La empresa generada por Margarita Cáceres, que hoy es trabajada por sus bisnietas, Karla y Marcela, junto con su madre, Marcela Arias, contó con apoyo del doctor Mercadal, quien al probar estos pasteles los recomendó en su círculo más cercano y les prestó dinero para comprar una casa en el centro de Talca.
POR MARÍA FRANCISCA GARCÍA BASCUÑÁN
FOTOS DE CARLOS ALARCÓN DUARTE
TALCA. Para quienes no conocen esta empresa familiar liderada históricamente por mujeres empoderadas durante cuatro décadas, cumplirá en el 2028, 100 años endulzando a la capital regional del Maule, con sus tortas y pasteles “Margarita”, ya sea a pedido o consumido por quienes pasan por la calle 3 Oriente entre 2 y 3 Norte, donde está actualmente la pastelería.
El negocio familiar hoy es trabajado por las bisnietas de su creadora, Margarita Cáceres: Karla y Marcela Cáceres, quienes con ayuda de su madre Marcela Arias, continúan este negocio y tradición.
Karla Cáceres recalcó que están muy orgullosas del legado que significa y de todo lo que sus abuelas les enseñaron. “A todas nos gusta mucho, porque nos reunimos alrededor de la cocina dulce. Nos gusta lo que genera en la gente, que nos reconozcan y que digan, hay que rico, que no se acaben nunca, porque yo quiero traer a mi nieto, quiero enseñarle a mi guagua o cuando viene gente de afuera y pasa a decirnos que rico que estén todavía. Hay mucha gente de Talca que aún no nos conoce y que se da cuenta al pasar por afuera, porque antes no teníamos letrero y tampoco redes sociales. Esto fue enseñado por nuestras abuelas y tías abuelas. De hecho, todavía tenemos una tía abuela viva, pero lamentablemente con el frío, porque ella tiene más de 95 años, es difícil sacarla, pero todavía sigue ayudándonos, incluso aquí en la pastelería”, dijo.
HISTORIA
Karla Cáceres relató con detalle cómo fueron los inicios de este negocio familiar. “Mi bisabuela comenzó la pastelería, porque mi bisabuelo trabajaba en ferrocarriles y en una crisis que hubo, él quedó sin trabajo y ella que estaba en la casa con cinco hijos, decidió hacer pastelitos, en un tiempo en que las mujeres no trabajaban. Empezó a hacer cositas dulces y a venderlas en un almacén. Tuvo la suerte de que pasaba a comprar un doctor, que iba a ver a sus pacientes y se llevó pastelitos. Le gustaron al doctor Mercadal y empezó a recomendarlos con su círculo. Él les incentivó a vender esa casa cuando empezaron a ser más conocidas y les prestó 200 mil pesos (de esa época) para comprarse una acá en el centro. Me contaron que en tres meses de trabajo se logró pagar”, expresó.
La bisnieta de Margarita informó que en la ubicación actual están desde 1928. “Las tías le dejaron la herencia a mi papá y él empezó a trabajar y a seguir con los pasteles. Falleció hace tres años, lo tomó mi mamá y ahora lo hacemos nosotras. Seríamos la cuarta generación que estamos trabajando en la calle 3 Oriente”, destacó.
Además, reveló que hubo un tiempo que vendieron en Constitución. “Cerraban acá y se iban a trabajar a Consti. Se compraron una casa allá y durante todo el verano, vendían los pasteles al hotel de Constitución y se los daban también a palomeros que vendían por la playa. Eso fue durante muchos años hasta que se cerró el hotel de Constitución”, precisó.
RECETA
En relación al secreto de sus preparaciones, Karla Cáceres expresó que “ellas inventaron todo, desde bizcochuelos a merengue. Estuvieron mucho tiempo inventando, tratando y cuidando que todo funcionara bien y lograron lo que seguimos haciendo nosotras. La receta sigue siendo la misma hasta el día de hoy”.
Agregó que “nosotros no ocupamos mantequilla, no ocupamos leche, no ocupamos premezclas, sino que ocupamos huevos, harina y azúcar. Tratamos de que todo sea súper natural. De hecho, las maquinarias que tenemos, son de la década del 50”.
Los valores de los pasteles de esta pastelería son 2.500 pesos, mientras que la torta bizcochuelo y milhoja, dependiendo del tamaño están entre los 30 mil y $ 45 mil. Poseen tres variedades de torta y cuatro de pasteles.
“Tenemos el merengue, que es uno larguito, relleno de manjar, el bizcochuelo que es por lado y lado relleno de manjar, el cuadrado y la tacita rellena de huevo mol, un dulce a base de yema de huevo. Son los dulces antiguos que nosotros seguimos haciendo de la misma forma y tenemos torta de bizcochuelo, torta de merengue y torta de milhoja”, detalló Karla Cáceres.
Asimismo, mencionó que hoy hacen tortas a pedido y que deben reservarse con mucho tiempo. “No tenemos gente indirecta a la familia trabajando, entonces los procesos nos cuestan más. No tenemos tortas preparadas que tú vengas a comprar. Las tortas encargadas se hacen durante la mañana y el retiro es a partir de las 2 de la tarde en adelante, por ende, si es Navidad, Año Nuevo, Día de la Madre, las Marías y las Cármenes, debes encargarla con un par de meses de anticipación o consultar por lo menos tres semanas antes”, explicó.
CLIENTES
“Nuestra clientela es súper fiel y nosotras nunca hemos preparado un gran número de pasteles o tortas, entonces nunca nos quedamos con productos y si hay un cliente, que no puede venir a retirar su torta llamamos a otra persona, porque hay lista de espera. Hay un componente de herencia familiar, de amor y de nostalgia. La gente nos dice, con esta torta mi tata me recibía en Navidad o los domingos, hay personas que vienen, que están celebrando sus 50 años de aniversario, que se casaron con una torta Margarita o bautizaron a sus nietos, entonces la clientela se mantiene, se va dando vuelta y hay un par que pasan por aquí, compran algo y vuelven, pero en general nuestra clientela es más bien antigua, de generaciones”, recalcó la bisnieta de Margarita.
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