
Así como algunos asistieron a la Catedral de Talca, donde la ceremonia fue dirigida por el obispo Galo Fernández, también fueron a otras parroquias de las provincias de Talca y Curicó.
POR MARÍA FRANCISCA GARCÍA BASCUÑÁN
FOTOS: CARLOS ALARCÓN DUARTE
TALCA. Esta Noche Buena no solo fue esperada por los regalos que trae el Viejito Pascuero a los más pequeños del hogar y los obsequios que reciben los más grandes de las familias, sino que estuvo marcada por otra celebración, una de carácter religioso, que celebraron miles de familias y que es el sentido original de estas fiestas, que es el nacimiento del Niño Jesús.
Por ende, muchos fieles asistieron junto a sus hijos a la misa del Gallo que fue realizada en la Catedral de Talca, donde la ceremonia fue presidida por el obispo Galo Fernández y a otras eucaristías realizadas en varias parroquias de las provincias de Talca y Curicó.
En la ocasión, monseñor recalcó que “celebramos esta fiesta con inmenso gozo, hasta yo diría sorpresa y estupor, porque contemplamos algo gigantesco, maravilloso, algo que transforma. Tanto es así, que yo marcaré como el año…desde que comienza a marcarse la historia, antes y después de todo esto. Dios ha querido estar presente en nuestra vida…en nuestra historia. Tal vez por eso, esta noche la queremos vivir junto a otros. Que nos expresemos nuestro amor, no solo por un regalo que viene para diario…también, durante todo, con delicadeza…con alegría”.
Asimismo, mencionó que “un niño en un pesebre. Ciertamente están ahí, porque antes José y María recorrieron muy bien, golpeando puertas y no se abrían. No es el lugar digno para que naciera la vida, pero si hubiese nacido en palacios reales, los pueblos de los últimos no podrían acercarse. La belleza del pesebre es que todos se pueden acercar”.


