El gran reto arbitral de Raimundo Fuenzalida en la Final Arusa Top 10 del Rugby Nacional

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El réferi de la final Raimundo Fuenzalida (centro), flanqueado por los capitanes de Old Mackayans, Joaquín Troncoso y de COBS, Eduardo Orpis (Foto Felipe Cáceres).

En el marco del lanzamiento del duelo de los dos  finalistas, el joven réferi curicano tendrá la misión  de dirigir su primera final entre Old Mackayans y COBS. Tras una estadía de perfeccionamiento en Australia, está de vuelta en Chile y dirigirá la final del Top 10.

“Llegar desde Curicó a dirigir una final en Santiago  es un orgullo enorme”, aseguró.

POR FELIPE CÁCERES

SANTIAGO. A sus 28 años, el joven réferi curicano vivirá este fin de semana un hito: ser el árbitro más joven en dirigir una final nacional de rugby. En un deporte donde el árbitro es ley, guía y señor, Raimundo Fuenzalida se presenta en sociedad y comparte sus sensaciones previas al partido más importante que le ha tocado dirigir. “Ojalá sea la primera de muchas”, dice quien hoy es considerado el árbitro con mayor proyección del rugby chileno.

En el deporte, el alto rendimiento es un camino largo y exigente, y la formación de un árbitro de rugby no es la excepción. A sus 28 años, Fuenzalida ha tenido que combinar viajes, estudios, lógica de juego y una corta pero intensa trayectoria llena de kilómetros y experiencia. Ser réferi de rugby implica mucho más que aplicar el reglamento: es dejar huellas, aprender y enseñar; es mantener la calma entre el entusiasmo, las cámaras y el ambiente eléctrico de una final.

En medio de la previa de las finales del Top 10 de Arusa 2025 —que este año se viven con el entusiasmo especial que dejó la clasificación de la selección chilena al Mundial—, emerge la figura de Raimundo Fuenzalida: un joven árbitro curicano, maulino, exalumno de Orchard College y ex jugador de Old Gergel, que pasó de jugador activo a réferi tras una complicada lesión. Se distingue por su bajo perfil y serenidad al dirigir. Aplaudido por su trabajo constante y su compromiso con la mejora, ha sido parte de academias en Sudáfrica, Nueva Zelanda, Australia y Sudamérica, donde —según él— “se exige una renovación constante”.

¿Qué sensación te deja esta nominación para dirigir la final del rugby chileno?

“Estoy muy contento. Este ha sido un camino largo este año, con mucho trabajo. El apoyo de Arusa se ha sentido en el área del referato. Me siento muy honrado con esta designación; he trabajado mucho para llegar a este punto, junto al cuerpo técnico de la Asociación y la gente del Top 10. Creo que será una final con un nivel de juego muy alto, porque los jugadores están al borde de pasar de ser amateurs a vivirlo casi como deportistas profesionales de élite, y eso se refleja en su trabajo. Para nosotros es un gran desafío dirigir el partido del fin de semana. Este año se ha notado el crecimiento y el nivel de juego que hay en Chile, así que estoy muy contento y orgulloso también del trabajo que hemos hecho en el área del referato. Ahora toca plasmar todo eso en la cancha y lograr los objetivos que tenemos como cuerpo de árbitros”.

¿Cómo se prepara y cómo se llega a estar en una final de Chile?

“Creo que es mucho trabajo combinado. Hay muchas horas a la semana, trabajo silencioso, entrenamiento físico y mental, enfrentándome a jugadores con nivel para ponerte a prueba y obligarte a tomar decisiones en jugadas límite. Sobre todo, estar preparado para ese límite. Personalmente, ha sido un año intenso, con análisis de video, estadísticas y revisión constante de mi propia performance como árbitro. Todo ese esfuerzo dio frutos y siento que llegar a una final de Chile es un premio a la constancia. Así que, feliz por esa consecuencia.”

¿Y cómo llegaste al referato?

“Yo partí como jugador. Desde los siete años jugué en Curicó, en el colegio Orchard College. Tuve también experiencias en el extranjero, con jugadores y equipos de Arusa, lo que me dio una visión más amplia y competitiva del rugby. En 2018 sufrí una lesión cervical que me impidió seguir jugando, y encontré en el referato un nuevo desafío. Al principio lo veía distante, con todo lo que implica ser árbitro, pero poco a poco me fui acercando. Lo tomé como una meta para alcanzar el mejor nivel posible. Ha sido un camino largo y demandante, pero estoy muy contento con los resultados. Llegar desde Curicó a dirigir una final en Santiago es un orgullo enorme.”

Este será uno de los partidos con más exposición de la historia de Arusa. ¿Cómo manejas esa presión, considerando el rol que le toca al árbitro?

“Sí, es una gran responsabilidad. No se trata solo de arbitrar el partido, sino de entender todo lo que hay detrás: entender a los jugadores ya pasaron por 18 fechas, más los playoffs, entender las horas de entrenamiento, de gimnasio y todo el esfuerzo. Es una presión grande, pero me siento preparado. Estoy enfocado y tranquilo para el día del partido. A la larga, son 30 jugadores en la cancha, con jugadas límite, contactos intensos y formaciones exigentes. Habrá de todo. Los dos equipos tienen jugadores nuevos y otros con mucha experiencia, así que será muy entretenido e interesante de arbitrar. Estoy feliz por este nuevo desafío, es algo espectacular.