El jueves 13, viernes 14 y anoche, se hizo chico el Teatro Regional del Maule, que albergó a más de 3 mil personas en sus tres jornadas.
La banda oriunda de Talcahuano, demostró el por qué en la actualidad son lo mejor de la escena musical chilena.
POR JUAN IGNACIO ORTIZ REYES / FOTOS EDUARDO CORVALÁN
TALCA. No eran ni las 18:00 horas y ya había mucha gente aglomerada en la esquina de la calle 1 Oriente con la Alameda Bernardo O’Higgins, en pleno centro de Talca.
El frontis del Teatro Regional del Maule (TRM) se repletó en tres jornadas.
Más de mil personas por noche llegaron a ver a la mejor banda chilena de la actualidad: Los Bunkers, esos jóvenes que irrumpieron en 1999 desde Concepción con las ganas “de comerse al mundo musical”.
Y vaya cómo han ido evolucionando y en esta gira acústica (Unplugged) 2025 lo están logrando, más aún con la inclusión de grandes músicos.
Los más de mil fanáticos que llegaron al TRM en cada una de las jornadas de jueves 13, viernes 14 y anoche, se quedaron con la imagen de un grupo sólido, maduro y con un recital en que les sale y les fluye una perfección que se traspasa al público.
MIÑO
Los hermanos López (Álvaro: voz y guitarra y Gonzalo: bajo y contrabajo) y los hermanos Durán (Francisco: voz, guitarra y teclados y Mauricio: guitarra y segundas voces) han ganado mucho en su banda con el ingreso de la baterista y vocalista Cancamusa.
Ella le da una potencia inusitada desde atrás, con una fuerza tremenda en las baquetas y con coqueteos con su pasado musical en el dream pop, el indie pop y el trip hop, que no tenía la banda penquista hasta hace un año y días.
Francisco López se luce como vocalista con bailes sugerentes, tocando el pandero y hasta cantando el cover “Let ‘em in”, una canción de Paul y Linda McCartney para su proyecto Wings. Ese tema trae de un sopetón a los mayores de 50 años a disfrutar aún más de las 2 horas y 18 minutos que dura el recital.
Los solos de guitarra o las introducciones que hace Francisco Durán tienen muchos guiños a The Beatles y, en lo nacional, a Los Tres y eso se nota, lo traspasa a través de sus poros. “Pancho” es el motorcito de la banda. Y en canciones como “Nada nuevo bajo el sol” saca a relucir una interpretación que a los fanáticos lleva aún más a corear sus temas.
El otro Durán, Mauricio, en guitarra y segundas voces, cumple un rol fundamental en mantener la armonía musical y aumentar esa música beatlesca (The Beatles) con la que se han hecho muy grandes y traspasando fronteras, llevándolos a triunfar en México, país en el que viven gran parte del año.
Y pareciera ser que Gonzalo López fuera el que menos ruido hace, pero finalmente el sonido consolidado de su bajo acompaña a esa batería potente de Cancamusa y le dan un power especial a la banda, especialmente cuando suenan más a rock and roll.
INVITADOS
En teclados, un invitado, Martín Benavides, que le da un equilibrio perfecto a un sonido consolidado. Y en flautas, quenas, zampoñas, otros grandes invitados: los profesores penquistas Víctor Contreras y Sergio Ramírez.
En Charango sumaron a Gregorio Madinagoitia, amigo desde Primero Medio de Los Bunkers y un “crack” arriba del escenario.
La gota que rebasa el vaso de los invitados es la sólida interpretación de la mexicana Carmen Ruiz, quien toca teclados y se luce con el acordeón y logra total protagonismo al interpretar una versión de “Heart of Glass” de Blondie con Álvaro López.
Y las cuatro invitadas del Cuarteto Austral: Vale del Canto, en violonchelo; Priscila Valenzuela, en viola; Maca Mendoza y Jabatza Flores, en violín, le dan el toque más íntimo al concierto, con sonido de conservatorio, adornado por un escenario con tonos tierra, con unos retazos de tela que parecen sacos y una iluminación tenue.
Y en el último espacio del recital aparecen rodeados de grandes lámparas de cristal y candelabros, donde cantan temas como “Llueve sobre la Ciudad”.
Es un show imperdible que logra un clímax con las interpretaciones vocales, por ejemplo, de Cancamusa, desde la batería en “Rey” o los clásicos “Calles de Talcahuano” y “Canción para Mañana”, cuyo arreglo tiene una novedad, incorporando casi al final partes de “Al Final de este Viaje”, de Silvio Rodríguez.
Por eso se siente en el ambiente que nadie quiere que esto termine, porque es como “despertar en las mañanas que no me hace demasiado bien”.