Opinión. Si el campeonato del 2019 se vio afectado por el “Estallido Social” y el torneo del 2020 tuvo como protagonista a la pandemia del Covid-19, este 2021 la administración del mismo fútbol ensució la actividad y se espera la resolución final de tribunales de justicia, para que cientos de futbolistas, profesionales ligados a la actividad e incluso hinchas, cierren la temporada y comiencen su descanso para volver a la cancha en 2022.
CURICÓ. En Curicó Unido las aguas no son calmas. La turbulencia del presente caudal del fútbol chileno genera inestabilidades que solo vienen a generar peligro en la actividad futbolera nacional. Clubes que faltan a las normas y no pueden ascender o bien sufren con sanciones o descensos, la habitual práctica de los pagos negros ‘bajo cuerda’ y los siempre cuestionados incentivos por ganar o perder, parecen llevar al hombre del maletín en el fútbol chileno a tener sus días contados en la actividad. Así sea.
DESCANSO
El caso Melipilla podría bien ser la gota que rebalsó el vaso de un fútbol nacional cansado de las malas prácticas y que será visto con nuevos ojos por autoridades y el mercado en general. Estas nuevas acusaciones contra dirigentes y clubes enmarcados en sociedades anónimas, solo debiese generar una nueva supervigilancia de entes fiscalizadores y de los mismos clubes, quienes en Consejo de Presidentes tendrían que definir nuevos lineamientos de actuar para que no se repitan más acontecimientos y acusaciones, como las que recaen en contra de un club y que ven la luz sobre la hora como un salvavidas sacado bajo la manga, en los descuentos de un torneo y donde se afecta a profesionales que nada tienen que ver con la polémica, como los futbolistas, cuerpos técnicos y todo el staff alrededor de equipos como Copiapó y Curicó Unido, que estaban listos para jugar la liguilla de promoción y vieron suspendidos sus partidos decisivos por esta investigación que durará varios días más y que mantiene en vilo y sin descanso ni merecidas vacaciones a todo un centenar de profesionales, que como la mayoría de sus colegas hoy, debiesen estar ya prestos a zambullirse en el relajo con sus familiares y amigos, sin embargo, hoy siguen pendientes y tensos respecto a un futuro que no deja ver bajo el agua, sin fecha ni claridad del panorama próximo.
REPERCUSIONES
En Curicó Unido el panorama es como el citado. Los jugadores llegan incluso a desganarse de entrenarse pues la incertidumbre es un gigante mar donde no hay (por ahora) puerto a la vista. Los futbolistas prefieren lanzarse una zambullida en su piscina y cuando en tribunales y oficinas de Quilín dejen de interpretar normas, recibir llamados, usar calculadora y proyectar los campeonatos 2022, ahí volverán a enfocarse en la definición de esta convulsionada temporada.
Si en 2019 fue el estallido social lo que afectó el término del torneo y en 2020 claramente fue la pandemia la protagonista de un campeonato sin público, este 2021 cuando los aplausos caían por el tetracampeonato de la UC, llegó una lluvia ácida por actuares administrativos que ensuciaron el término del torneo, donde se buscan responsables, seguramente habrá sanciones e igualmente ojala exista una autocrítica en las normas de Quilín donde no exista pie para que cierres de año como éste, vuelvan a afectar a jugadores, cuerpos técnicos, médicos, administrativos de los clubes involucrados e hinchas en general, quienes también se mantienen alertas y en vilo, viviendo esta larga espera como un partido más, donde tras el pitazo final de los abogados de la ANFP habrá como en cada causa, ganadores y perdedores.
Más allá de quienes sean, según la actual y modificable normativa, lo que se necesita hoy es una pronta resolución para dejar atrás este pantano que enloda el siempre atractivo fútbol nacional.