POR HÉCTOR ORELLANA ABACA
Seguimos y vamos adelante en la noble tarea de traer al presente a esos personajes que desde sus distintos ámbitos de acción forman parte del recuerdo sentido y nunca olvidado.
En la tribuna dominical de diario La Prensa, hoy llega Jaime Nova, conocido como “Tiburón”, un técnico de fútbol que transitó con éxito en muchos clubes donde dejó una huella y un recuerdo inolvidable, por el despliegue de sus habilidades y talentos, que lo hacen ser merecedor del reconocimiento.
Para hacer realidad sus sueños, debió renunciar a todo y seguir la pasión que un día lo abrazó y de la que no quiso y no quiere despojarse.
“Gracias hijito por acordarse de mí, realmente me sorprende y me alegra que su medio tan prestigioso, al cual conozco, se acuerde de mí y venga a conversar conmigo”, dice desde su oficina del Deporte en el Estadio “Tucapel Bustamante Lastra” de Linares.
¿PORQUE EL TIBURÓN?
“Eso viene desde mis tiempos de estudiante en la universidad, me apodaron así y cuando comencé a dirigir en 1998 en Naval y luego Deportes Talcahuano, al lado del mar, venían mis compañeros y me apoyaban: ¡Dale con todo Tiburón! Bastó que lo escuchara un periodista y así comenzó. No me dificulta, al contrario, el apodo lo encuentro simpático y me ha acompañado gran parte de mi vida”, señala el DT.
LA PASIÓN
Cuando repasa su trayectoria, narra: “Yo hice cadetes en Huachipato y Deportes Concep-ción en el 72, 73 y 74. El año 1974, cuando el técnico era Pedro Morales, Huachipato con un equipo extraordinario, lograba el título de campeón, yo era juvenil. Cuando se me presentó la oportunidad de firmar contrato profesional, les comenté a mis padres, fue solo una mirada y entendí que no era el camino. ‘En el fútbol se gana poca plata Jaime’, me dijo mi padre. Aparte que se me acercaba la posibilidad de dar la Prueba de Aptitud Académica y por ende mi destino era estudiar. Fue así como ingresé a la universidad, estudié Programador Analista en Informática y eso me permitió trabajar 20 años desde 1974 hasta 1994 en el Banco de Concepción. Mi pasión por el fútbol no desapareció, al contrario, el banco, me dio las oportunidades para hacer cursos de iniciación de entrenador, de viajar al extranjero y perfeccionarme, y en todo me fue muy bien”.
COMIENZOS COMO DT
“En base a todo lo aprendido comencé dirigiendo, en mis ratos libre, en el fútbol amateur, era yo el entrenador que andaba con los bolsos al hombro, poniéndole empeño y comenzando a ganar experiencia y aprendizaje. Incluso cuando jugaba a nivel amateurs interfería en las decisiones del técnico, muchas veces cambiando de posiciones a algunos jugadores. Yo era arquero, en el Club Maestranza de Chiguayante, dos años campeón de Copa de Campeones, el técnico me hacía caso y cada vez me daba cuenta que tenía ese bichito de dirigir”, señala.
SALTO AL PROFESIONALISMO
“Hubo un campeonato regional de empresas grandes de la Región del Biobío, participaban Lozapenco, Machasa Textil, Minas El Carbón de Lota y Asmar de Talcahuano. Me dieron la posibilidad de formar el equipo de Machasa y jugamos la final con Lozapenco y le ganamos. Eso fue el año 88”.
“Al año siguiente Lozapenco, ingresa a la tercera división y el dueño del club Feliciano Palma, me llama para tomar el equipo, porque le gustó la forma en que paré mi equipo en la final con ellos y con la asesoría de Luis Santibáñez, a quien le debo mucho por sus consejos, que hasta hoy me sirven, me hice cargo del equipo”, manifiesta.
En 1990 transitó por Lota Schwager y volvió el 91 y 92 a Lozapenco, donde vino la debacle y el club desapareció. Vendrían posteriormente sus pasos por Chiguayante, campeón en 1993, Talcahuano, Iberia, Malleco, Colchagua e incursiones en extranjero. En 2004 recibe el llamado de Julio Ode, presidente de Curicó Unido que estaba a punto de desaparecer y logra mantener la categoría en la tercera A. “Terminado ese desafío me llama el presidente y me dice vamos con la otra temporada y comience a armar el equipo para la próxima”.
Así llegó a la final de 2004 contra Ñublense y cayeron en la definición en Linares, recuerda Nova.
En 2006 volvió a Lota a Primera B y subió a Primera División, eliminando a Rangers en definición a lanzamientos penales.
En 2007 fue el técnico de Deportes Concepción en Primera División.
En 2008 logra el ascenso con Naval, el 2009 pierde una final dirigiendo a Trasandino frente a Unión Temuco.
En 2010, dirigiendo a Iberia, pierde la final frente a Magallanes y el 2011 llega a Deportes Linares a la Tercera B subiendo de categoría.
El 2012 disputó la final con el mismo Linares para ir a la Primera B perdiendo con Copiapó y se quedan en la Segunda División profesional.
LARGA CARRERA
El año 2013 vuelve a Lota, 2014 en Rengo, 2015 en Trasandino y el 2016 a Linares. Es ahí donde se produce el vuelco de vida.
“Era un gitano de ciudad en ciudad, estaba cansado y mientras negociaba la posibilidad de dirigir en Colchagua o Malleco, se me presenta la oportunidad de hacerme cargo de la Oficina del Deporte en Linares. Me gustó la idea y dije voy a probar y aquí ya llevo 8 años. Me gusta la parte formativa, soy el coordinador de las escuelas de fútbol, hago charlas, he podido hacer programas deportivos televisivos como de ‘Área a Área”, que es mi marca registrada y muchas otras cosas que me hacen feliz”, dice.
“Mi máximo tesoro son mis hijos. Ellos entendieron mi forma de vida que es el fútbol. Mi pasión significó terminar relaciones matrimoniales”, señala.
Agrega que “cuando me estaciono, al frente tengo una cancha de fútbol. Cumplí todos mis sueños y los sigo cumpliendo. Todavía no me conformo. Me quedé en Linares, vivo feliz”.
Además dice que “mi madre aún desde el cielo no puede creer que un día le dije: ¡Voy a dejar el Banco y me dedico al fútbol!”.
Nova se ve feliz y está traspasando lo aprendido a quienes tienen sueños de grandeza, y que en las tormentas sabe cómo se hace para desviarlas para que no interfieran en sus sueños y buenos propósitos.