“Hago las cosas por vocación, pasión y sin interés material”, señala quien posee conocimientos de primeros auxilios que también lo llevó a ser paramédico de Rangers en la década de 1980.
POR HÉCTOR ORELLANA ABACA
TALCA. En un mundo ancho y ajeno, muchas veces marcado por la indiferencia y el desamor, tenemos el privilegio de encontrarnos con personas, con una humildad que conmueven y que por su filosofía de vida son portadores que siembran la paz y la amistad en cualquier rincón del mundo.
La historia de Sergio Torres Zúñiga es digna de todo reconocimiento y elogio, por cuanto su capacidad de aprender y asimilar, de comunicar, de entregar, de dar y hasta salvar vidas en momentos especiales, hacen necesariamente que quienes tenemos la posibilidad de transmitir sanos valores y emociones a través de un medio de comunicación como diario La Prensa, lo hagamos.
“Todo lo que hago me reconforta, porque lo hago por vocación, no por el valor material, transitar por la vida haciendo amigos y servir me lleva, me reconforta, me hace feliz y me enseña que cada día tiene su propio afán”, dice.
CONMOVEDOR
El autor de la nota fue testigo presencial de un hecho casual, que sin duda puso en el momento exacto y en el lugar a un “angelito”, que en base a sus conocimientos y habilidades salvó una vida.
Todo ocurrió en una jornada deportiva, cuando uno de los anfitriones sufrió una obstrucción en la garganta por un alimento que no alcanzó a digerir. Cuando la desesperación era evidente, surge la sapiencia de Sergio Torres, que en base a sus conocimientos y aplicando los mecanismos de primeros auxilios logró volver a la vida una persona que lo pasaba mal.
Superada la emergencia, los abrazos y la emoción fueron evidentes por cuanto aquí están las maravillas y los milagros, ya que queda claro que la vida siempre nos pone en el lugar y el momento adecuado.
“No es la primera vez, esa experiencia la he tenido con al menos cinco personas. He estado en actividades sociales y deportivas donde han ocurrido situaciones similares. Por ello, agradecido que la vida me haya dado la posibilidad de estudiar enfermería, que me ha servido como base de conocimiento para poder aplicarlos. Eso para mí es reconfortante, soy también un hombre de la salud, muchas veces tan cuestionada y criticada, y poder ser parte de solucionar una urgencia me hace más humano, más persona y me permite reafirmar que la vida, al menos para mí, pasa por la emoción y espiritualidad, más allá de cualquier consideración material”.
“En primera instancia estudié enfermería y cuando terminé llegué a Talca. Tenía un amigo que fue mi compañero, me refiero a Sergio Améstica, que se desempañaba como paramédico del primer equipo de Rangers. Me recomendó con Hugo Solís, el entrenador y me envió a los cadetes donde estuve los años 88, 89 y 90. Fue una experiencia maravillosa, ya que conocí a jugadores que después fueron grandes futbolistas y de los cuales tengo el mejor recuerdo como Cristián Montecinos, Mario Garrido, el ‘Peyo’ Farías, José ‘Pepe’ Yates, el ‘Tata’ Díaz, Wilo Peña, Juan Salgado, Felipe Villalobos, Ricardo ‘Pituto’ Fuentes y otros a los cuales recuerdo con mucho cariño”.
ESTUDIAR FÚTBOL
Ciertamente que el deporte es disciplina, rigor y trabajo, tiene que ver con la parte cognitiva, emocional, del trabajo en grupo, de sociabilizar, de saber perder y ganar. El deporte enseña muchos valores y propicia un entorno saludable.
“Después de pasar esa etapa en Rangers, me impregné de la cultura del fútbol y me fui a estudiar al Instituto Nacional del Fútbol (INAF) en Santiago, en la parte formativa, viajaba los días sábado y tenía como compañeros a ex futbolistas profesionales como Sandrino Castec. Después que salí del INAF me puse a estudiar para el fútbol más pedagógico en la Universidad Católica, en Santo Tomás y el Comité Olímpico de Chile, donde logré especializarme bien en lo que era el proceso formativo más que competitivo. También estuve en procesos formativos en Ipanema, Río de Janeiro”.
Terminada su formación como iniciador deportivo llegó a dirigir a los cadetes y la Escuela de Futbol del Atlético Comercio. “Formé chicos y los llevé a la parte competitiva. Salí campeón en todas las series en cadetes. Tras haberlo ganado todo, di un paso al lado y en base a toda la experiencia vivida, me dediqué a las comunicaciones. Hace 5 años soy parte de programa Frecuencia Deportiva a través de la red Facebook, transmitimos el fútbol amateur y los partidos de Rangers. El programa ya tiene 20 años de una reconocida trayectoria”.
FAMILIA Y AFECTOS
Sergio Torres es oriundo de San Gregorio, en la Región de Ñuble, la zona conocida por la especialidad gastronómica de los camarones, la tierra de Violeta Parra, donde creció bajo la atenta mirada de sus padres Ramón Torres y Beneralda Zúñiga, de sus seis hermanos, en el recuerdo Luis ya fallecido y las alegrías de su hijo Paulo Ignacio Torres, que estuvo en las cadetes de Huachipato, pero que finalmente se dedicó a los estudios como ingeniero civil industrial. “Algún día espero volver a mi tierra, donde está mi esencia, mis raíces, eso será en su momento. Hay muchas gracias a Talca, por todo lo que me ha dado”, dice.
Actualmente Torres trabaja en el Ministerio de Salud en su rol de fiscalizador. Ya son 33 años de profesión ligada con el tema medioambiental, trazabilidad de alimentos, fiscalizaciones, control y prevención de salud.
Paralelamente es activo integrante del Club Social y Deportivo Rangers de Talca, que reúne a exjugadores de la institución, lo que para Sergio Torres es un privilegio único. “Aprendí la lección que con la llave de humildad se pueden abrir mil puertas. En este grupo valoro mucho a los integrantes que en el fútbol entregaron su calidad y talento. Tengo el privilegio de estar cerca de ellos, donde se impregna el valor de la amistad y la cordialidad. Me siento un privilegiado a muchos los asistí como paramédico de cadetes y hoy son mis entrañables amigos. Imagínate hoy soy amigo y muy cercano de Cristián Montecinos, al cual tuve en cadetes y de Santiago Oñate a quien conocí jugando en Universidad Católica. Hoy eso es magia y más aún que el histórico capitán Pablo Prieto, como director técnico del equipo que juega en el torneo de los exfutbolistas, me de unos minutos en la cancha es algo impagable. Un sueño de tantos que ha sido realidad y mucho más allá de lo que soñé y pude pensar”.
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