Fallece Rafael Alcaíno, “Rafaelito”, voz histórica de Los Luceros del Valle

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La postal histórica para la última entrevista que concedió a Diario La Prensa en su casa en Talca.

Por Héctor Orellana Abaca
Foto Carlos Alarcón Duarte

TALCA. Pesar en el mundo artístico provocó el fallecimiento de Rafael Alcaíno, cariñosamente conocido como “Rafaelito”, emblemático integrante y voz inconfundible del grupo Los Luceros del Valle. Su partida, ocurrida a causa de un paro cardiorrespiratorio, deja un hondo vacío entre sus compañeros, amigos y el público que lo acompañó durante más de cinco décadas sobre los escenarios.

“Rafaelito” fue mucho más que un intérprete: fue un símbolo de pasión, humildad y amor por la música tradicional chilena. Su carisma, su picardía y su inconfundible talento marcaron la trayectoria del conjunto, llevando su música a todos los rincones del país y generando innumerables recuerdos en quienes tuvieron la fortuna de escucharlo.

DEDICADO A LA MÚSICA

Nacido el 10 de agosto de 1950 en Molina, Rafael Alcaíno tuvo una infancia marcada por las dificultades. Tras la temprana muerte de su padre, debió asumir responsabilidades junto a su hermano mayor, encontrando en la música un camino de vida. Desde niño recorrió calles de Curicó y Talca acompañado de su guitarra, interpretando canciones populares que conquistaron a los transeúntes.

Ya en Santiago, su talento fue reconocido por quienes lo escuchaban en las calles del centro. Uno de ellos, Hernán Cousiño, le regaló su primer acordeón, instrumento que sería clave en su carrera profesional. Fue en uno de sus recorridos en tren donde conoció a Óscar Insunza, con quien fundó en 1974 el legendario conjunto Los Luceros del Valle.

EL LEGADO

El grupo se consolidó en los años 70 como uno de los máximos exponentes de la música mexicana interpretada en Chile, mezclando corridos, cumbias y letras picarescas. Éxitos como “El animalito”, “Prieta linda”, “Las sabaneras” y “Vivo en tinieblas” marcaron una época y los llevaron a la fama nacional.

Su tema “El animalito” se convirtió en un clásico, recordado por su contagioso coro y su tono festivo.

A lo largo de su carrera, Rafaelito recibió múltiples reconocimientos, entre ellos un Disco de Oro en 1976, una medalla de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD) por sus 50 años de trayectoria y participaciones en programas históricos como “Sábados Gigantes” y “El Festival de la Una”.

Rafaelito perdió la vista cuando era un bebé, pero jamás permitió que aquello limitara su arte. “Veo con los ojos del corazón”, solía decir, agradecido por el don de la música que le permitió ganarse la vida y entregar alegría a generaciones de chilenos y chilenas. Su tema “Vivo en tinieblas” es un emotivo testimonio de esa fuerza interior que lo caracterizó.