Las personas que padecen el trastorno denominado “piromanía” experimentan una especial tensión antes de provocar un incendio y esa “tensión” solo disminuye cuando realizan la acción de incendiar.
Estas personas sienten una necesidad irresistible de provocar el incendio, lo que viene acompañado con el placer; es decir, sienten una especie de fascinación por el fuego.
Muy distinto es el caso de personas que provocan intencionalmente un incendio, con el propósito premeditado y deliberado de conseguir algún fin, objetivo y puntual.
Hacemos este preámbulo para referirnos a la insólita y relevante noticia de carácter regional que ocupó la portada de nuestra edición de ayer sábado en diario La Prensa, en que se informaba que siete brigadistas que prestaban servicios a una empresa de carácter privado, fueron formalizados por la responsabilidad que tendrían en el origen de una serie de incendios forestales que afectaron, entre enero y abril del año pasado, a bosques de la comuna de Molina.
Se trata de una emergencia que se conoció como incendio en “Agua Fría”, la que se extendió por varias semanas, y que estuvo a solo tres kilómetros de alcanzar terrenos del Parque Nacional Radal-Siete Tazas.
Se estableció que ninguno de los imputados era de Molina y se trata de personas que registran domicilio en diversas otras ciudades del país, quienes se habrían concertado para originar un total de cinco focos los que, a la larga, afectaron a miles de hectáreas de bosque y pastizal.
La citada imputación de cargos responde a los antecedentes que fueron recabados durante la respectiva investigación, a manos de personal de la PDI, previamente ordenada por el Ministerio Público.
Respecto a la motivación de los sujetos para concretar los delitos, la fiscal Mónica Barrientos, encargada de exponer al Juzgado de Garantía de Molina los hechos que configurarían los correspondientes delitos, subrayó que los ahora imputados se habrían “concertado” tanto con el ánimo “de incrementar sus ingresos económicos”, como para además “obtener un reconocimiento de tipo laboral”.
Cabe recordar que las llamas pudieron ser extinguidas recién el 3 de abril del 2020, dejando casi 15 mil hectáreas de bosque nativo y pastizal totalmente consumidas.