POR HUGO REY ACOSTA.
CURICÓ. La Escuela San Antonio cumple este viernes, 291 años sirviendo a la educación y es considerada una de las más antiguas de Chile, cuyo nacimiento data desde 1734, pero los antecedentes históricos señalan que en 1731 ya estaban los monjes franciscanos instalados, ejerciendo su ministerio religioso y educacional en la zona conocida como Isla de Curicó.
El convento que albergaba la primitiva sala de clases, fue oficializado a través de una Real Cédula en el año 1736, antes que se fundara la villa San José de Buena Vista Curicó, que se produjo en el año 1743.
La historia señala que los primeros religiosos franciscanos, padre Gaspar Reyero y un hermano lego, iniciaron la construcción del templo sin esperar autorización en el lugar denominado El Pasillo de Tutuquén, donde ya curas doctrineros enseñaban las primeras letras a los naturales de esta localidad, para que les fuera más fácil aprender los mensajes de la Biblia.
LA GÉNESIS
Investigadores históricos como Tomás Guevara Silva, Fray Francisco Pavez Pavez, René León Echaiz, Óscar Ramírez Merino y Patricio De los Reyes Ibarra, destacan la importancia de esta escuela en la historia curicana, señalando que los terratenientes curicanos vieron con buenos ojos, la llegada de los primeros curas doctrineros que enseñaban a leer y contar a hijos de españoles y a descendientes de los indios curis, que habitaban la zona entre los ríos Teno y Lontué y que los indígenas locales denominaban Curicó (agua negra) por el color de las aguas, que emergían en terrenos de la localidad que hasta hoy se denomina “Barros Negros”.
PADRE FRANCISCO PAVEZ
El Padre Superior del convento franciscano y director de la Escuela San Antonio en los años cuarenta, autor de la obra “Desarrollo Intelectual de Curicó”, ganador del Concurso Literario Bicentenario de la Ciudad de Curicó en 1943, destaca que el fundador de la escuela y convento don Manuel Díaz Fernández, natural del Reino de León, apoyó la fundación debido a la labor que se realizaba en una zona de 4 mil personas, entre habitantes originarios y primeras generaciones descendientes de europeos llegados al territorio.
En su testamento, don Manuel Díaz Fernández, fundador de la escuela, dice: “Mando y es mi voluntad que se aplique un donado o hermano lego, a enseñar a los niños que concurrieren a modo de escuela la doctrina cristiana, leer y escribir, sin que esto se deje por descuido y negligencia por ser muy del agrado de Dios y bien de las almas y les pido que se cumpla en la misma forma, lo que aquí se contiene y para que se cumpla lo firmo”, voluntad que se ha venido cumpliendo sin claudicar durante 291 años.
Los archivos del convento indicaban que las clases se hacían en una pieza grande y baja, de muros toscos y desmantelados, escasamente iluminada, donde los niños que venían de los alrededores tomaban asiento en bancos de espino malamente labrados, donde aprendían a leer, escribir y contar, valiéndose de plumas de ganso y de tinta que el profesor preparaba.
TRASLADO
Destacan los investigadores que por dificultades del terreno y de un terremoto que dejó las dependencias en mal estado, se decide en 1758, bajo el gobierno de Domingo Ortiz de Rozas el traslado del convento a la actual ubicación, a orillas del cerrillo de San José de Buena Vista, hoy cerro Condell, en los terrenos donados por el generoso don Pedro Barrales y su esposa doña Ana Méndez, siguiéndole luego la escuela a la ubicación que por muchos años tuvo en el callejón del Pino, hoy avenida España.
La escuela llamada primeramente San Francisco y luego San Antonio, ha estado al servicio del desarrollo curicano desde sus primeros años con sus primitivas aulas, sus dos patios, amplios corredores y salón de actos que cobijaron por más de dos siglos innumerables actividades sociales, artísticas y culturales de la ciudad.
Debe destacarse además la parte social que cumplió este colegio, que por muchos años antes que naciera la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas mantenía un internado para niños de los sectores rurales, con atención de desayuno con leche en la mañana a todo el alumnado y almuerzo para los que lo requerían, lo que se amplió una vez que el Estado comenzó con este servicio.
SU NUEVA UBICACIÓN
En los últimos años, la escuela instalada en su actual ubicación en el pasaje Los Sauces, a un costado de población John Kennedy, ha buscado su identidad con las artes y la cultura, siguiendo con un legado muy valorado por los curicanos, que vieron cómo la música y otras disciplinas comenzaron a dar sus frutos en una matrícula fortalecida, dando nuevos horizontes en la formación de sus alumnos.
Al cumplirse 291 años de vida de la emblemática escuela de mi niñez y luego como docente del establecimiento, entrego un saludo lleno de cariño y reconocimiento a la labor que desarrolla esa comunidad escolar, dirigida hoy por su director Luis Ávila Miranda, en beneficio de niños y niñas que serán un gran aporte al desarrollo de esta tierra curicana.