Cuando faltan escasos cuatro días para las primeras “mega-elecciones” que tendrán lugar en nuestro país este sábado 15 y domingo 16, este evento tan bullado y hasta un poco “farandulero”, podría incluso tener más importancia si no fuera porque vivimos la dramática pandemia del Covid-19.
A medida que van pasando los días, tanto en la prensa formal como en redes sociales ha ido quedando en evidencia (una vez más) lo tremendamente difícil que es llegar a puntos de mínimos de acuerdo entre las corrientes sociales, políticas y económicas, que existen no solo en el Chile republicano sino que incluso ya se advertía en tiempos de la Colonia.
Esta permanente pugna entre los sectores antagonistas parece eternizarse y ha dado para todo tipo de opiniones –tanto las más serias y profundas– como algunas que son francamente humorísticas y divertidas, y para ejemplo está la frase acuñada por el desaparecido y gran poeta, matemático, físico e intelectual chileno, Nicanor Parra, que en algún momento de su inquieta vida, dijo: “La izquierda y la derecha unidas, jamás serán vencidas”.
Y es que las nociones de “izquierda y derecha”, conllevan de forma implícita una omnipresente oposición en el ámbito político.
Ambos términos nacen en la Francia de 1789, durante el inicio de la Revolución Francesa, para posteriormente extenderse a gran parte de los sistemas políticos de todo el mundo.
Las particularidades de esta bipolarización, en líneas generales, se enfrentan y oponen.
Se dice que en la Asamblea Constituyente francesa de 1789, las sillas ubicadas a la “derecha” del presidente del organismo, fueron ocupadas por el grupo de los más conservadores y que estaban por conservar la monarquía.
Del otro lado, en las sillas de la “izquierda”, se comenzaron a reunir los revolucionarios que tenían una visión casi totalmente opuesta.
Los valores de autoridad, identidad nacional, orden, seguridad, militarismo, tradición, religión, conservadurismo, libertad económica, corresponderían a la derecha política.
Los valores de progreso, igualdad jurídica, respeto a lo nacional e internacional, autóctono, solidaridad, insubordinación, secularismo, el derecho de autodeterminación y la justicia social, mediante una economía planificada, lo marcarían a la izquierda política.
Todos, en la misma sala…. “Juntos… pero no revueltos”.