POR HÉCTOR ORELLANA ABACA
Su nombre forma parte de la galería de los históricos de Rangers, por cuanto fue uno de los integrantes del recordado equipo que disputó la Copa Libertadores de América, la única participación internacional que han tenido los rojinegros a través de su historia.
El año 1969 no se olvida, ya que un grupo de atrevidos jugadores talquinos y dirigidos por el gran Óscar Andrade Reveco, lograron una hazaña hasta el momento nunca superada y menos igualada.
En esta tribuna de diario la Prensa, traemos a la memoria a Laureano Opazo Cáceres, quien nos recibió en su casa para rememorar anécdotas de una historia sencillamente notable y que forma parte de la memoria colectiva de los talquinos y ranguerinos.
“Recordar momentos es bonito y bueno, y sobre todo a la edad que uno tiene reconforta, por ello agradezco el hecho que se hayan acordado de mi”, señala.
FÓRMULA
Al momento de recordar ese pasaje en la historia de Rangers, Laureano Opazo reconoce que el sello fue la conformación del plantel y el trabajo realizado por el técnico Óscar Andrade. “Nos juntamos en ese tiempo con un entrenador muy bueno. Todos éramos muy jóvenes. Él era muy paternal, nos aconsejaba, nos guiaba, nos educaba y principalmente nos dio la confianza para no temer a ningún rival, por muy cotizado que fuera. Éramos una generación de futbolistas de Talca, que corríamos mucho y que teníamos mucha personalidad”, dice.
“Nos tocó un grupo difícil, era el número 3 que además lo integraban Universidad de Chile, Deportivo y América de Cali de Colombia, además de Guaraní y Olimpia de Paraguay. Si bien los resultados no fueron los más esperados, nos quedó la tranquilidad que con trabajo convicción y humildad pudimos llegar lejos”.
TRAYECTORIA
Laureano Opazo, que se retiró a los 25 años del fútbol, hizo sus temporadas en Rangers, Lister Rosell y Curicó Unido. “Yo era de Constitución, mi padre era maderero y siempre nos enseñó a todos los hermanos que en los pinos estaba nuestro futuro. Un día tomé la decisión de no jugar más, los sueldos no eran de los mejores y la actividad maderera era muy rentable. Apenas me retiré me compré una parcela y me casé. Y me dediqué a los bosques y las maderas, logré hacer inversiones importantes que me permitieron llevar adelante una vida tranquila y sin mayores contratiempos”.
A sus 81 años se confiesa agradecido de todo, de vivir prácticamente al lado de sus tres hijos y de sus nietos que son la alegría diaria, en momentos que ha pasado por mucha pena por la partida de su esposa María Gabriela Paredes, quien dejó de existir hace un tiempo y que en la vida de Laureano ha dejado un vacío enorme, luego de 57 años de matrimonio.
RANGERS
Con mucha angustia observa el momento actual de Rangers, ya con más de una década en la B. “Cuando hay solo un dueño de una institución se acaba todo tipo de diálogo, ya que se hace lo que él dice. El dueño del club tiene que estar ganando mucha plata y por eso no le conviene que Rangers suba. Así nunca vamos a subir. Cuando había dirigentes todo era distinto, ya que había opiniones para llegar a un consenso”, señala.
Agrega que “aquí en la región hay muy buenos jugadores, pero falta alguien que los vea y los traiga a Rangers. Yo lo veo cuando voy a las canchas. Lamentablemente no se hace nada y se pierden muy buenos jugadores. En mi tiempo a veces hasta nueve de los 11 que entrabamos a la cancha éramos de Talca. Hoy con suerte puede haber dos. La clave es súper clara ya que a mi juicio se necesitan dos o tres patrones en un equipo y el resto puros obreros. Los que somos de una ciudad y jugamos por nuestro equipo, sentimos la camiseta de manera distinta”.
La vida de Laureano Opazo se desenvuelve en la tranquilidad de su hogar entre las comunas de Talca y Maule. “Uno nació inquieto y eso no se puede dejar, siempre estoy haciendo algo, me mantengo ocupado de manera permanente y de vez en cuando nos juntamos los que quedamos del Rangers de la Copa Libertadores para conversar, y recordar gratos momentos de una actividad que nos permitió hacernos conocidos y quedar en la historia del club”.
Nos despedimos de Laureano, que con mucha amabilidad nos dice que para la próxima cita de los históricos de la Copa Libertadores nos invitará como diario La Prensa, para ser testigos de una tradición que se mantienen con los mismos actores “a pesar del acelerado paso del tiempo”.