
El empresario ligado al sector inmobiliario y de la construcción, realiza un duro análisis de la economía y la política nacional.
Afirma que Chile se desvió de su camino a país desarrollado y que el sector de la vivienda, es el más castigado por el exceso de normativas, impidiendo a la clase media el acceso a una casa.
POR JUAN IGNACIO ORTIZ REYES
FOTOS CARLOS ALARCÓN DUARTE
La realidad del país no es de las mejores, eso para nadie es un misterio, pero hay algunos candidatos al Parlamento que se han ido al otro extremo de asegurar que “Chile no se cae a pedazos”.
Lo concreto es que el sector productivo del país es quien mejor puede hacer un barómetro de la situación y en el Maule, Fernando Leiva, contador auditor de la Universidad de Talca y en las últimas tres décadas, exitoso empresario del rubro inmobiliario y directamente ligado a la construcción, es una voz autorizada para realizar un exhaustivo análisis a esta realidad y también aterrizarla en nuestra región.
Fernando, usted sitúa un punto de inflexión en la historia económica del país. ¿Cuándo cree que Chile dejó de hacer bien las cosas?
“Yo diría que desde el 2006 hasta la fecha. Si revisamos la prensa del Gobierno del Presidente (Ricardo) Lagos (2000 al 2006), se señalaba que Chile iba a mostrar cifras de país desarrollado a poco andar, quizás en 2014. Éramos el líder, la envidia de Sudamérica, pero esa curva se perdió. La clave es descubrir qué hicimos mal”.
Le planteo mi opinión y espero una respuesta suya. ¿No será que ahí tuvimos la culpa también de elegir a los mismos de siempre y que hayamos pasado, por ejemplo, 16 años con dos presidentes de la República?
“Categórico no. Y pongo un ejemplo que me duele, me pica. Perú. Los peruanos llevan, al contrario de nosotros que en 4×4, 16, tuvimos dos presidentes. Sí, 16 años, dos presidentes. Ellos tienen en nueve años, siete presidentes. Claro”.
No es un ejemplo de gobernabilidad quizás…
“Ya, de acuerdo. Estamos plenamente de acuerdo. Pero veamos qué ha pasado en la economía. En la economía ellos han sido capaces de decir, dejemos que el sector productivo genere riqueza. Pero no está ahí también, por ejemplo, la estabilización que tenemos. Perú hoy día acaba de superar a México y a Chile en materia de exportaciones. Se puso en la vanguardia de las exportaciones. Y ustedes pueden decir, pero ¿cómo? Si tienen una inestabilidad política tremenda. ¿Cómo lo logran? Es que los políticos entienden que ellos pueden administrar el país desde el punto de vista económico, pero la maquinita que produce hay que dejarla que trabaje tranquila. Ellos no le hacen daño a la economía. Nosotros, en cambio, estamos perdiendo el liderazgo de los tratados internacionales de libre comercio”.
¿Qué errores o factores considera que fueron los más determinantes para este desvío?
“Hay cuatro o cinco factores determinantes. Uno es la burocracia”.
¿No será que somos el país más burocrático de toda Latinoamérica?
“Además, modificamos el sistema político que teníamos por uno que nos da inestabilidad. Desde 2006, en las elecciones presidenciales siempre gana la oposición, alternando de un extremo al otro, lo que nos deja sin continuidad de trabajo. La interrogante es ¿estábamos de acuerdo en que Chile, si seguía esa curva, iba a demostrar cifras de países desarrollados más adelante, ya sea el 2014? ¿Estábamos de acuerdo en eso? Yo creo que sí. Estábamos de acuerdo. Éramos el líder. Éramos la envidia de Sudamérica y Latinoamérica. Era así. Entonces la clave es descubrir, porque somos bien nacidos, ¿no es cierto?, porque tenemos buenas intenciones, porque no somos políticos, porque no somos activistas”.
En el sector de la construcción e inmobiliario, ¿cuáles han sido los golpes más duros que han recibido en los últimos años?
“Hemos sido golpeados por todas partes. Se grabó la industria con IVA, haciendo que la casa subiera un 10%, en el mejor de los escenarios. La Ley de 40 horas y la reforma previsional incrementan el costo de la mano de obra. Se han implantado numerosas normativas, como la nueva Ley Acústica, Ley de Ascensores, aislación térmica y la Ley del Ducto, que es la brutalidad más grande que se ha hecho, ya que solo encarece. La tasa de crédito hipotecario pasó de un 2% a 5%”.
¿Es decir, es un momento igual de complicado para la construcción como para otros sectores de la economía?
“Mire solamente lo que le he nombrado. Hay una ley de mitigación directa, ¿no es cierto? Hay una ley de integración social. Hay una nueva regulación térmica porque la anterior se modificó. Estamos en una industria en que nos movíamos a tasa de crédito hipotecario del 2%. Hoy día estamos a 5. Claro. O sea, ¿cómo es posible golpear a una industria más que eso? Tenemos una industria que, ya, sentémonos aquí los dos. Te contrato, eres socio, vamos a trabajar. Tenemos que salir a vender. ¿A quién le salimos a vender si tenemos un país más pobre? O sea, hoy día el acceder a una vivienda, comparado a hace 25 años, es impensado. Mira, yo me ha tocado vivir todo el proceso, todo, desde el principio, de la política habitacional que ha tenido el país. Desde el principio. No hay que olvidar que, en Chile, es impresionante lo que voy a decir, ¿no? Se hacían casas de nueve metros cuadrados, tres por tres. Nosotros construimos, muy poquitas, pero construimos nueve metros cuadrados. Era una pieza que tenía una división para generar un baño y detrás, en el muro que daba para el interior, se aprovechaban las cañerías y se ponían la plata. Eso era todo lo que se hacía. Hemos crecido una enormidad. Íbamos por un camino excelente. La mejor política habitacional que yo conozca en cualquier parte de la urbe, ¿no? No conozco una política habitacional tan asertiva como esta. Pero nos pusimos a hacer mal las cosas. Estoy hablando desde el punto de vista técnico”.
Hoy se habla de una recuperación de la industria, pero ¿a qué segmento se debe este crecimiento? ¿Usted lo cree así?
“Me cuesta decir que la industria goza de buena salud. La gente lo que puede comprar hoy día es vivienda social. La recuperación que está sintiendo Santiago es vía la vivienda social, bajo 4.000 UF, que es equivalente a 2.000 o 2.400 UF en Talca. Si hoy tenemos buenos resultados, es porque estamos construyendo pobres”.
¿Qué se necesita hoy para acceder a la vivienda de clase media en el Maule?
“La vivienda más económica sin subsidio requiere hoy una renta de $1.600.000. La gente ya no puede comprar casa. Hoy es impensado acceder a una vivienda comparado como hace 25 años, ya que las nuevas generaciones ganan menos y los bancos no aceptan un crédito sin pie. El país está más pobre”.
Usted plantea una idea radical para la salud: ¿Por qué el Estado no debería hacerse cargo de la administración?
“Yo fuera ministro de Salud, le entrego a todo chileno un bono y le digo: vaya usted donde quiera, pero yo no me voy a hacer cargo en los Cesfam ni en el hospital. Yo le entrego un seguro de salud. La gente que trabaja conmigo tiene un seguro de salud, el mismo que tengo yo. No hacen filas, no esperan. ¿Por qué el Estado no hace lo mismo?”.
ELECCIONES
¿Usted cree que las próximas elecciones pueden dar una respuesta a la realidad de cómo estamos?
“No tengo duda, ninguna. Yo creo que no estamos haciendo bien las cosas. ¿Usted está escuchando a alguien hoy día que hable de lo mismo? No, porque es imposible. Entonces la clave al mismo debe ser, sin entrar a la política, porque si entramos a la política es como entrar a la religión, no vamos a llegar a ninguna ocasión. Ya. La clave sería descubrir qué fue lo que hicimos como país, por error, por lo que sea, por mal intención, qué hicimos que hizo que se olvidara lo que estábamos pensando, qué errores cometimos. Cada uno podrá tener una opinión al respecto”.
¿Y en las elecciones próximas usted cree que el tema podría llegar a empeorar incluso?
“Podría, bueno, siempre es posible. Sin lugar a dudas, siempre es posible. Si tuviéramos un gobierno comunista, yo creo que la situación no es mejor que esta”.
¿Y las reformas políticas en las últimas dos décadas?
“No me gusta la reforma política que se hizo. Para mí la más grande industria del mundo, perdón, el gran país del mundo, la primera economía del mundo, Estados Unidos, tiene un sistema político que tiene solo dos corrientes: los Republicanos y los Demócratas, no tienen más. Y nosotros tenemos 17, 21, 22. Yo creo que, si les pregunto a ustedes, le pregunto a cualquier periodista, no tenemos idea la cantidad exacta de partidos que hay. Porque además es muy dinámico. Antes de las elecciones van a hacer un número, a terminar las elecciones se van a morir algunos, pero en cuanto se mueren nacen los otros. Y eso es porque nos pusimos un sistema político que nos da inestabilidad”.
¿Nos ha faltado madurez política como país, en las dos últimas décadas?
“No quiero agredir a nadie, pero la provincia de Curicó tuvo un diputado que realmente era un chiste, ¿no es cierto? ¿Y por qué fue eso? Porque modificamos el sistema político para terminar con la estabilidad que teníamos”.
¿Se refiere a Raúl Florcita Alarcón?
“¿Así se llama? ¿Se llama Florcita?”
Él se llamaba Raúl Alarcón, pero le agregó Florcita en su incursión política, porque así era más conocido por la gente…
“Sí, ah, me refiero a él. Sacó el 2% de los votos. ¿Cuánto sacó? 2%. ¿Da estabilidad a un país una cosa por estilo? Yo soy un hombre de derecha, no me gusta la política. Pero no tiene por qué gustarme a mí el Presidente de la República, si soy uno más. Pero digo, me da rabia porque el frente político que a mí no me gusta, reconozco que tiene buena gente. ¿Y por qué no ponen a esa buena gente entonces? ¿Por qué nos tienen que poner…?”.
Porque ponen quizá al más empático, al que le pueda asegurar, llegar al poder…
“Yo creo que pasó otra cosa, ¿eh? Pasó un fenómeno bien especial. Y esta no es materia mía, pero uno tiene opinión. Creo que la bandera de lucha que se dio en la elección anterior, entre Gabriel Boric y José Antonio Kast, era de dos opiniones… voy a una cuestión más objetiva. Estamos hablando de post-estallido social. Y hay un candidato, Gabriel Boric, que está representando el cambio. El país lo hemos quemado, ¿no es cierto? Digámoslo así, no quiero imputar, lo hemos quemado. ¿Por qué? Porque argumentamos que queremos hacer las cosas de una forma distinta. Y aparece un candidato que dice yo estoy por el cambio y empiezo a ofrecer todo lo que la gente quiere escuchar. Aparece otro que olvidémonos de lo valórico, porque ahí yo prefiero no hablar. Que él quiere hablar de la seguridad, del crecimiento, de la inversión, del empleo, etcétera, etcétera. Ese discurso no lo quiere escuchar nadie. ¿El discurso que quieren escuchar? ¿El discurso que está de moda? ¿Cuál es el discurso que está de moda? En ese minuto, el cambio. Queremos cambio, queremos cambio. Entonces ese llegó pero pintado, pintado”.
Y se culpó a los 30 años anteriores que fueron de crecimiento económico….
“Pero que… Pasa otra cosa bien divertida después. Este gobierno hace una primaria y pone a dos candidatos. Olvidémonos cómo se llaman. Olvidémonos del partido político que son. ¿Qué representa uno? Representa la inseguridad. Me refiero a (Carolina) Tohá. Si nosotros le preguntamos a la mayoría de chilenos, diría, ¿qué es lo más importante? Nos van a decir, por lejos, la seguridad. Y resulta que va de candidata la mujer que está a cargo del problema de seguridad. El problema que más preocupa a la gente. Por lo tanto, se le asigna a ella la responsabilidad por el fracaso más grande. ¿Y a quién ponen como contraparte? A la mujer que ha tenido más éxito en este gobierno. Porque lo logró sacar, aunque no sea de su agrado. La reforma de las 40 horas. Porque sacó una reforma de previsión. Que no era la que ella quería, ¿no es cierto? Pero la sacó. De tal forma que presentan dos candidatos. Uno, el éxito del gobierno. Y el otro, el fracaso del gobierno. ¿Quién va a ganar? Si no hay para qué echarlos a correr. Si seguimos esa misma tónica hoy día”.
¿Qué representa Jeannette Jara para usted como candidata?
“Uff, yo diría que la continuidad. ¿Qué más podríamos decir que representa Jara? La continuidad. Es la continuidad de este Gobierno (del Presidente Gabriel Boric). De tal suerte que los que estén de acuerdo con este Gobierno, tienen que votar por Jara. Porque representa eso. Si está bien. ¿Y quién sabe si puede ser lo mejor que le pase al país? Yo creo que no. Pero como no soy dueño de la verdad, genero la duda. ¿Y quién representa el que tiene al frente? Siguen los mismos discursos. Seguridad. Seguridad, crecimiento, empleo. ¿Y qué quiere la gente hoy día? Seguridad, crecimiento, empleo. ¿Quién va a ser el Presidente?”.
¿Cómo califica, por ejemplo, el error en las tarifas de las cuentas de la luz?
¡Uy, que tiene muchas aristas eso! A mí la que más me duele como empresario, capaz que la ponga solamente como titular, es que no me vengan con cosas. Si yo trabajo en una industria y este caballero es la autoridad y tiene que calcularme la tarifa, no me vengan con cosas. En el sector privado nosotros vamos a calcular las tarifas. Hágalo usted, señor ministro, hágalo usted, señor encargado de la Comisión de Energía, hágalo usted. Pero yo tomo la ley y la calculo. O sea, no me vengan a decir que las empresas no se dieron cuenta. A mí me cobran en Colbún 400.000 pesos de luz por cargos fijos. Ya. Y ahí tengo a cinco ingenieros revisando el cálculo de costos fijos para llegar a determinar si es procedente o no es procedente. ¿Ustedes creen que una industria va a aceptar que un tercero le calcule las tarifas? Claro. Nosotros vamos a aceptar que el conservador de bienes raíces nos calcule cuál es el arancel que nos tienen que cobrar. No lo hacemos, nosotros lo calculamos. Entonces eso nos duele”.

























