoco tenemos estacionamiento. Entonces cada vez que teníamos que cargar algo, significaba un parte (…) También la patente era muy alta. Sacando cuentas, era trabajar de más”, nos indica, dejando entrever cierta falta de apoyo.
¿Qué va a pasar con el espacio de la tienda?
“Tendríamos que arrendarlo, esto es nuestro. Después lo arrendaremos con calma. Si toca alguien, macanudo”.
¿Y cuál es su sensación cuando estamos a pocas horas del cierre?
“Triste, siento tristeza. La pura verdad. Estamos trabajando prácticamente desde que llegamos a Curicó, como le digo el año 39 y dejar de trabajar en esto, después que nos costó tanto construir todo esto, es triste. Ha venido mucha gente que ha comprado aquí a darnos las gracias. Todos los artículos que hemos tenido son de calidad”.
Eso era como un sello de la tienda…
“Lógico, un sello. La atención, la amabilidad y todo. Y lo otro que es muy importante, es que no hicimos diferencias respecto de dónde venían nuestros clientes. Aquí se atendía a todos por igual”.
¿Qué tiene pensado hacer ahora que no estará abierta la tienda? ¿Ha pensado en algo en especial?
“Es que tengo varias cosas. Siempre he ayudado en el Club de Leones, tengo el Centro Español, está el Hogar de Cristo. De alguna manera me voy a mantener activo”.