
Este hombre de fe que recibió de manos de monseñor Manuel Larraín, la ordenación sacerdotal el 18 de septiembre de 1954, fue vicario episcopal de Talca en 1990, cuando
llegó a la Parroquia “La Merced”. En 1993, administró la Parroquia Santa Teresita y en 1994 “El Sagrario”, que está a un lado de la Catedral, llegando a ser vicario general en 1998.
POR MARÍA FRANCISCA GARCÍA BASCUÑÁN
FOTO: EDUARDO CORVALÁN MUÑOZ
TALCA. Una gran pérdida para la Iglesia Católica tuvo ayer en la madrugada, la Diócesis de Talca, cuando se informó del sensible fallecimiento de quien fue su vicario general y lideró la Parroquia El Sagrario desde 1994, Mario Molina, un sacerdote que tuvo un rol relevante siendo promotor de justicia, además, de ser durante varios períodos, miembro del Consejo de Presbiterio y del Colegio de Consultores.
Según informaciones, Mario Molina partió al encuentro del Señor a causa de una afección cardiaca, durante la madrugada de ayer, a sus 95 años, en el Hogar del Buen Samaritano en Molina, donde vivió estos últimos años y ayer se celebró una eucaristía a las 11:00 horas, para luego ser trasladado a Talca y ser velado en la Iglesia Catedral, efectuándose una eucaristía a las 20:00 horas.
En tanto, hoy a las 12:00 horas se realizará su misa fúnebre en el templo catedral, instancia donde la Iglesia Diocesana pondrá en manos de Dios, la vida y testimonio de Mario Molina, por sus más de 71 años de sacerdocio, haciendo oración por su eterno descanso.
Esteban Matamala, párroco de Rauco, dio su testimonio en misa efectuada en Molina, en donde agradeció a Dios por haberlo conocido.
“Él me recibió cuando llegué el 13 de octubre de 1980 como seminarista…y, por lo tanto, lo tuve a él como formador en mi vida sacerdotal. Así que doy gracias porque fue un gran formador, sacerdote y gran compañero en el camino de la vida. Siempre lo aprecié y le tomé mucho cariño”.
A su vez, Jorge Brito, director de Fundación CRATE, destacó que “el padre Mario fue un regalo de gozo porque pasó por la vida haciendo el bien, acogiendo y sensibilizando. Recuerdo muchas conversaciones frente a la parroquia de la plaza hasta tarde. Él dirigía a la iglesia con los pobres, acogiendo e influyendo a muchas personas en su formación, en su compromiso y en su crecimiento en la fe”.
HISTORIA
Mario Ángel Molina Guaita es oriundo de Curicó, donde nació el 12 de febrero de 1930. En 1954, recibió de manos de monseñor Manuel Larraín la ordenación sacerdotal un 18 de septiembre y sus primeras labores fueron ejerciendo como vicario cooperador de las parroquias de Hualañé, Lontué y Romeral, entre los años 1954 y 1956. En 1959, fue nombrado director del Oficio Catequístico Diocesano y en marzo del año siguiente asumió como Asesor Diocesano del movimiento Acción Católica Rural.
Sus primeros 10 años de ministerio sacerdotal estuvieron marcados por el mundo rural.
“Para mí esos primeros años fueron muy importantes, muy formadores, con conciencia de estar haciendo algo muy bueno por el Reino de Dios, por el mundo campesino”, dijo en una entrevista de la revista Comunicando.
En septiembre de 1963, fue nombrado párroco de San Clemente y en 1977 fue vicario cooperador de Sagrada Familia, además de Consejero Suplente del recién creado Centro Regional de Asistencia Técnica y Empresarial, CRATE en 1978.
En 1983 fue párroco de “El Rosario” de Curicó y en junio de 1986, asumió como vicario de la zona Curicó Rural, resultando ser nombrado Vicario Pastoral de la diócesis al año siguiente.
A Talca, llegó en el año 1990, a cargo de “La Merced”, año donde también fue nombrado Vicario Episcopal de Talca Ciudad.
En 1993 fue administrador de la parroquia Santa Teresita y en marzo de 1994 llegó a “El Sagrario”, ubicada a un costado de la Catedral.
En 1998 fue nombrado Vicario General de la Diócesis de Talca y en el 2003, se le nombró como Promotor de Justicia, siendo, además, durante varios períodos, miembro del Consejo de Presbiterio y del Colegio de Consultores.


